miércoles, 10 de mayo de 2017

a favor del descontento

Mientras veo en television una cita a ciegas de octogenarios y escucho un disco raro a la vez quiero escribir algo aqui porque no me quede muy contento con lo anterior, lo que me parece un gran punto de partida: el descontento.
Como motivo. Como motor. Como axioma. Como principio, de empezar y de creer. Descontento permanente. No merece pormenores. Ni detalles ni nombres. Una lanza rota por el mejor descontento.
he dado por hecho que todos entendemos lo que es estar contento y que lo otro es lo contrario. Más o menos. No aceptar. No callarse. No ocultar las heridas o los sencillos sinsabores. Pasa a veces que las palabras atrapan. Se arman grandes frases muy adornadas que dicen nada pero suenan grandilocuentes y evocadoras. El que evoca, se equivoca.
cada vez es peor pero no por eso paramos si no podemos dejar de sentirlo
Pienso que vengo a probar imágenes o metáforas y quejarme del cruel mundo y la crueldad de la parrilla televisiva que aburre y mata cualquier inquietud, cada vez es peor y me vengo aquí a escribir como si esto fuera un antídoto a la empanada, un testaferro del descontento.
Que no es que no ande feliz yo que estoy bien como hace tiempo no estaba y vivo con razonable desahogo y justa pero amable cotidianeidad aunque jodido con todo lo de alrededor y bueno hay ancianos de ochenta años que buscan el amor, qué puedo decir. La soledad parece la más pesada carga. La gente se cuida poco las rodillas y lo leí en algún sitio, ay lo que se echan de menos luego. Ya ves. Las rodillas. Pues así es todo.
No estoy centrandome en la apología del descontento que tenía en mente. Da igual. Le aporta sentido. Parece lógico no estar del todo contento nunca de lo que se hace o se dice, ni mención a lo que se escribe. En blog además. Sin que medie impresión y así, como arrancando a rachas. Parece moverse. Me tengo que hacer la cena. No me apetece cocinar pero tengo apetito. Es banal pero es de lo que va. Hoy no agarré ni un minuto la guitarra y mal, muy mal. Toco poco. Mal. Eso siempre. Las cosas como son. Apología del descontento y de lo disfuncional a todos los niveles. Pero bien. Todo bien. Eso debe ser lo peor. Que bien.

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