viernes, 27 de noviembre de 2015

Un palo y una linterna

Hay cosas que pueden contar otros, de otra forma, con su versión, con sus detalles, con sus postillas pero que la conocen, que la vieron, que alguien se lo contó... Y hay otra esfera de acontecimientos que únicamente nos pertenece y que nadie más conoce, ni comparte, ni siquiera intuye... El blog me lo hice en su momento para abrir ese alcantarillado emocional, porque es mayormente emocional y un darro, y ponerlo aquí, aunque en origen quería hablar de periodismo, bueno o de mi experiencia como periodista, cuando dejé de trabajar en prensa, pues se redujo a experiencia en general... Algo así como la trastienda de lo que se publicaba... Los ingredientes y las recetas de las noticias, era la idea. Lo que nadie más puede contar. Hubo un tiempo en el que me puse a leer como si estuviera enfermo, no por placer como debería hacerse siempre, sino por obsesión y tratando de ponerme al nivel de los filólogos amigos que leía en Facebook. No sabía quién era Walter Benjamin, por ejemplo. Y mil autores más que debería haber leído y uno se adentra con un palo y una linterna en su desconocimiento, con idea de hacer noche. Se vuelve demasiado oscura la tarde y la vereda. Hay relampagazos. En ocasiones te sientes libre de no compartir experiencia. En otras, ni siquiera la hay. La no experiencia que viene a ser casi siempre la misma: posponer las tareas domésticas y ensayar el tecleo como si uno hiciera música con cada letra que pulsa. Y la música... Hoy solo tengo amigos en facebook que están en el mundo de la música, una abrumadora mayoría. Y comparten las pruebas de sonido, los conciertos, las fotos desde el escenario... Hasta los ensayos. Y queda alguno que lee pero se ven menos recomendaciones. Ha bajado el perfil literario de mis contactos y diría que ha cambiado un poco facebook en ese aspecto desde sus inicios. Y antes me devoraba los blogs literarios que son como un circuito cerrado, y poco circuito en realidad, son más cerrados que otra cosa. Y bajé el listón o de modo natural, fue decayendo. La practica lo es todo y se ve que la habilidad de teclear fuera de la redacción y los correctores pues fue mermando. No por mucho escribir uno terminar por sacar pulpa de la palabrería. Y el silencio, la no experiencia... Es un cóctel. Al final termina por ser un desahogo y en el blog acabas reproduciendo un tono de épica doméstica en la que das repaso a los despropósitos de tu jardín, de tu huerto... o de tu corazón. El corazón lo he tenido también con un palo y una linterna perdido en el bosque durante un par de años. El desamor da cancha a la palabrería y la ilusión de que, al otro lado, el mensaje llega. Un palo y una linterna. Hasta cuando no hay mensaje, llega. No hay lados. Triste verdad. Y a veces es el rubor o la prudencia la que desaconseja los detalles que simplemente se acotan con minucias. Ya sabemos. Son las sensaciones universales de querer o ser querido. Eso lo entiende todo el mundo. Escribo peor ahora que entonces, que ya es decir.  Escribo peor enamorado que infeliz, que ya es sufrir. Que tampoco era fácil pero permanence la furia, la rabia... No sé, la música. No saber afinar pero cantar igual en notas agudas que han sacado su punta de darse contra la pared, que se han afilado solo por cabezonería. Cantar afilado y no afinao. Y hacer las metáforas malas aquí, que es donde toca. Y parecer que sabes algo que los demás no saben, cuando estás más agarrado al palo que a la linterna. Y la indignación, que es como correr en un bosque a oscuras. Con despavoridos argumentos a colación de esto o aquello, que no se aguanta con el tiempo, porque acaban por ser anécdotas, sobre todo si se trata de política pero así es como se posa el pensamiento y como alza el vuelo a teorías o hipotesis más amplias o más aprovechables. La ficción es otro terreno o la tentación de ficcionizarse un poco, la realidad es absurda casi siempre, la mía. Y no existe. Esto lo digo siempre en los conciertos: No existe la realidad. Hice una canción al respecto. La realidad no existe, la titulé. Me interesa eso, los límites realidad ficción. Desde un punto de vista práctico, psiconáutico y clínico. La realidad clínica existe. Ya lo conté, no sé si publiqué la entrada... Esa es otra, a veces las parrafadas se van diluyendo hasta perder todo el sentido original y se van a borrador, se retiran a dormir el sueño de los justos pero uno siente que ya lo ha dicho, que se repite. Me lo dijo un chaval del público en Algeciras después de un concierto. Estaba de acuerdo en que la realidad no existe, pero teníamos que tener en cuenta a Descartes. Aquí. Ahora. Esta entrada. Mi blog. Tú. Y yo que ando con estas frases sin verbo... Esa realidad cartesiana del aquí y ahora. De lo que estamos haciendo en estos momentos... Algeciras me pareció más bonita por dentro de lo que se ve desde la carretera, y lo dije. al final del concierto, por el micrófono... Como las personas, que somos más bonitas por dentro que como se nos ve desde la carretera. Me quedó canela. La verdad, queda feo que lo diga pero fue un buen cierre: La realidad no existe y Algeciras es más bonito de lo que parece. Uno se queda con esas cosas. Lo de dar conciertos y hacer giras es tan absorbente como la literatura pero mucho más cansado y azaroso. Depende en gran medida de la gente con la que vayas. Yo siempre he tenido suerte porque he ido con grandes amantes de la converación y la dialéctica y los viajes, los peores que son siempre los de vuelta, pues se hacían amenos con debates de lo más variado: el sentido de la vida, vivir para trabajar o trabajar para vivir, las relaciones de amor, las mujeres, las relaciones de no amor, las visicitudes de pasar del amor al no amor y seguir con la relación.... Es genial ir de gira. Estaría bien contarlo todo. Donde se come, cómo se come... Nosotros comemos poco en general y llevamos comida. Thor Harris recomienda siempre llevar naranjas y nosostros somos más de la mandarina pero llevamos vitamina c en todos sus formatos. No suelen faltar tampoco los frutos secos sin cáscara y pasas, que son muy buenas para la memoria, para que no se nos olviden los conciertos y las peripecias... Se habla mucho. Se olvidan las buenas conversaciones. Se retienen malamente las bromas tontas. No tienen gracia cuando no estás exhausto y te duele la rabadilla. En realidad te ries del dolor. Sujetando tu palo y alumbrando con el círculo de leve luz blanca que crepita. Y es difícil encontrar aparcamiento. Quiero volver a leer y escribir como un enfermo porque eso era mucho más saludable. Uno debe enfermar por lo que ama. Hasta ahí debe llegar el compromiso. Total, es más elevado que enfermar a secas y morir. El paso del tiempo que en el fondo es el traspaso definitivo, el paso último, la muerte, es el gran tema y al final, un blog personal pues tiene que irse un poco por las neuras más personales y la muerte es top tres. Y es a veces un poco vergonzoso releer todo esto, el mix. Y no tiene o no parece tener ningún sentido, o unidad. Es una línea más o menos continua de idas de olla y repaso de chascarrillos o explosiones de indignaciones por noticias o columnas o lo que sea. Se complica. Se queda en borrador. La intención primigenia era ahondar en la experiencia única, íntima... Es un mal rato. Tengo varios cientos de entradas en borrador.. Que es lo que importa de verdad.... Tenía una estrofa con pregunta indirecta incluida. Las ganas, decía en el estribillo. Ahora no estoy tan seguro. Le puse la letra. Los acordes eran de Kiko. El destino está en los nombres, lo sabe bien Mark el de Facebook al hacer la batida de apodos. El destino se impone. Los nombres. Los reales. La realidad no existe pero todos tenemos un nombre. Cuando alguien lo verbaliza, nos verbaliza, la palabra se hace carne... Hay un ámbito espiritual que es muy poco representativo pero está. Esa búsqueda... O no. Esa pérdida. Todas las pérdidas, las de fé especialmente. Todas las fés. No hay plural de fé y es necesario, muy necesario, creer en varias cosas a la vez, simultánea, tener fé simultánea en varios carriles y espacios y hasta especies, fé en nuestro cachorrito, en la mini piscina de nuestra tortuga, tener devoción en esos amores incondicionales, en la familia, en el amor que no muere... El paso del tiempo. La muerte. El amor. La realidad. La ficción.... Y la experiencia. La mía o por lo que me cuentan, la de otros. Esos son los temas del blog, en plan amplio y por resumir... Incluimos periodismo o comunicación scial o todo lo que implica receptor, mensaje y emisor. Y de higos a brevas, todo. Un palo y una linterna, así me siento siempre que clico en el botón de entrada nueva. Y no solo en eso. En las relaciones. En el futuro. No sé, no tengo ni la más mínima idea de lo que me espera... Hemos aprendido algo. Llevo el mismo palo desde que tengo conciencia. La luz varia. Eso me decía mi amigo Alfonso este verano cuando caímos en la cuenta de que casi éramos amigos desde hacía veinte años. Y ¿qué hemos hecho que no tenemos ni mujer, ni hijos ni nada? Eso pregunté. Las preguntas son tema blog también pero difuminado. Algo habremos aprendido. De algo servirá. En Mairena me dijo César, que es montañero y se ha visto muerto un par de veces, la frase de una peli. Y, ¿por qué subes esa montaña? Pues porque está ahí. No es del todo fiel la cita pero así me la dijo a mí, lo decía refiriéndose a mi musica y a mi grupo. Las canciones están ahí. Son montañas. Por eso intento hacer noche en ellas. Con un palo y una linterna. Con poca pila. Siempre me he sentido con poco fuelle para afrontar la desventura y las contrariedades. Poco resuello en la recta final. Uno se da cuenta de que son parte del paseo y hay que incluirlas en el plan. Las paradas para respirar. Te sientes más fuerte cuando cuentas con un par de desgracias que van perfectamente encajadas en el planning previo. Algo hemos aprendido. Será verdad, después de todo. Pero el palo viene a ser el mismo y uno lo nota temblar. Es el miedo. Que es normal. O el frio, que estando en noviembre pues viene a ser lo corriente, que tiemble.


Un palo y una linterna, eso es todo.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Desvirgo adulto en USA

perdi la virginidad tal día como hoy hace 22 años, mi desvirgo podría comprar alcohol en EE UU desde ya

jueves, 19 de noviembre de 2015

QUE AFINES

- tienes que afinar - por que? - pues porque no suena bien si no está afinado - Y Will Oldham? - afina muchísimo - Y Lou Reed? - afinaba y era Lou Reed - Y Daniel Johnston? - Está loquito - No - Lo has visto recientemente? - Tiene buenas canciones - Pero no suenan bien - Y Syd Barrett? - era un loquito y acabo loco del todo - y yo... - tú no estás loco - como que no? - QUE AFINEEES

martes, 10 de noviembre de 2015

Ir o no ir, esa es la cuestión

El otro día mientras almorzábamos al sol un guisaillo de papas el productor del disco y yo, discutíamos sobre la conveniencia o no de tocar mucho en directo. Todas las semanas más o menos. Tocar con frecuencia... Y discutimos, es cierto, sobre casi todo y a pesar que, casi nunca, compartimos puntos de vista, estamos bastante de acuerdo el uno con el otro aún pensando totalmente diferente. Eso es como analizarlo. Decía él y no con poca razón que no sirve de mucho o que es para nada, ir a tocar donde no te llaman o donde no hay un público que esté interesado en lo que haces, realmente interesado o genuinamente interesado por conocer lo que haces, por la música de tu estilo o de tu "rollo", creo que dijo y que, además, ese público debía ser el idóneo porque no todo el público "alternativo" sigue el pop o los grupos de corte rock o etc... y apostillaba que no tenía que andar uno con prisas por llegar a él, al público natural de su música, fuera el que fuera y yo replicaba que, aún siendo cierto eso que decía, no lo era menos que tienes que moverte por iniciativa propia, simplemente porque sí, y si no vas donde te llamen y no te llaman, no vas y si no vas, no tocas y si no tocas, no te llaman y si no te llaman, no vas y así siempre, porque si ni vas ni tocas ni llaman, pues es difícil que se interese nadie, sea del estilo que sea, porque sin saber de ti, es difícil generar interés y que, para que quisieran "conocerte", pues tenías que, por lo pronto, ir... Ir antes de nada. Él me decía que no, que no era estrictamente necesario... Que podían conocerte antes, sonando en la radio... En Radio 3. Con una buena promo... Apareciendo en Mondosonoro, en los blogs... A lo que le contesté que eso se conseguía tocando y eso lo sé por experiencia propia porque cuando tienes fechas al menos te hacen caso, al menos te sueltan eso de lo metemos en agenda, que es algo. Estar en agenda es el mínimo, el mínimo premio de ir. Supongo que habrá quién piense que es un planteamiento ingenuo aventurarse a viajar a otras ciudades si nadie conoce tu grupo y yo doy testimonio de que lo es, pero es que no queda otra. Es un riesgo bien grande, y la vida de una banda está en peligro en la carretera, la convivencia, dormir mal, que paguen mal, comer mal, beber bien.... Saltan chispas. No es fácil y no se puede hacer con cualquiera. Lo mejor en una banda es tener compañeros que estén en el mismo punto a la hora de afrontar lo de dar conciertos, sea el que sea el punto. Que compartan una realidad cartesiana, como me dije un colega que me vio en directo en Algeciras este verano. Llevas razón, la realidad no existe, me soltó. Porque entre canción y canción para presentar la de "Realista", que es uno de nuestros hits recientes, pues siempre suelo reflexonar, a la par que afino la guitarra en el hecho incuestionable de la no existencia de la realidad unívoca. Y este buen hombre me salió por Descartes... Y me contó que se iba al Líbano a pegar tiros a la semana siguiente, que había matado gente y que le había gustado el concierto. En fin. Hay que ir. A Algeciras hay que ir con frecuencia... Un par de veces al año. Ir, no ir... Que vayan, que no vayan... No dejan de ser cuestiones o planteamientos un tanto medio burgueses. Si lo hablo desde mi y estrictamente desde mi, necesito mil conciertos para coger tablas y atreverme como guitarrista. Como vocalista no me falta el más mínimo pudor para desafinar agusto pero con la guitarra los errores son más tímidos. Mejor equivocarse del todo, para todo en la vida. Mejor hasta abajo, hasta el fondo. Uno se siente ridículo cuando no vende una entrada, cuando no viene nadie... Una ene. Una a. Una de. Una i y una e. N-a-d-i-e. No se hace uno a la idea  y se pasa mal. Es un purgante. Hay que hacerlo. Hay que tocar. Hay que aprender. Hay que mejorar. Hay que atreverse. Hay que intentarlo. O no.
Esa es la cuestión.
No lo tengo del todo claro, aunque parezca que sí.


Ir sí o sí Que te llamen o no te llamen e ir o no, es troncal, porque te posiciona de un modo bien distinto ante el público y dependes de eso, de cómo o cuanto aplaudan. Es molesto tocar ante gente que no aplaude. Que no están a eso. Ser música de ascensor es complejo, al menos para mí con mi acerbo y por el tema de las letras y tal. Al final uno se cuestiona para qué y por qué hace lo que hace, hasta dónde, hasta cuándo, para qué... Y está bien. Preguntarse todo eso y responderse. O intentarlo. No hay respuesta. Es como el amor... Que es capaz de rejuvenecer y reavivar nuestras ilusiones, nuestras expectativas, nuestros íntimos anhelos... Y una vez estemos ahí, en el estrato de íntimos anhelos Parece que son obviedades pero son posicionamientos ante el fatos, no es poca cosa de lo que hablábamos masticando las papas y cogiendo vitamina A en el descanso de grabar, ya estamos con las voces. Nuevo disco. Estoy excited como dicen los americanos. So excited con el nuevo disco. Las guitarras. bien. Sufrimiento extremo grabándolas y repitiendo y repitiendo y repitiendo. Extremo. Pero el resultado es óptimo. El disco lo estamos haciendo íntegro en Abeto 5. Lo que me llena de orgullo y satisfacción. O sea que orgulloso, satisfecho y excited. Mi current mood.

Ir o no ir, esa es la cuestión
Retomando el tema pues opino que ir y volver a ir y luego ir otra vez, es lo que hay que hacer, de hecho, lo único que se puede, se debe o se tiene que hacer....
Le puse de ejemplo que conocí o más bien, escuché por primera vez a Betunizer porque iban en gira a la Línea de la Concepción y fue como, ein... Esto lo tengo que escuchar yo. Y a eso me refería que no es la gente que te ve, la gente que va al concierto o la que se lo encuentra de casualidad, es lo que esos conciertos hacen en el resto. No podemos dejar de contemplar que se presupone que si tocas por ahí, es que te está yendo bien... Que eso es otra. No, obviamente va mal. Pero va y esos que se acercan y dicen: Eh, que te veo que estás en todos sitios. Pues esos.... No van a ir a verte pero ven que vas a que no te vean y eso es un valor, lo tengan o no en mente y lo tengan o no del todo claro pero ese valor que a los soldados se les presupone, los músicos lo tienen que demostrar con pequeñas gestas cotidianas como ir a taquilla a un lugar donde no te conoce nadie... A taquilla. Vamos a taquillas, somos héroes. A ver, no. Es que lo haces o no lo haces.... Vamos camino de los cuarenta conciertos este año y en todos, hemos ganado dinero. A veces, cinco euros. Pero los hemos ganado. Enalguno, nada. hemos tocado por la bebida y por cubirr la fecha pero nos hemos asegurado de dejar contento al personal y asegurarnos una próxima noche en unos meses. Hemos clavado  la bandera y la comida o la bebida nos ha permitido estar un día más en la carretera... En uno de los conciertos que peor salió, poca gente, cero bebidas, cero euros...A los tres días, nos sacaron una foto en el periódico. Algo que ni en la mejor de las hipótesis, podríamos haber conseguido con esfuerzos publicitarios o de promoción. No hay mejor promoción que tocar y tocar y tocar... No es fácil porque tocar y subirte a un escenario con una decena de personas delante es incomodo para todos. Es jodido para el público que si muevem sus copas un poco más de la cuenta, los cubitos suenan con eco chocando contra el cristal del vaso. Es chungo para todos un concierto vacío. Y es el enemigo a vencer, ese vacío... Esa invisible presión a la que nos somete la intimidad no buscada y si lo consigues, si eres capaz de reorientarlo y llevarlo a tu terreno, pues pasar a ser todo lo contrario, algo de verdad especial... Escribiendo sobre esto me siento un poco ridículo, no voy a negarlo. Hablo desde la experiencia de haber dado unos cuantos conciertos este año pero desde la total ingenuidad de todo lo demás y sin querer ni pretende aconsejar o no sé. emplear un tono que aleccione de ninguna manera, porque creo que es imposible tomar un modelo o un camino que funcione seguro. No se puede comparar ninguna banda con otra. No son comparables las trayectorias. Ni el público, ni el interés suscitado. Solo hay pocas cosas en común: los grupos se conocen si los ves en vivo, eso es un hecho, no hay modo mejor de llegar directamente a la música de un artista que tenerlo delante y escucharlo a poco metros en un bar pequeño. Además hay algo más: el valor. Que me decía una amiga, cuando éramos adolescentes, que las chicas ya saben que estás nervioso. Cuentan con ello cuando das el paso y te acercas para intentar ligar. Saben de tu miedo y ven tu valor, el coraje de intentarlo. Es común el trato regulero a los grupos, es también un denominador mínimo válido para todos los que cargan con sus amplis por esas carreteras de Dios, que se les reconoce el coraje de intentarlo. Nada de esto se traduce en beneficio. Pero o lo haces o no lo haces.
En 2015 lo hemos hecho.
No sé qué pasará en 2016.
Pero un grupo tiene que ir. Siempre. Tocar. Siempre. Intentarlo. Siempre.
Olvidarse de los amigos, de convencer por el wasap a las amistades para que se gasten los cinco euros de rigor y que le den a asistir en el evento, no, eso no vale para nada, y olvidarse del barrio, de la ciudad, de la batalla de bandas de la provincia, tienen que pensar de otro modo: global, que te oigan en todos sitios, que llegue a cuantos más sitios mejor y no dejar de pensar que hay mucha más gente que no les conoce y podría gustarle, que gente que les conoce y no les gusta. Esto es un hecho. Y tener cierto ojo en lo que se pone la ilusión, planificarlo lo más posible en frio. Ir siempre. Pero sabiendo que se va al matadero. Que se ganan de uno a uno. Que es difícil. Que se hace duro. Que se complica, siempre. Que es maravilloso el tiempo que hay magia en el escenario.
Que hay que hacerlo y no pensarlo.
Como tantas otras cosas de la vida. Es lo que opino, al menos, hoy.
Ir. Sin cuestión.

viernes, 6 de noviembre de 2015

frente al mar


caras de chicas


Colorido plumaje

Bebiendo un café a las 4.53 asi os escribo para que os hagáis una idea. Y es noviembre, hace frío. Me gusta hablar del frío en mi blog o en general, quejarse. Siempre que he estado una chica que me ha dicho: tengo frio. muchas veces me pongo a escribir aquí con aires de sublimidad y acabo con tiritones. Tengo los dedos entumecidos pero no es por el incipiente invierno sino por la cantidad de tiempo que hace que no escribo. Es como montar en bici, no se olvida, pero caerte, te caes. La pedalada de la palabra tiene su secreto y su pauta. Hubo un tiempo en el que escribía automáticamente y la idea del blog era precisamente esa, crear el espacio para que saliera todo, la bilis, los apretones, las ideas implosionadoras, las cuestiones trascendentales pero siempre desde el set de rodaje, con la gorra puesta, hablando de lo bien que va a estar todo después de positivar... El making of. De la parte del trabajo que se podía contar, que es poca. Pero es. Era, cuando tenía trabajo. Hace tiempo que no tengo ese trabajo al que tus padres o los míos llamarían trabajo. Que no es cualquier cosa y las cosas son, en gran medida, como se les llamen, el nombre que se les ponga... El destino está en los nombres, os lo he dicho mil veces, amigos.... Mil. Y una. El café que bebo está tan negro como lo que veo. Me gusta el drama. Hace tres días el blog tuvo un pico de visitas de 600 y pico. No le doy explicación alguna. Pongo cosas inconexas, amigos, lo sé. Es como pasear. La bici no se olvida pero tampoco te pones a dar carreras a la primera de cambio. Reflexiono sobre internet como espacio de comunicación social en permanente cambio y a veces pienso que debería no reflexionar tanto y buscarme un trabajo de los que llaman trabajo tus padres o los míos, un trabajo con destino en el nombre. A veces cuando escribo de forma no sesuda salen cosas que parecen fresquitas y digo, mira. Pues mejor. Piensa lo justo y teclea con gusto. Me digo a mi mismo cosas así y a veces me doy ánimos. Pero eso no viene a cuento, pero vaya que es como la rima, que se escapa por ahí, no debe ser tan diferente el proceso creativo en el ámbito musical. Que es muy mi ámbito de un tiempo a esta parte, amigos del blog que seguís de modo lineal las publicaciones que seréis uno o ninguno. A veces le digo a alguien: Oye, lee mi blog. Pero es muy pocas veces y casi siempre son chicas y casi siempre les escribo cosas a ellas para que digan, oh, escribes bonito. Que es plumaje todo esto, quiero decir. Colorido plumaje y ni eso. Oye, lee mi blog. Normal que me vaya tan mal en el amor. Y en los últimos meses, no veas con la salud. Qué mal. No he tenido nada grave pero para un hipocondríaco de mi nivel, han sido duras jornadas de incertidumbre esperando resultados de varias pruebas. Hoy lo pensé conduciendo.... Es impúdico hablar en público de las enfermedades de uno. Quiero decir... Es hecho relevante y casi trascendental. Si te presentan a alguien... Bueno, no sé... Cuando alguien tiene un cáncer te enteras antes de eso que de su color favorito o de su segundo apellido... No me estoy explicando muy bien. No se si somos nuestra circunstancia, que lo mismo sí o casi seguro pero lo que somos, sin duda y desde luego, es un derrame continua de lozanía y salud, porque ante todo, somos nuestra enfermedad, eso seguro y cuando alguien tiene un problema de salud es su prioridad número uno y eso afecta a la proyección pública pero ¿se comenta en Facebook? ¿Qué estás pensando? En mi colonoscopia. ¿Acaso puedo pensar en otra cosa? Entonces... El cuerpo te envía señales, me dijo hoy una amiga y me dieron ganas de responderle que el mío se las enviaba al de ella y que no se daba por aludido pero le dije; sí, todo son señales. Lo pienso de verdad. Esto es una señal. Que estés aquí y leas esto. Es una señal no sé de qué pero de algo. De algo súper tocho. Señales tochas hay por todos lados, estoy de acuerdo, no sé de qué son las señales pero apuntan en direcciones y las direcciones son vectores y la vectoridad es un campo de realidad cartesiana ciertamente incontestable. No nos pensamos. No nos decimos. La noción del ser propio aparece solo en determinadas ocasiones, por ejemplo, cuando tienes que actualizar un blog personal a las cinco de la mañana en noviembre con el frio a estrenar del otoño aún crujiente. Aún crujiente.
Es la pulsión letrista lo que me lleva a ese desvarío o poco alcance en el disparo de ideas. Es el propio valor sonoro y el eco, el espacio, el silencio, la música... El tintineo. El mirlo. El jilguero. El plástico del paquete de tabaco que se arruga y se hace orqeusta sinfónica en la quietud de la noche. El ulular de mis pensamientos desechados en la balsa de la duermevela. Las frases largas sin verbo ni mayor trascendencia pero efectistas. Todo eso de universalizar la pelusa de debajo de mi casa. De hilar con gracia las miserias cotidianas y hacerse un collar de perlas con las mejores desgracias no trágicas de las vecinas y un broche solo para días especiales de los verdaderos dolores de los demás que más nos deleitan. Lo de los demás. Todo a la vez. Hay una mosca que no me deja ni a sol ni a sombra. Ya no hiela. Buena cosa. Hablar del tiempo como si lo tuviera. Una noche en blanco bastante poco luminosa. Tampoco es verdad que me vaya tan mal en el amor, como dije antes  Exagero. Si me fuera mal, ya sería algo. No va. No hay. No es. Es otra cosa, uno no lo tiene muy claro el qué pero es otra cosa. No me cabe duda.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

peores canciones, mundo a peor

que las canciones cambian el mundo, papi papi papi chulo, es evidente y que si, dale dale don dale, no te posicionas como escuchador, papi papi ven ven a mi, pues el mundo va a peor, pues también es un hecho contrastable y contrastado