lunes, 11 de enero de 2021

Cerca de la puerta por si es insoportable

 Mi segunda tarta. Menos vistosa puede ser. Mucho más rica, que es lo que importa y con trocitos de un mango que tenía por ahí muerto de risa. Y le da su puntito. Me queda un trozo súper pequeño. La repostería me está atrapando sutilmente como una planta carnívora a una polilla y no se me da del todo mal. Me ha pedido un poco mi madre para probar. La primera fue un desastre


Lo de las tartas es por varias cosas. Dar salida a los cartones de huevos y a la fruta. Tenía dos bolsas de manzanas y no sabía qué hacer con ellas. La inversión fue el molde. Y el papel de horno y ahora sí hago una pizza, aprovecho el calor. Es economía de resistencia. No cuento la historia completa como con casi todo, y hay detalles jugosos pero bueno, hay que guardarse algo. Esto no es un diario. Ojalá lo fuera. Todo sería más fácil. Día a día. Mi lista de cosas hechas y por hacer. Hoy no he limpiado, por ejemplo y esa frase podría abrir cada entrada del blog. Hoy tampoco.


Me impongo varias tareas diarias. Limpiar es una de ellas. Esta claro que es un temario y está sin resolver. Me siento un poco idiota fallando en algo tan básico por tenerlo tan mal resuelto. Lo poco que me cunde. Y lo nada automatizado que lo llevo. Que es de tonto. Lo pensé al cambiar de año. Y cambiar de agenda. La palabra que más se repite. Limpieza. Limpieza. Todos los días. Limpieza. Y nunca llevarlo a cabo o nunca definitiva. Ahora le echo un rato cada día pero no es suficiente. Nunca es suficiente. Haga lo que haga, la sensación es siempre la misma. Ante los tachones. Antes todas las palabra Limpieza que acaban ilegibles con dos aspas en las que se anula su efecto para ese día. Tengo que hacerlo mejor.


Trato de mirarme con ternura. No ser duro sin dejar de ser exigente. La exigencia que tienes y lo poco que te luce. La ternura es un derecho. Debería serlo como poco y los mimos también. Es el destinatario y no tanto el mensaje. Como el medio y el mensaje, pero en personas. Son siempre los otros. Es siempre lo que los demás nos guardan. Los sentimientos que nos tienen en custodia. La poesía es lo único que puedo argumentar contra el caos al que me encomiendo.


El aislamiento me afecta . Antes de la pandemia y la nevada, ya me pasaba. Mucho tiempo solo. Y luego mucho tiempo seguido con alguien. Así. Todo y nada. Así en bucle. No se dónde llegar. Mis ruinas y mis rutinas y las rimas y las palabras mal puestas que vienen a ser la vida dada. La que nos ponen por delante. Las cartas. Las que no se mandan o ni se escriben. Las de la manga. Las de remembranzas. Que es en lo que se resume todo. Un hilo de memoria que pilla hebra. Y la música que va sentado frases en este banco de iglesia que es cada párrafo. Y luego a rezar. Lo que cada uno sepa.


Me gustaría hacer comparativa de productos. He probado una picada de primera para la pasta. Se llama Bolonesa la variedad. Merece la pena. Tratar de ser útil. Me queda la sensación de que nada sirve para nada pero que aquí encima presumo de ello. Con todo lo que tengo por hacer. Limpieza sobre todo. Me he obligado a leer pero trago TV como una gárgola. Vi a Mary parir en directo en unas montañas de no se qué. Arizona. Alaska. Montana. Era la mujer del herrero. Y esperaban a la matrona pero no llegaba. El programa se llama Mountain man. Lo recomiendo. Como la picada Boloñesa. Hace unos días me emocioné y eche lagrimones como bolas de helado como una lamentable película de Queen Latifah. No se si lo he escrito bien. Ella era fisioterapeuta y se enamoraba de un jugador de la NBA. Le ayudaba a salir de la lesión y tal. Era de los Nets. Una mierda de comedia romántica pero me dejó más blando que mi segunda tarta. No la recomiendo, a no ser que te guste mucho el género de películas sobre deporte. A mi me encanta. Tiene un cliché. Pierden mucho. El líder está perdido. Se centran. Pelean duro. El líder vuelve a serlo. Juegan la final y ganan. Siempre son muy parecidas ya se centren en el entrenador o sea una camuflada comedia romántica afroamericana. El formato de blog de recomendación tampoco me convence. Ni hablar de él de críticas. Ayer escuché tres discos completos de Parquets courts. Siempre me han gustado. Ayer más. Están muy bien los discos. El tercero se me hizo más largo. Me ha gustado mucho el último de Le Almeida que salió el día 25. Pasado mañana voy a la Filmoteca, por primera vez en pandemia, veremos a ver. Deseadme suerte. Voy sin saber la película ni nada y me pongo cerca de la puerta por si es insoportable. Eso podría aplicar a todo lo de ml vida. Cerca de la puerta por si es insoportable.

No es mal método. En la vida en general. Ir a por la sorpresa y con el riesgo del bodrio. Sin expectativas y sin quitarme casi ni el abrigo. Eso es física. Lo del termostato del cuerpo y tal. Ir a ciegas a veces bien pero casi siempre es un choque. Cuesta estar hora y media sentado atento a una sola cosa. Sin mirar el móvil a hurtadillas, responder un mensaje o revisar notificaciones. Como un autómata. Así intento hacer con el resto de cosas. Me han dado las ocho de la tarde y no he hecho nada. Hay que cargar con la inutilidad del día a día. Entrada a entrada. 


De la ola de frío hablo otro día. Hala adiós muy buenas.




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