jueves, 11 de octubre de 2012

Hacer noche en el fregadero

Es tensionante para mí escribir pensando en que lo podéis leer. Sois pocos, es cierto. Pero aunque solo fuera uno. Pensar en que vienes aquí y te encuentras estas divagaciones sin sentido ni fin y dices: Y, ¿para qué? Uno echa de menos ese tipo de blogs en los que se habla de cosas cotidianas. Mi diario. lo que hice hoy. la mayor parte de días son muy aburridos. Todos los días son muy aburridos. me queda un mínimo pudor, mínimo pero algo queda. Algo que tampoco es interesante de mostrar. No escribo en el blog noi cuando estoy triste, ni cuando me siento desorientado y mira que a mi me encanta leer al azar blogs de gente descontrolada y desorientada. En fin, el azar. Creo que acostumbrase a escribir sin tener a nadie en cuenta es el primer paso para hacer algo que merezca la pena. el algo del algo. Lo demás es anécdota y chascarrillo y visiones alternativas del discurso impuesto. Lo impuesto. El discurso lleno de convenciones de la gente de bien. Eso es lo que más me molesta. Lo que me hace escribir sin parar y criticar cosas que no conozco a fondo, que no dicen gran cosa, que serán banales y faciolnas a ojos de un experto. Escribir es un hábito. Empieza leyendo. Leyendo mucho. Mucho de seguido. Practicando el Qujotismo. Abducido por un determinado modo de disponer los parrafos. Y cuando la mente me va flotando y se me van evaporando las mediocres ideas, una voz en mi interior me dice, me grita incluso: ¡Friega los platos! Y no lo repite. No hace falta. La montaña del fregadero necesitaría una buena dotación de sherpas. Habría que hacer noche en el campamento uno. Hay un par de ollas y sartenes que tienen muy dificil el acceso del estropajo entre la grasa más agerrida. Tengo tareas pendientes en el jardín. Eso es más agradable. la tierra y sus olores me llenan de sensaciones antiguas. Simplemente con la tierra mojada que se me mete en las uñas, una línea de revcuerdo olfativo de cuando era niño y uno se llenaba de tierra. Tengo que transplantar un aloe vera y una yucca. Me cuesta. Soy un asesino profesional de yuccas. Algo no hago bien. Es tensionante para mí plantar yuccas o transplantarlas. por supuesto no las compro en vivero ni en floristería ni en ningún sitio, los cogo de la calle. Pequñas ramas o esquejes o los hijuelos que le nacen en el suelo, los arranco y los vuelvo a plantar. No suelo usar hormonas de enraizamiento. Será por eso. O será por lo que sea. El caso es que lentamente las esferas de pinchos verdes se va amarillando y los pinchos se acaban volviendo agujas agrestes y fin. Fin de las yuccas transplantadas. Casi nunca tienen tallo, quizá venga de ahí lo de su no supervivencia. Es mucho mejor con los aloes vera en general. Sobreviven de todas las maneras. Son plantas duras. Tengo dos que transplantar. El primero que pondré en exterior. Otro pequeño irá en macetero, en la cocina. Se me estña echando la tarde encima para coger el escardillo. Anteayer cogí una yucca gloriosa. Está poco goloriosa. Veremos. Hablar de jardinería doméstica en el blog es un modo de fracasar. No porque no sea interesante, a mí me gusta mucho. Está claro que es genial para mí, pero no es tema de blog. Es para pensárselo lo de los temas de blog, incluso tratándose de un blog personal, que no sé si es temas personales de blog o temas de blog personales... Al lío. Estoy detrás de hacer un mini hardín de plantas crasas. El mundo de las plantas crasas se merece un blog aparte. Un blog solo de plantas crasas. Solo blogear sobre plantas crasas. El diario de mi mini jardín de las plantas crasas. Flanqueado de aloes veras. El primero lo pongo esta tarde. Si no se hace de noche, antes de terminar de perpetrar esta entrada. Las tardes se van terminando antes. Mal negocio de luz el otoño. Menos luz, menos vida. Tampoco sé que hacer hoy. Jueves. Un día inquietante desde siempte en el orden lógico de la semana. Estoy en ese momento, esperando a que me llamen. Y en ese punto veo que entraré luego, que si me llaman demasiado tarde, no salgo de casa. Un colega dice que solo sale si está bien. Habría que preguntarle a él, ¿qué es estar bien? Habrá quien salga para eso precismante, para estar bien. Los dos son incorrectos, creo. Hay que salir y punto. Sea jueves o truene. Salir o no salir, ¿tema blog? Oh, no. A algunos le gustará leer esto. Los menos, estoy seguro. La versión completa tanto de la jardinería, como de la ansiedad cotidiana, sobre los asuntos de escribir, o de la música que escucho, o que no escucho o los conciertos a los que voy... Muchas veces estoy tentado de hacer críticas de los conciertos a los que voy, aquí, pero entonces una voz, ya sabes: "¡Friega los platos!" Lo primero es lo primero.

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