miércoles, 12 de octubre de 2011

Las no noticias

Escucho el boletín de noticias en la radio y me consumo. Que si en este año empezó la Beatlemanía. Que lo que pasó con los 33 de Atacama. Que si esto. Que si lo otro. Que NO son noticias. No. Y lo que dan como noticia, del día, hecha del día, como el pan. Como decía Jonathan Richman en una canción. Pues son: declaraciones, notas de prensa o agenda. No son noticias. ¿Nadie se da cuenta? Cada vez que alguien escribe que se cumplen 10 años de un disco o un estreno eso no es noticia. Ya sean 40 años. O 50. O 5. No es noticia. Es relleno. Si uno se fija, el rollo de aniversario es gancho de multitud de informaciones y las llamo informaciones porque no son noticias. No tiene elemento noticioso. Te las encuentras disfrazadas de mil formas, si un libro que se presenta, que si un documental, que si se reedita la discográfica, que si hay un homenaje aquí o allá. Es relevante, más de lo que parece. porque se recurre al eterno revival y lo que es peor, esas "informaciones" se cuelan en los titulares y restan espacio a la verdadera información. Más allá de los bloques de internacional, que son clónicos en todos los medios o muy parecidos en cuanto a titulares y bueno, los temas propios, en los que también se cuela el típico reportaje de Hace 10 años que nosequé. Las no noticias son de muchos más tipos. Me gustaría hacer una lista. De tipos. Nos comen el cerebro. Discretamente. Otra forma peligrosa de no noticia, es la que podría ser o será o se da por hecho que será. En especial, los temas sobre negocios, obras, empleos, etc etc. Se instalarán nosecuántos negocios en tal sitio. Se crearán nosecuántos empleos en el nuevo centro comercial. Bla bla bla. Finalmente, ¿se crearon? Nadie lo sabe ni lo sabrá porque esa grandilocuencia de los titulares hace que después, al día siguiente, deje de ser relevante. No se compara. Cuando pasa el tiempo uno olvida ese eco. Esa forma, ese cuerpo de letra. Eso también son no noticias. Y con lo mal que está el asunto, apostar por la no noticia es un suicidio, por más que salga rápida y casi precocinada del teletipo. No compensa a la larga, es evidente, pero creo que no nos damos cuenta, los que estamos fuera y mucho menos los que están dentro, con la vorágine del día a día y llenar huecos y buscar temas y entregar páginas y bla bla bla. Es normal. Es una presión que lo podría justificar casi todo y cada vez más presión. Es malo. Es normal que se levante la mano con las no noticias. Que no se fijen. Que nos la cuelen. Y bueno, por no hablar de las que no interesan. De esas ya hablamos otro día. Es una sedación pasiva contra la que no queda otro remedio que rebelarse buscándose uno mismo las fuentes. No hay otra.

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