domingo, 2 de marzo de 2014

A favor de Arantza Furundarena

Arantza Furundarena escribe de corazón en Vocento. Es una crack porque cada vez le ha ido tocando llenar más y más papel con más y más corazón. Sin querer casi muchas veces acabas leyéndola por los titulares con gancho o la maquetación llamativa. Y con recursos, inventiva y oficio pues Arantza se ha hecho un sitio y un nombre, como una gran profesional, sabiendo sacarle punta a la, por naturaleza, frívola crónica social. Una compañera que se merece todo el respeto del mundo.

Dicho esto, a raíz de una columna suya en el periódico donde mezclaba la dieta Dukan, la hambruna y a Duncan Dhu, pues me calenté en el blog y le dediqué una entrada con sus enlaces y todas sus cositas, que no deja de recibir visitas y por la que me siento muy culpable.
Escribo esto para valorar y reparar, además de para pediros consejo, sobre si debería borrarla.
Simplemente borrarla.
Quería, al menos, desdecirme de algún modo de esa entrada antigua sobre todo a raíz de un comentario reciente. Hace años de lo que escribí sobre Arantza Furundarena, en el mes de agosto además y sin conocerla yo más allá de sus letras y creo, el verano es el verano, que fui muy injusto. Es un peligro del blog, escribir sobre periodismo y en último caso sobre periodistas como si no fuera menganito o fulanita, es decir, personas. El caso es que, a partir de un ejemplo, de un exceso en los símiles, divagué en realidad sobre la preeminencia que, en los últimos años, ganaron en los periódicos los personajes televisivos del corazón más sucio. Prefiero no usar la palabra basura. Y me vale Beatriz Cortázar o la buena de Arantza, que viene a ser lo mismo y personifique a partir de una mala comparación pero en el fondo, subyacía mi frontal rechazo a ese diseño de contenidos que destaca el circo de la tele al día siguiente en el papel, y vale Furundarena, como vale Cortázar que con semejante apellido literario pues vaya lides en las que se mueve, y que viene a ser lo mismo, como trabajo, como estilo, para lo que quería ejemplificar o si saltamos de la prensa, pues María Patiño que fue a mi misma facultad, en Sevilla. Un tema tan banal pero siempre reforzado por los tópicos periodísticos. Mis fuentes, etc. Fue un error querer categorizar a partir de un ejemplo. Tomado en el mes de agosto, que es más laxo incluso para las conciencias. Es una tendencia. Sublimar todo lo relacionado con corazón. Como con el fútbol. Lo vemos a diario en televisión. Pero es en el papel donde creo que sangra más el ojo al leer diatribas sobre las andanzas de personajes serie B. En el ámbito de la sociedad, ya la primera división me da urticaria pues imagina lo que es bajar listón y comentar directamente, a imagen y semejanza de lo que sea hace en televisión, lo más bajo, de las partes bajas, los encamamientos de unos u otros. Y hacerlo a diario, pues exige inventiva en lo que viene siendo escribir. Y eso lo hace a las mil maravillas la buena de Arantza que es una entrada de mi blog que no deja de recibir visitas. Tengo la teoría que como el apellido es difícil de googlear pues muchos acaban en el blog y me sabe fatal. Porque la compañera hace perfectamente su trabajo, que quizá sea frívolo o mezquino en ocasiones, correcto, pero ella se ciñe a lo que se le exige y a mí personalmente me alarma que en los últimos años cada vez se le diera más y más columnas a esas miserias retrasmitidas por la pantalla con su eco en tinta, me indigna ese eco en tinta que entiendo que es compañeros a la calle, que trabajan, porque llenamos hojas con lo que paso ayer en el programa de miserias humanas, que nosequién se acostó con nosecuál. Y me podría indignar lo mismo que lo comentase una voz como la de Federico Jiménez Losantos en su programa, que no deja de apuntar cómo le va la vida a las ex de toreros o a las ex cuñadas de folclóricas, pero en la radio, no sé, es otra cosa, todo es más comentable; no es lo mismo, la notoriedad de una columna, que se convierte en faldón, que escala hasta media página y que finalmente es una entera y a veces, doble, encargada a la compañera Arantza y resuelta, como decía, con inventiva porque no te queda otra y preguntando por todo lo preguntable, una comentarista del blog se quejaba de que a Michelle Jenner le preguntase por la independencia de Cataluña, a mí esas preguntas off topic me molestan desde siempre, sea Arantza o sea quién sea, con Loquillo hace poco en el Ideal, lo mismo y además titularon por ahí, pero el caso que me vale igual Beatriz Cortázar o casi peor, porque le da toque jet set que directamente no soporto. Y miran o escriben mejor dicho sobre los personajes serie B con cierto desdén. Con una mirada de clase. Probablemente mi furia en la entrada anterior, recordemos que todo esto tiene un afán explicatorio, pues radica en la profundidad y en mi opinión, crueldad de esa mirada de clase, de ese escalón que se infiere entre los párrafos, en el sentido de la frase y en otorgar etiquetas a la niña mona que está empezando, la hija de este o del otro o el hijo que si novia, que si se casa, que para cuándo el hijo.... Es siempre la misma secuencia de preguntas. Se aprecia muy bien en Corazón de... El programa de mediodía en TVE. Siempre preguntan lo mismo. Si son novios, ¿cuándo se casan? Si se han casado, ¿cuándo viene el hijo? Si ha dado a luz uno, ¿para cuándo la parejita? Y por supuesto esto se lo preguntan a jóvenes y ricos, no a los personajes serie B. En cierto momento de la década pasada parecía que los freaks de Cárdenas y la tropa de Sardá en Crónicas Marcianas iba a desactivar esa lucha de clases mediática. Que entre los duques y condes se colaban las busconas deslenguadas que conectaban con el vulgo. La Cenicienta pero sin que sea tímida, la Cenicienta choni. Eso tenía un punto de ruptura interesante. Lucha de clases por el lado de lo vulgar, haciendo la batalla ideológica con casi analfabetos, que acabaron escribiendo libros. Pero al final todo acaba siendo un circo extraño y decadente sobre el que escribir a diario no deja de ser, sin duda, un reto periodístico. Ante ese reto, me quito el sombrero. En cualquier caso al personalizar en la entrada, como lo hice, hablando de Arantza, pues creo que no era ni la intención ni el objetivo. Valga esta divagación poco argumentada y algo improvisada, tanto o más que la anterior entrada para disculparme ante Felipe Ugarte que tuve el detalle de escribir un comentario y ante todos los que puedan haberse sentido ofendidos. Pretendía hablar de periodismo y una deriva reciente de la información y las dinámicas de empresa, solo eso. No me salió bien, es obvio.

Acabo de volver a leer la entrada. Y he comprobado que si pones su nombre en google sale como tercera entrada. Que mal. La verdad es que me estoy planteando borrarla. Seriamente. Pobruca. Ella no tiene la culpa que le den mucho espacio a sus cosas. Me siento mal. Analizo al detalle una columna del mes de agosto. Verano. Tampoco se puede ser así. El verano es verano. Anda que no escribía yo tonterías a diario en los periódicos. No se puede ser tan troll. Con la cantidad de comentarios que teníamos, anda que no me daban cera. Y siempre me parecía de una brutalidad gratuita. Lo mismo, yo he hecho igual o peor. Me siento un poco miserable, la verdad. Y mira que mi blog es una cacaruta pero no sé. ¿Debería borrar la anterior entrada? ¿Es simplemente una forma gratuita de cargarse el trabajo diario de un compañero por una frase desafortunada en una pieza de agosto? Casi que yo mismo me contesto. Espero vuestros comentarios más que nunca. Odio escribir estas cosas y cuestionarme si debo publicarlo o borrarlo. Además está escrita de forma pésima, en fin, juzgaz vosotros mismos:
http://josembolivar.blogspot.com.es/2011/08/sobre-arantza-furundarena-y-tal.html

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