sábado, 13 de octubre de 2012

La reinvención del plato

Odio los lavavajillas. No creo que funcionen bien del todo. No Es necesario enguajar los platos antes de meterlos. Ennguajar un plato a veces es más que suficiente. Odio fregar los platos, menos que odio los lavavajillas pero cerca. Lo odio desde siempre. En el fondo de mi alma me sorprende que en dos mil años de civilización no se haya inventado un sistema más útil de manipular los alimentos cocinados. Creo que hay que superar el concepto plato. En mi opinión ya es hora. Y los cubiertos, que si bien fueron en su momento un subidón de descubrimiento creo que se podían sustituir por pinchos, palillos, en fin, un pequeño arsenal de pequeños cacharros destinados a cada alimento pero no un pequeño ejército de cucharas, tenedores y cuchillos que simplemente se van acumulando sucios en el fregadero, en mi caso. Mi fregadero es tema aparte. Hablamos de la evolución de la especie. Comer en papel de estraza, se me ocurre. Platos de cartón.
Vale que ya existen los platos de plástico pero no parece muy sostenible. Plástico, un material poco agradecido en relación a la comida. No me gusta. Tampoco sé explicarlo.
No es una opción comprar platos de plástico. A veces simplemente reciclando los contenedores de plástico de muchos productos se pueden hacer cosas. Son como mini tupers. Pero no me gusta el plástico en general. Es como si afectara en algo la comida. Nunca me termino de fiar de esos alimentos precocinados que tran un recipiente que se puede meter en el horno o en el microondas. Directamente el microondas no lo uso. Podría usarlo pero lo tengo apartado en un rincón y me he acostumbrado a vivir sin microondas. No es para tanto. Los platos son los que no hay forma de librarme de ellos. Tengo ese tipo de vajillas de restos, con distintas decoraciones en los cantos, distintas honduras y diámetro. Encajan mal en la Torre de Pisa que se acumula en la estanteria o con mayor frecuencia torre destruida de Pisa en el fregadero. Generalmente no uso más de un plato pero tengo más de veinte. Treinta si unimos los de café o los pequeños. Suelo usar uno. Dos a lo sumo. ¿Para qué tener tantos? Para tenerlos sucios. Vale. Vale. El fregadero y yo. Es una relación de amor odio de la que podría hablar. Más odio. Y pienso. Se me ocurre: comer en hojas de Alocasia. Reutilizándola, en la medida que sea posible. Hasta que dure. O se seque. O se deshaga. Un par de días mínimo. Te puedes comer por error algún pulgón o algún bicho microscópico pero bueno, se supone que tienes la planta lo más sana posible. Debe estarlo. Para establecerlo como método hace falta una Alocasia que tengo un par de buenas ramas. Por otro lado es una planta bien vistosa.


















Antes de que se seque del todo se puede incluso comer: "Posee carbohidratos en forma de almidón, un alto contenido en proteínas y sus hojas contienen el 10% de su grasa, minerales y vitaminas A y C. Su contenido en nutrientes la hace apta para la alimentación; a pesar de contener oxalatos de calcio, que producen irritación; o taninos. Éstos últimos pueden ser eliminados con la cocción.

Su consumo en personas es muy antiguo. Sus hojas se degustan como verduras y las más tiernas son las que todavía permanecen enrolladas. El tallo subterráneo es apreciado por su almidón y el aéreo se cocina una vez cosechado: se pelan las cáscaras, se hierve en agua, se pica y se guisa con cebolla, hierbas y tomate"  http://plantas.facilisimo.com/reportajes/plantas-de-interior/alocasia-macrorrhiza_184115.html

Quizá sea una opción radical pero estimulante de librarse para siempre de las vajillas. No es la única planta de hojas grandes, se pueden pensar en plantas que nos proporcionen raciones distintas de alimento. No se puede beber sopa en ellas, estamos de acuerdo pero muchos aperitivos o segundos platos pueden quedar divinamente sobre el mantel, en caso de que usemos mantel, es un decir. Sería una solución sostenible. Algo que no tienes que limpiar.
Deberían inventarlo desde las compañías que hacen papel de aluminio, film de plástico y moldes o tupers o lo que sea. Si no es con hojas que sea con otro material, pero sostenible, no necesariamente barato, pero desechable. El gasto en electricidad si es un lavavajillas o en agua y jabón, estropajo y etc se reduciría a cero. Con algo que no cueste dinero hacer. Una hoja de Alocacia es solo un ejemplo. No tiene el diseño perfecto, a pruebas de sopas o salsas. Pero es un camino para pensar en la reinvención del plato, como especie, nos toca afrontarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario