domingo, 12 de febrero de 2012

La marca España, segunda parte

"La Marca España, un sueño colectivo":
http://www.larazon.es/noticia/7512-la-marca-espana-un-sueno-colectivo

Ahí va el enlace.
Justamente ayer reflexionaba sobre ello porque lo habían colado varios ministros en declaraciones a lo largo de la semana. No tiene que ver con el dopaje, aunque la excusa y la polémica con Francia ha venido niquelada para darle vuelo al concepto.

El artículo de hoy en La Razón de Margallo, que me parece un político temerario en términos generales, arroja luz al asunto. Una luz cegadora.
No lo voy a citar textualmente porque lo he leído una vez y es más que suficiente.
Digo que Margallo es temerario porque ante una pregunta de la prensa, en relación con el futuro político de Federico Trillo, cuenta una anécdota en tono jocoso del General Franco. Oiga, chiste del General Franco. Que es para pensarlo. Por más mayoría absoluta, habría que tener una poca de prudencia. Que era una rememoranza en tono humorístico. Lo digo por la forma de encajar las bromas.
Y miren, voy más allá. Uno es lo que cita, qué cojones. Ya me permite ser soez. Dictador, oiga. Que está citando a un dictador.
Si eso no es temerario... En términos generales. Citar a dictadores. Y en tono jocoso.
Digo lo de los términos generales en relación a Margallo porque se ha pronunciado sobre Gibraltar. Públicamente y sin rubor, habla de recuperar el peñón. 
Si va en serio que recuperar Gibraltar es una proridad en España, es que vivo en un país distinto.


Y hablando de citas.
Me ha dado un repelús cuando he visto que Margallo asenta la marca España, la tan cacareada Marca España, en Picasso. Lo mismo que decía yo en mi anterior entrada del blog. No exactamente porque Margallo hace referencia a la cuna. A la cuna de Picasso, que en mi opinión, si el susodicho estuviera vivo le pondría los puntos sobre las íes y habría mucho que decir de su boca sobre España y sus marcas. Yo hacía referencia al Guernica, lo que tampoco me libra de los lugares comunes. Después de echar un vistazo a la página de Wikipedia sobre el cuadro en cuestión, me sorprendió el hecho de que fuera un encargo para el pabellón de España y bla bla bla. Lo que quiero decir es que igual también fue lo que Picasso pensó que era España, un cuadro en blanco y negro de seres vivos partidos por la mitad.
Igual exagero, pero bueno, es mi blog y puedo exagerar si quiero.
También Velázquez, o Cervantes.  Los cita en el artículo. Al final uno tiene la sensación dde que también existe la marca Cervantes o la marca Velázquez.
Sobre Velázquez, me quedo yo también en el lugar común: Las Meninas. Que en boga, ¿no? Las Meninas de hoy, habría que pintarlas, con sus yernos aparte de los enanos, los cuadros de enanos por sí mismos también son un poco marca España. En España los enanos gustan desde siempre. Y la sombra de los reyes en la puerta. Sería otra en 2012 la infanta rodeada de oropel, más crecidita y con otros asistentes pero con un mismo fondo negro desazonador y un juego de reflejos.

¿Por qué Margallo no cita a Goya? ¿Goya no es Marca España?
En fin, yo es que tampoco es que quiera quedarme en los cuadros.
La referencia a la caverna de Platón, y usar la expresión "Aldea global" es como un discurso de muy baja estofa filósofica, muy de temario poco estudiado.
Lo de Platón no esta mal si lo analizas a fondo. La aspiración como país, en mi opinión, como país operativo de veras, sería no tener sueños. Apoyarse en realidades. Los sueños, sueños son. A Calderón tampoco lo cita. Salir de la caverna, otra aspiración legítima en el siglo XXI.

A lo que vamos. La marca España. Otra cita que cuenta. José María Aznar.
No lo voy a volver a leer pero poco menos que dice que la Marca España se la inventó el ex presidente.
Lo que me parece el remate del tomate, vamos.
Aznar creó la marca España. O no, aún más, Aznar creó España. A más, a más.
Demasié para mi body.
Puestos a especular, y flotando en el mundo de las ideas, en el que se apoya Margallo para argumentar su discurso, voy a montarme yo mi película. Quizá al señor marido de la actual alcadesa de Madrid, Ana Botella, le impactó mucho muchísimo en sus dos legislaturas de gobierno, el poderío del nacionalismo en sus respectivos feudos y quiso darle poso y nueva dimensión a un nuevo concepto de patriotismo, nacionalismo nacional podría decir, caído en desuso por los cuarenta años de dictadura, digo yo, o por los ultras que se van por otros derroteros. Con todo esto especulo pero vamos, no me hace falta echar mano de Platón, para lanzar la hipótesis de que los gobiernos aznarianos vieron en los socios de CiU o PNV, el camino a seguir pero no con las consignas propias del terruño, sino con vuelta de tuerca a nivel nacional y sobre todo, con la audacia presupuestaria para monetizar señas de identidad.
¿Cómo hacerlo?
Con el deporte.
Es un ejemplo.
En un campo de fútbol por ejemplo donde la bandera nacional ondea en la grada sin connotación política.
Ganando mundiales. Ganando europeos. Ganando Roland Garros. Ganando Tours de Francia. Ganando no sé qué más. Y por supuesto, teniendo la mejor liga de fútbol del mundo.
Eso que no falte.
Un liga que brille hacia afuera pero que en la trastienda sea óscura, ópaca y por momentos, mafiosa.
Los deportistas, la marca España que representan los deportistas, que ahí está el quid de Margallo y su marca España y la del gobierno Rajoy, porque mire usted, creo que es concepto ya estaba en el programa, que no me leí ni ganas de hacerlo.
Voté a PACMA, no viene al caso, pero oye. A mí lo de que el voto sea secreto siempre me ha parecido una estupidez.

Volvamos a la marca España, en la que no está y debería Goya y también Larra.
Venga usted mañana. Porque sí se hace mención del concepto Leyenda negra, del que leí hace unas semanas un estupendo artículo en El País, que no buscaré en este momento pero que merecía la pena leer. Lo de leyenda negra, ni tan leyenda ni tan negra, por resumir, pues oiga, cite a Larra.
No viene al caso pero ya que se comercia intelectualmente con pintores, pondré el ejemplo de Tapies. Marca Catalunya, cien por cien. Eso sí que es una marca, señor Margallo. Que Mascarrell fue al funeral privado y todo. No lo analizaré porque no tengo ni la menor idea de cómo hacerlo pero eso es solidez en la imagen de marca y lo de los deportistas  de ustedes es una foto y poco más. ¿De qué le ha servido a Zapatero que ganasemos el Mundial de Fútbol? Y, ¿a la ciudadanía?

Los deportistas, no me representan. Siento decirlo. Ojalá sí lo hicieran. Yo me alegré por lo del Mundial, pues sí. Pero lo mismo que me alegro cuando un concursante se lleva un premio en un concurso de televisión, por pura simpatía del momento y fugaz conexión. Es una alegría que me dura poco. Ya querría yo amortizarla más pero eso no es, o no debe ser, o entiendo yo que es malo que sea la marca de un país. Que ganen unos u otros, pues mire, me alegro por ellos pero no es lo importante, seamos serios, no lo es. Me alegro, claro, pero de ahí a hacer patria porque entre la pelotita o no entre, pues es que somos peores aún de lo que quiero pensar. Y los deportistas, se representan a sí mismos. Las recientes noticias de un primera fila del deporte español que tributaba en el País Vasco para pagar un 0,0000 nosecuántosceros de impuestos. No entiendo cómo no es un escándalo eso. Y lo tiene que denunciar Bildu, según creo. O bueno, alguien que no metería nunca Margallo en lo de Marca España, porque no sé si ha sido Bildu o Amaiur, pero tanto da. Oigan, que el número uno del mundo paga menos impuestos que cualquier currito, pero vamos a ver. Que no. Que me da igual que sea legal. Es amoral. Que haya formas jurídicas de evadir la responsabilidad tributaria, no anula la vergüenza que ello representa. Encima le aplaudimos.
Y ojo, tenemos imputados de altos vuelos que podrían aparecer en ese cuadro de Las Meninas del siglo XXI que han sido también deportistas de élite y que está en curso el juicio por presuntas irregularidades en paraísos fiscales. Marca España, Margallo.
Y más de actualidad imposible, porque ya que antes hablábamos de tenistas, una señorita que también fue número uno del mundo anda a la gresca por dinero con sus progénitores con cuentas, según dicen o publican los medios, fuera de España y ya salió a la palestra hace unos años la misma señorita por tener domicilio fiscal en Andorra. ¿Marca España, Margallo o Marca Andorra, también? Y no cito a los deportistas porque tampoco tienen ellos la culpa. Se debe responsabilizar a los que no sudan en la pista y les llevan las finanzas.

 
Hace poco salió en televisión Ferrán Martínez, pivot más bien lento pero peleón del Barça y del Juventud, entre otros equipos, que ahora se dedica a lo de las finanzas y al asesoramiento de los jóvenes millonarios o multimillonarios deportistas que sudan en los campos o las canchas. A Ferrán, que se lo lleva calentito dentro de la más estricta legalidad, presupongo, porque se le ve un tio serio y tal, pues lo cito porque se ha pasado al otro bando, y salía en un especial de lujo. Comiendo en Arzak.
Margallo también habla de comida. La marca España también está en el yantar.
En fin, que a mí todo esto me parece una vacilada de cojones, por hablar de forma soez y directa.
¿A qué viene sacar pecho en un país que está unos zorros?
Que ganamos el europeo de fútbol sala, pues muy bien. Pero que el despido se abarata y las previsiones de empleo son malas y apuntan que serán peores. Muy emocionante el gol al final del partido pero que eso es un deporte, un juego, un entretenimiento... No es el activo de un país. No genera empleo el europeo de fútbol sala, o el torneo que sea del deporte que sea. No gasten dinero, ni saliva en sueños colectivos, como usted dice que son, y que no sirven para que una economía nacional se enderece. Todavía me acuerdo de lo que costó en primas de dinero público que los jugadores de la Selección de fútbol ganaran el Mundial. Es que no está la cosa para atender a otras primas que no sean de riesgo. La marca España cuesta una pasta, si lo enfocas así. Que me simpatizan menos, con la factura en la mesa de las carreras que se han pegado. Que no vendan humo, vamos. Que se den cuenta de que con una fiscalización moralmente aceptable a la mayoría de deportistas de este país, España pero no la España soñada sino la real, estaba por lo menos de pie, no digo caminando pero por lo menos, de pie. La mentalidad o la sensibilidad nacional pide que no se celebren los torneos deportivos como si fueran conquistas sociales. Como si realmente el ciudadano ganase algo. Me viene a la cabeza muchas bios de twitter en las que se podían leer: Soy campeón del mundo, haciendo extensivo el triunfo de la Selección. En fin.
España se defiende con más ahinco de las acusaciones de dopaje de un programa de humor francés que de los ataques desde Europa a sectores claves del país, como el hortofrutícola en la crisis del pepino o el pesquero en el acuerdo con Marruecos y sus caladeros. Y, ¿usted quiere Gibraltar, señor Margallo? Confórmese con que no nos quiten Barbate por inanición, en este caso no el Reino Unido, sino los socios europeos.
Curiosamente son dos ejemplos andaluces los que he puesto en los que veo una dejación de funciones desde la diplomacía de este país. De dos gobiernos distintos, afortunadamente, porque no quiero que esto se entienda como una crítica al gobierno Rajoy. El PSOE no utiliza en el programa lo de la Marca España pero es igual de populachero con los triunfos deportivos, igualmente se anotan los tantos, se hacen las fotos y el lameculismo fluye. Fluye sin pausa. Más para arrimarse a los campeones. Decía lo de Andalucía porque, ¿cuánto dinero se gastarán desde a Junta para reforzar la Marca Andalucía y luego llega, un poner, Cayetano de Alba y se carga esa proyección moderna y a la última diciendo que los andaluces somos unos vagos? La marca Andalucía, ¿cuánto cuesta? Y a más, la catalana o la valenciana... Las marcas que se inspiran en bases nacionales, ¿ a qué precio las vienen despachando?
Porque parece que no, que es gratis, que ya que ganan los chavales y chavalas sus torneos internacionales pues vamos a presumir, a colgarnos la medalla del mérito atlético como si fuera a subir eso nuestro nivel de vida, como si presumir saliera gratis. ¿Somos todos tontos o qué es lo es?
Desde provincias, lo mismo es que enfoca mejor el mamoneo de la corte. O eso pienso al leer el artículo del presidente y editor de la Voz de Galicia.
Lo enlazo que es cosa fina, sea uno gallego o no.
"Acabar con la desesperación" se titula. Casi ná.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2012/02/12/acabar-desesperacion/00031329031200963799415.htm

A ver, que dentro de ser un propósito programático, pues bien, y buena será porque no la conozco la labor que hacen las agencias que cita Margallo en su artículo y que están en los negociados internacionales del turismo y demás. Quiero decir, que promoción, pues habrá que hacerla. Y publicidad o lo que toque, campaña comercial o lo que sea. Pero sin humo ni historias. Siendo un poco serios. El deporte es lo que es. Que los maratonianos de Kenya o Etiopía, o de donde sea, que tampoco ando muy puesto en atletismo, ni en nada en realidad, pues no hacen que su país mengüe su ruina.
Un gobierno escueto en gastos súperfluos y que haga marca del sentido común, es más útil.
Y que sepa fiscalizar lo que ganan los ídolos en la cancha y lo que ingresan en Hacienda y manejan los que están en el bussines del deporte espectáculo, oiga. Que son tiempos de ley concursal, no de sacar pecho por ganar en fútbol sala o porque un ciclista sea condenado por dopaje. Que no son intereses nacionales, señor mío. Y si lo son, algo va mal. Porque no generan riqueza. Lo mismo es útil, tener pobres orgullosos. Pero no creo que salir a festejar triunfos y ponerse en la bio de twitter "campeón del mundo", sirva para que suba la renta media. Quizá si el número uno del mundo en tenis o en el deporte que sea, paga el mismo dinero que tiene que pagar el emprendedor medio de este país, no de los territorios con bonificiación fiscal, sino la media de lo que tiene que pagar en tasas un autónomo de un pueblo o ciudad cualquiera, o un modesto empresario que no puede destinar una partida a ver cómo se desgrava con el malabarismo de una gestoría.
Por desgracia eso está mucho más dentro de la marca España de lo que parece. Los deportistas siempre se sienten orgullosos de vestir la camiseta del equipo nacional pero cuando toca pagar el impuesto nacional, no les importa cambiarse la camiseta y eso no es para sacar pecho ni para presumir, sino para avergonzarse de ser parte de su hinchada por más que compartamos país. Pagar impuestos es útil, o debería, y también debería haber estado escrito a fuego en el programa de cualquier partido. Primero construyamos o reconstruyamos España y ya luego la convertimos en una marca.
Si no es moralmente reprobable que un dirigente, me da igual el partido, encarge caviar o pague en saunas con tarjeta Visa, no somos ni un país ni nada. Si no se vuelve a la racionalidad en el gasto público, no por voy de la limitación, porque hecha la ley, hecha la trampa, haciéndolo de buena fe por vías de la transparencia. Los presupuestos, las partidas, los sueldos... En internet, para que se los bajen los que se bajan las películas. Que por lo menos nos quede el escarnio, que nos podamos indignar de la acumulación de sueldos públicos de cargos y más cargos, sustentados por el erario público. Que se les caiga la cara de vergüenza pero sin bandos, ni lameculos de los bandos, me da igual a lo que se dediquen, que no muerden la mano que les da de comer. Cuando no queden raciones, esas mismas bocas agradecidas repartirán dentelladas y se arrancarán de cuajos no las manos que hasta ahora les alimentaban y participaban del juego sino los brazos. De cuajo como Spanair. Y me detengo en esto. Porque Spanair, amigo mío Margallo que ya le he citado tantas veces que le tengo hasta simpatía, lleva mucho de España en su marca. Y de Cataluña, claro. Recomiendo en una entrada de blog de Pablo Herreros analizando el punto de vista editorial de La Vanguardia con respecto a la Generalidad y Spanair.
Es marca España que un juez que investiga crímenes de dictadores, o que es conocido a nivel mundial por ello, sea inhabilitado. No entro en si la sentencia es pertinente o no, pero la marca España está también en eso y en los editoriales de periódicos como el New York Times o el Herald Tribune hablando del caso. La marca España es Todos con Barbate. La marca España es el pepino, haciendo extensivo a todos los productos que se venden allende nuestras fronteras y que ya son marca sin necesidad de hacerse foto con político de turno o agradecer favores. El mercado elige sus marcas y muchas son propiedad de compatriotas. Para mí, es marca España la web Filmaffinity, por ejemplo y no lo es o no lo son las supuestas hordas de supuestos ladrones de contenido que asolan la red. Me gustaría que marca España fueran los investigadores que curen el cáncer o el VIH. Me gustaría que marca España fuera una apuesta por la trasparencia y un modelo de eficiencia en la gestión, gracias al modelo de indignación y acampadas que fue portada en todo el mundo y que, manque le pese, señor Margallo, es o fue marca España porque se extendió a, nada más y nada menos, que Estados Unidos, principales importadores de discurso capitalista, neoliberal y salvaje a la humanidad y que vieron inspiración en los movimientos ciudadanos de las plazas de España que afloraron apolíticos y en mi opinión, fueron manipulados por unos y por otros, para emborronar el mensaje principal: eficacia en la gestión y transparencia.

Y los que se llenan la boca con temas del deporte, y con las victorias internacionales y demás que, no se engañen, son de otros por más que sean compatriotas nuestros, que no se rasgen las vestiduras porque es como somos. Ya lo siento. La marca España es más Goya que nunca en esos aspectos. Somos sordos o nos estamos volviendo. Somos tramposos. Es así. Ser limpio aquí es ser tonto. Y lo digo por el fraude fiscal, no porque se dopen los muchachos del pantalón corto. Ahí está parte de esa esencia que no asumimos antes de crear marcas que nacen envenenadas. Se premia al listo. Al que no paga a tenor de lo que gana, sino al que sabe mejor cómo no tener que pagar. No hay conciencia de que se contribuye a una mejora del bienestar social, que es la única manera de avanzar en términos sociales. El sector del lujo crece y el paro va camino de los seis millones y el país no quiebra, ¿por qué? Pues porque la crisis no es para todos. Algunos pagan porque la crisis se la adelgacen en una gestoría y el ciudadano medio se endeuda hasta las cejas simplemente para poder tener un techo y llenar la nevera semanalmente.
Y se premia al listo. Al que paga 0,00000 tanto por ciento de su fortuna.

Y sigo. Un país para crecer, necesita fe. La frase es de una canción de Mala Rodríguez. Pero, señores políticos, no yerren el tiro y pongan nuestra ilusiones en señores o señoras con mallas o pantalón corto que sudan la gota gorda en sus entrenamientos y tienen el premio que merecen en los podios. Eso es de ellos, no nos vendan la moto. El lema Hacienda somos todos caló hondo en su momento. Hagan lo mismo que en la DGT durante la última década, reduzcan drásticamente el fraude como se han conseguido bajar el númeroo de accidentes de coche. No puede ser más difícil una concienciación que la otra. No me lo creo. Se puede crear una conciencia social en lo tocante a tributos, sin privilegios ni excusas. Tampoco para los dirigentes públicos, a los que se les mete en el presupuesto a golpe de reforma. Ese es el camino. Soluciones a priori, antes de meter la mano en la caja. Sean honestos y fiscalicen esos ingresos, los de los deportistas de élite y todas las empresas o semi empresas que tienen en el patrocinio o gestión de eventos deportivos su nicho de mercado, hasta el último céntimo que sale y entra, y ya que tenemos ganadores en la patria, pues hagan lo mismo, que paguen en las mismas condiciones que tenemos los que perdemos casi siempre.

Y ya está. Bueno, sólo una cosa más.
Déjense de marcas hasta que no tengamos un país del que se pueda presumir de más cosas de las que pueda uno sonrojarse, por favor.
Es como si un país de África, prefiero no citar ninguno ahora que abundo en la más flagrante demagogía a última hora, presumiera de sus maratonianos teniendo nacionales que se mueren de hambre.
Pues, más o menos.

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