viernes, 23 de marzo de 2018

Ir con todo

Bueno pues ha ido todo bien y tranquilo. Dentro de lo que cabe. Tenemos ganas de más. Es chungo tocar por ahí y que no te conozcan y si no tocas, no hay excusas para conocerte. Es vicioso y es un círculo. A veces es un cuadrado vicioso. A veces es un polígono sin forma que igualmente conduce a un circuito viciado. Lo mío es un poco guerrillero. Antes era mas. Es de lo que se aprende, opino y pasar fatiga y que te de apuro y sonar mal. Es el mercado, amigo. Si quieres guerrilla, pues no te quejes de la humedad de la trinchera y el barro que cala. Sonar mal o sonar como se pueda, es la guerra. Bastante con que llegue la corriente. O soñar sólo. Vuelve a pasar. El autocorrector. Dónde está el autocorrector de la vida real. Pues que me cambia soñar por sonar, es ya un hit del blog y  un clásico del autocorrector del móvil. Que cambia lo por lp y tampoco le veo sentido. Y oye, me fundó los datos que da gloria y me aburro mientras salen anuncios en la tele. Y escribo. Es una tortura usar los deditos y tratar que tenga sentido. Quería hablar de la semana pasada. Que fue un atracón de los de antaño. Así se aprende. Es el mercado, amigo. A cabezazos. Después de una semana de conciertos a toda mecha quiero tener el cerebro en modo avión. La televisión y la bazofia que ponen ayuda mucho. Pero me apetece hablar de los conciertos. Te notas como un punto de lucidez después de darte la galopada. La dignidad del esfuerzo y ha sido un sueño tocar tan lejos. Los sueños no me los cambia el autocorrector. Llevaba años escribiendo a algunos sitios. A pubs míticos. Años detrás de que digan: ok, vente. Y que pueda ir. Es curioso eso de los sitios que uno mitifica de leer sobre ellos. Son como ciudades de la antiguedad por conquistar. Son terrenos de la mente. Le da uno sin querer y sin tener datos categoría de templo. Fortín de la fe. Es inevitable y casi podía decir que mola pero bueno, eso de mitificar es una gilipollez, todas las barras son barras, todos los altavoces suenan y todos los escenarios son tablas pero tocar en sitios que has oido mil veces, pues tiene su punto. Que no venga nadie es un punto pero en contra. Es el mercado, amigo. Se nos hace difícil competir en términos de igualdad con otros conciertos o eventos más sabrosones, más patrocinados o más todo. Lo nuestro es el margen. Y el margen lo petamos. No es nada malo. Sinsabor un poco lo de empezar a dar matraca y que no se persone ni lo mínimo, pero es lo habitual. Encima querrás que venga gente, me imaginaba a mi amigo Toni que siempre tiene ese tipo de salida, que es de Ubrique. Que vaya bien, encima. Además de tocar, que vayan. Tanto no pidas, hombre. Me lo imagino diciendo eso. Además de hacerlo, querrás que salga bien. Pero claro, entramos en subjetividades. Porque... No para todos significa lo mismo bien o mal. Es decir, qué es bien. Define bien. Empecemos a definir. Hay que manejar definiciones concretas de cada cosa. Si queremos entendernos, define lo que usas para categorizar algo y que usemos los mismos términos. Podemos hablar de bien de dinero, o de bien de sonido, o de bien de gente... O bien a secas.... Qué es bien.... Lo que es mal seguro que lo tenemos todo muy claro. Porque es más frecuente que todo vaya mal y porque se nos queda más en la cabeza. La memoria es super quejica y llorosa. Lo bueno, lo borra. Por eso, mola lo de las giras. Se recuerda con viveza la penuria pero en general, es bueno. Queda sabor bueno. Hablo en general, claro. Define sabor. Empecemos por ahí. Pero bueno. Bien. y ya. Bien está lo que bien acaba y bueno es lo que nos hace sentir que podemos ser mejores, más buenos o lo mismo de buenos pero más tiempo. Es jodido conquistar tierra ignota. Que no sepan de tí. O que sepan pero poco. Porque llueve y ya no es el bar el punto de encuentro.Es cierto que todavía no hay una aplicación que te ponga un birra fría a través del móvil, ni un concierto de alguien que no conoces. Al tiempo. Se retransmiten ya por redes. Pensamos en hacerlo una vez Pero bueno. No era eso de lo que quería hablar. No quería hablar de nada en concreto. De pasar un poco de todo escribiendo aquí que me gusta a veces, simplemente escribir, esperando que salga algo sin querer. Toco la guitarra igual. Esperando que salga algo sin querer. Lo asemejo al método cientifico. Ensayo error, ensayo error.... Hasta que pum. Éxito. En mi caso, ensayo lo justo. El error es mi medio natural. Luego me siento un poco culpable de no ensayar más. También me siento un poco culpable de no escribir mejor. No más, porque brasa doy. Una brasa mejor. Algo más refinado. En estos conciertos, hemos estrenado una canción: Un no mejor. La hicimos en Santiago casi a ciegas, y en O Carballiño, a lo loco. Fue la última. Nos gusta o a mí me gusta y los otros creo que se apañan con lo de improvisar cosas. Un poco a lo que sale. Sin querer. Como decía antes, hacerlo sin querer y sin haberlo hecho antes. A veces el público lo agradece y las más de las veces no hay público. Lo que también aporta un nuevo enfoque filosófico del asunto. Si no lo haces para que venga la gente, qué más te da que no venga la gente. Te lo cuestionas. Me importa, claro, si voy a taquilla y nos sale a deber. Que nunca pasa. Porque los dueños en general y en particular a lo largo de esta semana, se enrollan. Se enrollan mucho. Tampoco es fácil tener un bar con conciertos. Dios bendiga a todos los que se atreven. A lo que sea. En especial, en la música, y vencen al miedo. El miedo es el gran enemigo. Miedo absurdos que nos han metido en la cabeza. Con las putas multas, con la puta tele, con la puta crispación... Miedo a vivir... A no trabajar más y que nos vaya peor... A volver a estar jodidos como hace poco. Es un miedo serio. Yo voy apretando el volante y con los seis sentidos puestos. Es jodido. Y no está en mente de nadie un miercoles si hay Champions, irse a ver a un grupo loco de rock en acústico. O que somos unos mantas. Que algo de eso hay. De casualidad el sábado fuimos a ver a unos amigos de Granada que tocaban aquí y vivimos la historia desde fuera. Es otra cosa. Y cuando acabaron y estabamos ya un poco saturaos, nos fuimos a otro garito, eran las doce y poco, a echar una birra, a desconectar y oh no, resulta que había otro concierto. Vimos tres o cuatro temas. Segundo concierto seguido de la noche. Porque en la puerta nos dijeron. Pasad. Y bueno... Nose. Nos vimos un poco en el compromiso. No había ido mucha gente y aguantamos estoicamente. Fue como una bendición verlo desde abajo. Era un grupo de rock comercial de Madrid. Pijo, incluso. Te cuestionas cosas. Se me verá a mí así, te preguntas. Ves a otros grupos haciendo lo suyo y no puedes evitar hacerte preguntas. Y sentirte un poco fuera y dentro a la vez, un poco conectado a lo que es eso y lejos porque suenan pijos y comerciales, pero piensas,quizá yo lo sea también a mí manera o alguien desde abajo me vea a mí así. Lo he explicado fatal y con erratas y todo. Pero joder. Es un poco coñazo de contar. Fue un flash. Eso es todo. Y hay saturación a tope. Pero bueno esto no es ni un diario ni una mesa redonda.Quizá sea un diario redondo. Solo me dedico a dar vueltas sobre las mismas cuatro o cinco ideas. Y no cuento casi nada. Es jodido ir de gira. Pero no hay nada igual. Es como marcar un gol. Da igual que sea con casados contra solteros, en la liga del barrio o con los colegas en la pista que alquilan los fines de semana. Los conciertos son iguales. Son goles. A veces. Por la escuadra. Otros, de rebote. Tocas así, a las bravas, sin rider, sin manager, sin fijo y sin seguridad ninguna, y es como cuando vas a otro barrio a jugar a la pelota, cuando ibas, de chinorri y decías; ¿Puedo? Si estaban impares sobre todo. Y no te metían de punta. Eras el portero, hasta que te tocaba cambiarte y tal. Es así. Supongo que las cosas son de determinada manera, nos pongamos como nos pongamos. Todo sirve para aprender. Si quieres... O para no aprender nunca, si prefieres ser fiel a tu obstinación. Que tampoco es necesariamente malo, si lo vives con alegria. Que es como lo que te queda, el recuerdo alegre de algo. Y un gol es siempre alegre. Aunque sea una consumada derrota, y sea el tanto del honor. Aun en esas, es mejor marcarlo uno. Y seguir. Sin hacerse muchas preguntas. Creer siempre en la remontada, en la jugada casual o el rechace.... Creer en el juego. Como motor. Por si mismo. Tampoco tengo claro si todo esto es mi diesel de filosofía barata para seguir. Seguir palmando con deportividad. La nueva canción se llama Un no mejor. Como diría Antic, no hace falta decir nada más. O era Schuster. Da igual. No es el partido, no es el juego, no es ganar y obvio, no es la metáfora del fútbol porque a mí me la pela como deporte y menos como aficionado, entre otras cosas porque pienso que es de las disciplinas atléticas en las que interviene de forma más determinante la suerte, dicho esto, es un tema de sentimientos.
Darlo todo. Ir con todo.
Rematar de cabeza. Ir a todos los balones divididos.
Ser malo pero ponerle corazón. Y coraje. En fin. Qué voy a decir yo.
Con lo poquito que tenemos como para especular. Vamos con todo. Vamos y casi siempre volvemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario