sábado, 3 de noviembre de 2012

La sorpresa del comprador de discos

Una de mis peores experiencias como comprador de discos fue con dos volúmenes de Live at Max Kansas City de The Velvet Underground que adquirí en Carrefour del Zaidín cuando todavía se llamaba Continente a principios de los 90 a 495 pesetas la unidad. Creía que había triunfado. Fue una brutal decepción comprobar que era en directo al oir los aplausos entre canción y canción. Al principio de Sweet Jane se escucha de fondo una conversación en el público. Vaya robo. En la caratula ponía en grande el nombre del grupo, nada de Live. Igual sí te fijabas sí. Yo era un adolescente de los que no se fijan en las cosas. En fin. Me gasté mil pesetas en dos cedés y me creía un triunfador pero al ponerlos en casa, era como haberlos comprado en un mercadillo ilegal. Una grabación pirata o qué, la caratula no tenía aspecto de oficial. ¿Culpa de Carrefour, antes Continente vendiendo directos piratas? Pues también lo pensé. Pero vaya. Me decepcionó mucho al principio, después lo oía sin parar. Sin parar. Cedé uno. Cedé dos. Al final las canciones son mucho más verdad. Ese final de la segunda versión de Sweet Jane, en el preludio de I´ll Be your mirror. Que arranca tímida entre las conversaciones, al principio me chocó. Después me flipaba. Es un buen ejemplo New Age que empieza sonando a lata. Muy a lata y finalmente Lou Reed se desgañita. Así todo. Y me aprendí las canciones de The Velvet Underground con el Max Kansas City que al principio me hizo sentir super estúpido en plan me la has colado. Después, no lo cambión por nada. Lo prefiero mil veces antes a las versiones de estudio. Mil. El arranque de Beginning to see the light es un pepinazo supremo, por ejemplo, mejor que en el disco cien mil veces. Y siempre he odiado los discos en directo, pero con estos dos, oyendo con auriculares completé el bachillerato concentrandome que daba gloria. Como comprador de disco antes se tenía menos información, parezco una buelo pero es cierto. Ibas a la tienda y habia un grupo que te habia sonado, que lo habias escuchado o leido en algun sitio y te lo pillabas, quiza seducido por el nombre o la portada, o nosé por el precio, si te habias pillado un par de cosas pues lo echabas también y estaba esa dulce incertidumbre camino a casa, después de sacarle el plastiquillo y leyendo el libreto de si te gustaría o no. Si se confirmaría el pálpito. Con estos dos discos en directo me sentí estafado. El sonido por momento es un poco petante. No era lo que me esperaba. Recuerdo un disco de los Byrds, redición de Fifth Dimension y el Village Green de los Kinks, como todo lo contrario. La satisfacción plena a buen precio. Acierto pleno también el primero de Mando Diao que pillé casi a ciegas después de haber oído un tema en Radio 3. Esa casuística a la hora de comprar discos, a veces suicida y ahora en tiempos de crisis totalmente impracticable, se ha perdido también con la concurrencia de internet en la vida de los escuchadores de discos, que ya se les puede llamar así. Antes de comprar, te aseguras. Es lo propio. Aunque bueno supongo que algo de ese azar también tiene que ver con el buen hacer y la experiencia de los que despachan los discos en las tiendas, y te cuelan una oferta o te ponen ojos golosos con algo nuevo que les ha entrado. No sé. Supongo que comprar discos no es tan diferente a comprar otro tipo de productos en los que interviene la habilidad del que los vende. Pero vamos, lo normal hoy en día es haber escuchado antes el disco que te vas a comprar y antes, o yo antes en mi experiencia como comprador de discos pues en muchísimas ocasiones no lo hacía. Y en mi caso influía de manera decisiva el precio. Quizá por eso hoy música más antigua, porque era más barata. Es una teoría. En fin. Las limitaciones del factor precio podría hablar tanto de eso. Me acuerdo que mi abuela decía sobre los jóvenes de hoy en día que los sabían todo antes de tiempo. Creo que se puede aplicar a la sorpresa de los compradores de discos, que ya casi no existe en el caso de los escuchadores de discos. Y que si te gustan las sorpresas, pues que compres discos a ciegas porque es genial acertar y quien sabe, las decepciones pueden tornarse disco favorito como en el caso del Max Kansas City. Eso es todo.

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