miércoles, 21 de mayo de 2014

con los diccionarios se puede aprender historia

Un buen ejemplo



mezquino, na.
(Del ár. hisp. miskín, este del ár. clás. miskīn, este del arameo miskēn[ā], y este del acadio muškēnu[m], súbdito de palacio).
1. adj. Que escatima excesivamente en el gasto.
2. adj. Falto de nobleza de espíritu.
3. adj. Pequeño, diminuto.
4. adj. p. us. Pobre, necesitado, falto de lo necesario.
5. adj. desus. Desdichado, desgraciado, infeliz.
6. m. En la Edad Media, siervo de la gleba, de origen español, a diferencia del exarico, que era de origen moro.




Quería escribir esto en Facebook...
Últimamente escribo demasiado en Facebook y lo que es peor, genero demasiado feedback, más del que me gustaría, jaja, no es un vacileo, es verdad, demasiados Me gusta... Iba a escribir un estado sobre ello....
"¿A qué vienen tantos Me gusta, eh? ¿qué queréis de mí?"
Pero no lo he hecho, porque no todo el mundo entiende mi humor, y lo mismo alguien hasta se ofende y seguro que me dan menos Me gusta por tontico y encima, me lo merecería, así que... Calladito estoy menos feo. Pero que... Que me dejen, ¿no? Tanto Me gusta... Tanto Me gusta... ¿Qué coño pasa, eh? Ninguneadme as usual, please.


También es mi culpa, que lo tiro por el populacheo y claro, es muy agradecido... Hay todo un proceso detrás... Es interesante o a mí me lo parece, una recuperación del ego... Ella me robó el ego, eso no os lo he contado, ella me lo robó. No creo que lo quisiera para nada, quizá lo escondió, lo enterró como si se tratase de un tesoro pero sin hacer un mapa, sin la menor intención de recuperarlo... Ella me robó el ego, o yo se lo di. Quizá se lo di. La primera vez que me robaron, con 12 o 13 años, le di al señor ladrón un billete de dos mil pesetas y le pedí que lo cambiara, se quedase mil y me trajera la vuelta. No lo hizo.  Iba a comprar un muñeco articulado GiJOE, creo. Las mil pesetas pues para el señor drogadicto al que vi abiertamente enmonado, no me pareció mala idea y que me quedasen otras mil, paloquesea. Pa el muñeco o no. Pero el señor yonqui no volvió. Y ahí,  aquel día en ese momento, que fue al lado de Bib-Rambla, en la calle Pescadería, pues pensé: Qué tontico que eres, hijomio. Y, salvando las distancias, cuando mi ego fue hurtado pensé parecido, que no era una mala idea del todo. Que ya estaba harto de él, que me iría mejor verme liberado de tan pesada carga... En fin. Dudas. Inseguridades. Qué os voy a contar que no sepáis.

He interrumpido la escritura de esto (ahora vuelvo)

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