domingo, 18 de noviembre de 2012

Yo y mis erratas

Leyendo algunas entradas del blog, me acuerdo de cómo entregaba los textos a corrección.
En el periódico, por las erratas y eso. Tampoco son tantas.
No afecta, creo, en la mayor parte de las veces al sentido del texto. Estoy seguro que no. Nunca afecta al sentido del texto. Aquí las dejo porque es mi blog personal y puedo. Queda feo. Lo reconozco.
En el periódico, era una movida.

Aún entendiendose todo, siempre fue un tema polémico.
Muy recriminado por los compañeros a los que le tocaba cambiar la tipica consonante que se colaba de más en plan "descuidoc" o minifallos de la tecla espaciadora, tipo aveces o hoymismo, entregados sin separar.
No eran, nunca, errores ortográficos. Casi siempre, de tecleo.
No lo digo como excusa. La prisa. En fin. Lo tipico, un dedo o una tecla que no se entienden.
Eso nunca le ha parecido justificable a los encolerizados compañeros por más que tuviera que escribirme cinco o seis páginas en media jornada. Ni rastro de humanidad con el error ajeno. No me refiero a los de corrección, entre los que tampoco era santo de devoción por estos temas, claro, pero lo horrendo y muy de pelos de punta, era con compañeros de otra edición que les tocaba supervisar y veían un plural fuera de sitio o que faltaba una ese para precisamente ser plural, y me armaban la bronca. Vale que sí, que son erratas. Pero jopetas. Voy a toda leche.
Los de corrección, no podían quejarse, según yo lo veo. Es así, porque les daba trabajo. Su trabajo es corregir, ¿no?
Textos sin fallos, correctores sin trabajo.
Lo otro, lo entiendo. Los supervisores no aceptan erratas que les hagan cambiar una ese.
Es inadmisible.
Supongo que porque se sienten correctores.


No estoy orgulloso de entregar con erratas, pero reconozco que no me parece un crimen.
Siempre que no sean errores otrográficos y hablemos de un plural o de un espacio que no está.

También es cierto que ya no lo hago. Más que nada porque los textos son mucho más esporádicos y tengo todo el tiempo del mundo para releerlos y corregirlos y ponerles una moldura de escayola con motivos florales si hace falta. Es otra cosa. En el blog, aunque quede feo, las dejo para hacerlo todo más personal. Menos bussiness. Menuda excusa. A mí mismo me cuesta releerlo. Más en plan desahogo frente a mundo cruel e injusto y me despacho con esto mismo y punto, que para eso es personal. En fin, una excusa como cuaquier otra para no corregir.  Si me doy cuenta mientras perpetro la entrada, pues sí, claro, la cambio pero sino, pues no. No la vuevo a editar, ustedes perdonen.
Ya lo siento. Supongo que también os haré sentir correctores.

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