sábado, 28 de diciembre de 2013

Pintar el salón en cuatro colores

El caso es que me había puesto a hacer tareas domésticas: lavadora a medio tender, y claro, me he acordado, del blog y que llevaba un par de días sin escribir nada. En el jardín he plantado un aloe vera que me encontré en un arriate tirado, es enorme. Está un poco seco, pero no tengo duda, va a sobrevivir. Es enorme. Y tengo un par de matas que plantar. Aparte de quitar mala hierba, que es mi historia interminable. Mi guerra contra la mala hierba. Cuando tengo mucho pendiente, nada como enumerar en el blog. Al final dices, diez minutos escribo. Acaban siendo dos horas. Y escribir mal, ya me entiendes. Frases cortas, a tirones. Lo del blog, ya sabéis. En dos minutos o en diez. Han pasado tres desde la primera frase. Las pulsaciones no están mal, en el teclado al menos.

Voy a pintar. Ya lo había dicho aquí, ¿no? La idea era, la inicial, como los paneles del estudio de Simpathy for the devil de Godard, o sea, así:



Verde. Naranjita. Beis. Marrón. Se parece también a la portada del disco de Alcohol Jazz, que diría que homenajea en la tonalidad y su evolución al estudio de los Stones, no sé si voluntariamente o no, pero el caso es que se parece (en los vídeos de YouTube, o será mi resolución de pantalla, pero los pantones se ven un poco desnaturalizados). Por ahí van los tiros:


En fin. Voy a volver al jardín, a plantar lo que me queda. He pensado en tirar una espuerta de mala hierba al cubo de la basura. Suelo intentar darle salida por otro lado. Me hice una compostadora experimental con un saco gigante de los de patatas, de 50 kilos, creo. No ha funcionado del todo bien, pero no era mala idea. En cualquier caso la mala hierba me come, no da tiempo a reciclarla, o no con lo que yo me he inventado. Ahora el saco esta lleno y tiene movilidad reducida. Es una jodienda. Y el puto compostaje creo que no me hace popular en el vecindario. A ver. No huele. No es molesto. No es asqueroso, ni nada. Si lo fuera, lo habría descartado. Es poco estético. Quizá, como peor reproche. Pero está en una esquina y pasa desapercibido. Ya he pasado los diez minutos de largo. No he ni empezado a contar lo que quería. He hecho el resumen clásico de lo pendiente.
Los colores. Es que pintar es una movida. Por navidades, en los días libres, no era mala idea. Sobre el papel. Lo de los colores del estudio de los Stones, pues no sé. Son muchos colorcillos. Quizá con tintes. No tengo mucha idea de pintura. Una mano de blanco no estaría mal de todos modos, por la chimenea, el humo ha ido calando lentamente y algunas paredes están ennegrecidas, solo pasando un paño se nota. La gran metáfora que es esta casa de la que os hablo, quería entrar en eso. Me llevaría horas y al final, sería como un diario. Con mis cuitas. Con mis movidas. Pero es una metáfora, a muchos niveles. Y un caos. El fregadero, especialmente. Lo de las lavadoras, regular también. No es interesante, soy consciente. Eso creo. Tengo cosas por plantar. Siempre busco en los jardines, matas cortadas, trozos sueltos, una rama descarriada que pueda replantar. Todas las macetas que tengo en la casa, han nacido así. Me siento orgulloso con eso. Me gustaría saberme los nombres.

Ha salido el sol.
Voy a salir yo también, hala.

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