sábado, 6 de octubre de 2012

Mi trauma con las parras

Es una estupidez pero una vez alguien dijo: El que planta una parra, no la verá crecer.
¿Quién? No lo sé, ¿por qué? Tampoco.
Fue hace mil años. Ni en la tele ni en la radio. Se lo escuché a alguien de viva voz.
El que planta una parra, no la verá crecer.
Suena a maldición.
Solo dijo eso. Y es de esas frases que nunca se te olvidan. Leí una vez una teoría al respecto. De por qué hay dfeterminadas frases o cosas que oyes en tu infancia o juventud o cuando sea y se te quedan para siempre en la mente. También noticias o datos estúpidos o detalles curiosos. En fin. Hay una teoría. Debería buscarla. El caso es que a mí nunca se me olvidó lo de las parras. Y siempre que veo una. Con sus racimitos de uva. Y con sus troncos retorcidos como paños que se escurren, pienso: ¿Quién las plantó? ¿Seguirá vivo? En plan la maldición de las parras ya crecidas.
Probablemente sea una estupidez o quería decir que tardan mucho o que es difícil que agarren en la tierra. No lo sé. El caso es que me encantaría plantar una parra pero me asusta. Tontería, ¿no?

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