jueves, 13 de marzo de 2014

Casas de barro. Interiores de para sacar ideas







Hoy tengo por delante un día intenso de pintura y trabajos de bricolaje. Le estamos dando un lavado de cara a la casa y básicamente arreglando las cosas rotas, tenía la intención de hacer algo más pero bueno, el presupuesto es muy ajustado y lo primero era arreglar los desperfectos causados por el tiempo, pero estas casas de barro me inspiran muchísimo.
También el jardín nos ha llevado mucho trabajo: un árbol se había caído, os lo conté creo y lo reducimos a leña. No fue fácil, también los pinos de la valla. Estaban inmensos, os hablé de ello. Había que solucionar la chimenea, que quizá hubiera sido una buena oportunidad para intentar hacer algo con el barro, me ayudaba un albañil y cuando le hablé de sacos de arena y paredes de adobe me miraba con cara de no muy convencido, aunque creo que son idóneas por el aislamiento y por aprovechar al máximo el sol y el calor.

En fin, escribo esto mientras espero a que llegue y nos pongamos a trabajar, no hay gimnasio como la albañilería amateur, también te digo. Con una máquina karcher le metimos duro al enlosatado y brillaba, es de un verde esmeralda que siempre he odiado y al darle la limpieza a fondo, casi me gustaba, ese tono de pirita, de aguacate sin madurar.

Ayer me dejó colgado, es una casa muy grande y siempre quedan arreglillos. También he pintado parte del exterior, mi primera experiencia con las brochas. Está chupado. Pero es tedioso. También arreglamos un canalón, para que el agua no se estancase en la terraza, mi otra gran aspiración era aprovechar todo el agua de lluvia, para aprovecharla para el riego, por ejemplo. Y hacer pequeños ríos, como los que hay subiendo a la Alhambra, esos cauces empedrados. Me encantan. Es inspiración, no se parece ni de cerca a lo que podía hacer aquí, pero vaya, es inspirador, y además escribo esto para hacer tiempo, por delante tengo una larga jornada de aquí para allá, sacando bolsas y espuertas de cascajo. Cambiamos también un par de persianas, el viento sigue colándose. Escribí una entrada bien larga y extensa sobre mi lucha contra el frio de las rendijas. La tengo en borrador. La tengo que terminar porque ahí lo explicaba con todo detalle, por suerte el invierno se acaba. En esta casa los inviernos son criminales. A pesar de la chimenea. Incluso en verano hace frio en algunas habitaciones. Sigo escribiendo esperando a oír el claxon. Ayer me dejó colgado. Igual hoy también. Me he preparado una jarra de café. Café con leche. Jarra de cerveza. Hasta arriba. Preparé una cafetera a las ocho y cuarto. Ya me la he acabado.

Albergo la idea de tratar de convertir la casa en algo parecido a un negocio o que se pueda alquilar por temporadas o no sé exactamente de qué modo hacerlo, pero para mí solo es enorme y bueno, me encanta vivir aquí pero en muchos sentidos me condiciona el día a día, por otro lado, me cuesta pensar en que la arregle y la ponga preciosa y vengan extraños a destrozarla y hacerla pedazos. En el sótano está todo por hacer. Lleno de trastos nivel Diógenes experto. No sé qué uso darle. Como está bajo tierra, me gustaría habilitarlo de algún modo para que sirviera de salón de invierno, menos gasto energético y un espacio collejo para pertrecharse del frio. El frio es muy jodido aquí, estamos a un paso del parque natural de Sierra Nevada, a menos de quinientos metros. El relente de la nieve cae a plomo, las plantas también lo sufren. He escuchado un rechinar de frenos. Lo mismo era él. Pero no. No me gusta esperar pero tengo cero ganas de bricolaje. Mucho trabajo. A las seis tengo la espalda hecha pedazos. Sin su ayuda, hubiera sido imposible. Es muy apañado, como se dice por aquí. Estoy echando de menos una tostada de tomate. La verdad es que ayer fue un alivio que finalmente no se presentase. Lo mismo llega a las doce de la mañana, me lo ha hecho un par de veces. ¿Se nota demasiado que estoy haciendo tiempo mientras escribo esto?

En fin, lo dejo aquí. Aún no ha llegado. Se supone que habíamos quedado a las diez. Son y diecinueve. Lo mismo le llamo. He estado a punto de avisarle que hoy no me venía bien. No es cierto pero en realidad es poca apetencia. Pero vaya. Hay que hacerlo. Ya van veinte minutitos...
Bueno....
Lo dejo antes de que llegue.

Bonito el vídeo, eh. Las paredes de barro... Algún día me introduciré en ellas y saldrá algo chulo, prometo fotos de mis aventuras en la albañilería. He vuelto a oír un ruido. Es que no hay timbre. Habíamos pensado en poner uno. A mí se me ocurrió una campanita. Aunque no sé si es demasiado ridículo. Por eso lo que me piten desde el coche cuando llegan. Bueno... No. No era. Lo de estar pendiente de los ruidos es una tabarra buena. Hala, ya os dejo.


)
Hasta luego.

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