miércoles, 31 de mayo de 2017

no dejar de dejarlo

no dejar de querer y siempre amar que no es lo mismo que no dejar de amar pero debería serlo, se parece a no dejar de plantar que es lo que hago en el jardín estos días con más intuición que maña con los esquejes que, por otro lado, se reproducen fácil y lo asemejo a otras facetas de la vida, profesional en este caso, no dejar de querer, no dejar de intentarlo, no dejar de buscar, ni de querer encontrar que no es lo mismo que querer acabar, que querer cobrar o tener que hacerlo o no dejar que nada lo joda que es algo que pasa, que disfruta más que nunca el personal, que el jodimiento es público hoy en día y los trolls se pasean impunes afeando conductas o soltando improperios, a todos nos gusta, porque es divertido ver cómo se burlan de otros, a veces con ingenio espontáneo hasta es gracioso que nos jodan a nosotros con mierdas, sostengo que la marea de mierda ha subido tanto que ni la vemos, nadamos en heces y es lo corriente que te suelten esputos a la primera de cambio en un inocente intercambio de frases por cortesía, pues así las cosas, ni agua al aguafiestas y ni caso al fracaso omiso, no dejar de dejar que no nos dejen, no dejan de joder a los que nos joden no dejándonos hacer y sobre todo, hacer porque nada grande o digno del recuerdo salió de la inacción o sea que nos queda quedarnos con algo de materia, hacer mella en el canto, el rodado y el que ni camina, hacer santo y seña de la escuela de la emoción pura y teorizar con todas nuestras muertes posibles, ensayarla como Carlos V todo puesto de gala y rodeado de lo que vendría a ser la capilla ardiente, aún vendrá alguno a querer jodernos el último suspiro, no dejar de joder porque el no dejar de querer en algunos se traduce en no dejar de joder pero el mecanismo es el mismo, el entusiasmo por hacer ya sea la jodienda o lo que toque, por divertirse con el daño o con los dueños de su tiempo que es al final lo que se nos cobra y por eso lo de la muerte
no dejar de sonreir te joda quien te joda o quiera o no quiera sonreirnos la vida, devolvernos la sonrisa o dejársela prestada para siempre, cerrar las ojos y emocionarse subiendo las cejas a la vida si nos mira y andar por donde nos lleven cogidos de la mano o que nos aprieten que sintamos de verdad los dedos como metáfora de todas las cotidianas decisiones, reir como si fuera una elección y no una combustión espontánea, hacer burla lo mínimo y todos los juegos de palabras posibles los de caca sobre todo, los de peos, los de eructos, todo junto a poder ser, todos los gases, todos los tiempos, todos a un tiempo como un novato perpetuo, como un recluta con cagalera en la garita que es la vida, la diarrea de los días y sus mágicas ventosidades que alivian, qué feo todo esto pero es necesario adornarse de bajeza con cierta gracia, con garbo, con estilo, con ganas, con poderío
no dejar de hacer reir a alguien o de intentar hacerle feliz que es una tarea porque somos egoistas y nos cansamos rápido, nos aburrimos o simplemente nos hablan los ombligos, gritan los ombligos, claman los miedos, esto no es un diario, no es conveniente llevar un diario de los reproches o de los revolcones, de los altos o bajos, de las partes que arden o de lo que está en el aire, de lo que se sabe o se intuye, de las paranoias o de lo cotidiano, no dejar de convertir en especial freir un huevo, buscar un sabor de helado o plantar una flor, yo decía lo de plantar y que es un jardín o lo somos porque nos sirve de ejemplo por la tierra, la semilla, lo de germinar y el tiempo sobre todo, que los jardines son tiempo, pues así nos crecen los ramajes y tengo que mandar una ronda de emails y ahora vuelvo, he puesto una cafetera con la que me gustaría cruzar un par de palabras
no dejar de tomarme cafés toda la mañana o ir dejando de hacerlo conforme el higado o el estomago se vayan dejando mensajes el uno al otro en pequeñas capsulas de bilis con leche y el azúcar que es veneno puro y a mí me gusta que haga isla en la taza, que me sobro lo más grande pues dejar la azúcar que me parece algo valiente, yo a veces de forma involuntaria dejo de comer cosas cuando por ejemplo me quedo sin mayonesa que me va con todo, he comido hasta lentejas con mayonesa que es como el queso rayado o fundido que se lo veo por encima a cualquier cosa, pues lo mismo y me da una semana que se me gasta el bote, por lo que sea coincide que no compro y se me va olvidando o no voy queriendo acordarme, se me queda tipo porque son alimentos o no sé ni si llamarlos así pero que te ponen como un tonel en cerocoma
no dejar de comer que es otra cosa que se me pasa a veces

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