lunes, 16 de junio de 2014

Esta semana empezamos a grabar con Enrique Octavo

Una vez a la semana me gusta contaros cosas sin mucho orden ni motivaciones particulares, simplemente escribir y bueno, no sé, esperar a que salga algo interesante, lo que no es, claro está, la mejor forma de que aflore lo interesante, pero bueno, me gusta eso, ponerlo un poco.... Qué palabra utilizar, no lo sé... Lo que sea.... El diario. Es el rollo de escribir un diario. Y abrirse... Ella decía que yo me abría demasiado aquí, que cómo no me daba pudor... Pero si no cuento ná, era mi respuesta. Lo sigo creyendo. Y si no lo lee nadie... Esa era la segunda parte de mi respuesta. Es raro porque no es cierto. Lo lee gente. Lo sé. Veo las estadísticas. Pero me gusta escribir como si no hubiera nadie al otro lado. No tenerlo en cuenta. Cuando lo tienes en el punto de mira... O no sé cómo decirlo... En fin, tampoco debería mentarla tan a menudo. La semana pasada, después de nombrarla con el pronombre que ya me parece muchísimo, pues vi una foto. Una foto. Seis meses sin ver fotos. Lo de las fotos es un tema. Vivimos en la dictadura de la fotogenia. ¿Ya os hablé de eso? La dictadura de la fotogenia. Da para una entrada entera. Yo es que salgo más bien mal en las fotos... De ahí viene todo. Pero bueno, no era de lo que os quería hablar. Porque quería que fuera nada de lo que hablase y ya que fueran saliendo cositas. Cositas. Esta semana van a pasar algunas cositas. Me gustaría daros un parrafito de cada movidilla. No quiero decir demasiado.... Vamos a grabar, ya os lo conté, ¿no?
Una grabación de Enrique Octavo.
No somos un grupo normal o al uso por muchos motivos que supongo que os interesarán absolutamente nada, pero como la mayoría de lo que escribo aquí. I know. O más bien, lo presupongo.
Grabar es siempre una aventura.
Tocar en directo son dos aventuras: Ir y volver.
Llevamos más de un mes sin ensayar. Desde el 8 de mayo, que fue jueves, para ser más concretos. Hoy he hecho la cuenta. No me considero músico. No sé si es una aclaración necesaria, pero ni soy músico ni nunca he aspirado a serlo, me da envidia la gente que sabe mover los dedos y aún más los que entienden de armonía. A mí solo me sobra el sentimiento. Y eso que últimamente mi vida sentimental es la de un gorila solitario en un zoo. Pero bueno... Quedan los recuerdos, ¿no? No es bueno sublimar los recuerdos. No es bueno sublimar nada. Tengo recuerdos como para ocho mil discos dobles. Me dan coraje los discos dobles. Mi grupo es un grupo. Que sí, que es mi proyecto y todo eso. Que muchas veces me llaman a mí Enrique Octavo porque es como que lo identifican conmigo mismo, pues vale. Pero soy Jose. Enrique Octavo es el grupo. Antes me fastidiaba un poco, sobre todo los que saben que me llamo Jose. Pues que me llamen Jose. Así lo veía. Hoy me da igual. Que me llamen lo que quieran, me da lo mismo. Pero vaya que soy Jose y Enrique Octavo es el nombre del grupo... Se me ocurrió con el nombre de un grupo de Argentina, Juana la Loca... Nunca los escuché. Alguien citó el nombre. Me pareció muy fuerte. Muy cañero. No sé qué música hacían y con mi primera banda cometí el error de ponerle un nombre en inglés, con tres palabras y una pronunciación o más bien una fonética más bien dificililla... No me iba a volver a pasar.
Me encanta la gente que usa el diminutivo con la palabra algunos.
Algunillos.
Algunillas.
Tengo algunillas cosas que decir sobre las grabaciones.
Por lo pronto, no me gustan. Me estresa. Quizá por eso escribo esto, por puro estrés.

Pues eso.
Nervioso.
Que estoy nervioso.
Todo lo demás es poco importante.

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