miércoles, 17 de mayo de 2017

tocamos para gente sola

Se lo comentaba a los de mi grupo hace unos días en un descanso del ensayo y con un concierto a la vista, que tocamos para los que salen a beber los viernes, para los que no se quedan en casa viendo la tele o con una peli, la manta o el sofá o todo a la vez y es gente que está sola porque la tele sólo se soporta en pareja y gente que no tiene ni casa o que no manda en el mando a distancia o gente que sale para beber porque no tiene salón comedor con mini bar y televisión para cogerse una borrachera íntima y discreta porque son bebedores sociales o porque beben para olvidar o porque es viernes pero sin esos, nuestros conciertos estarían sin más vacíos. Son pocos los que van a sabiendas más allá de los amigos más cercanos  o amigos de amigos o etc. Los solitarios son un grueso importante de la audiencia y borrachos de toda indole: de mediodía o de dos días seguidos, de vino mosto o de wiski solo y los callados y habladores o los silenciosos con ansia pero casi siempre solos con su pena a cuestas y su desesperación asomando acosados en la barra entre sombras.  Muchas sombras en nuestros conciertos o en alguno de ellos. En otros superamos las varias decenas y nos sorprende igual. Con nuestra pena a cuestas. Porque vamos a taquilla. Y q cuestas. Y más o menos nos cuadra que es lo increíble. Le echamos huevos. Que a  veces es casi mejor ser lo justo de atrevido y controlar el arrojo en determinadas situaciones o decisiones. Las decisiones son lo que importa. Hay que atreverse. A ir. A tocar. A ir a taquilla. A volver.  En fin. Son excusas o puede sonar asi como disculpa y no. No lo es. Da igual. Eso era lo que le contaba a los chicos que el público da igual.
Era un martes creo y se esperaba lluvia para toda la semana, sobre todo el viernes, fecha de nuestro concierto. Me gusta que llueva cuando tenemos bolo porque siempre se culpa al agua. Es que la lluvia... claro es que la lluvia... hombre, no estuvo tan mal para el día que hacía. ... es que vaya nochecita... blablabla
Lo que importa es mojarse llueva o no llueva.
Y mantenerlo como el primer día. De vivo
 De verdad. De auténtico o de lo que sea. Porque quizá no sea esa la palabra y no sea una cuestión de autenticidad pero me refiero a que no se límite a ser una mera recreación. No lo explicó bien pero tampoco me suelo explicar nada bien en el local del ensayo cuando paramos a echar un cigarrito. Intento decir muchas cosas.
Por resumir: disociar la actuación del público y sobre todo que no afecte al timón y se pierda el rumbo. Da igual diez personas o cien porque se convence uno a uno. O se decepciona también individualmente que es un consuelo. Esto es un flechazo puerta a puerta. Comiendo carretera y no desayunando mucho. Vamos digo yo. Que cada vez tengo menos claro cómo organizar el tinglado. Disociar, disociar... pero ojo tampoco del todo que te quedas sólo.
lo de quedarse solo no es nuevo y es como una maldición que he escuchado a menudo: Te vas a quedar sólo! Te vas a quedar sólo! Como si eso fuera peor que sentirse solo estando con alguien, eso si que es malo. Pero vaya.  Lo normal. Cosas que se dicen. Dolores comunes. Malestar general. Y esos son los que vienen a los conciertos los días en los que llueve y apetece casa: los desesperados, los solitarios, los borrachos, los extraviados, los que buscan con ansia una respuesta en el aire que es una gilipollez pero es verdad.
Hoy me siento yo así con ganas de emborracharme en el concierto de cualquier grupo de vete a saber hasta ponerme bocabajo. La cosa empeora, amigos. Seguiremos. Más asiduos y ya. Me he explicado fatal. Un día  horrible. Mañana será otra entrada de blog y ya. Y ya está.

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