viernes, 21 de febrero de 2014

Morente más Morente, Morente más emocionante

Emocionante. Que es mucho decir cuando se trata de un concierto con más de una docena de artistas. con muy poco que ver entre sí. O con mucho que ver, en el plano de propósitos e intenciones y no tanto o no nada en géneros o estilos musicales. El homenaje o memorial o fiesta o no sé cómo llamarlo. Jueves 20 en La Riviera. Morente más Morente. Retrasmitido en directo por radio3, con Teo de Duendeando y JM Sebastián en un buen tándem. Un pelotazo. Muy emocionante.

Emocionante. Que es sorprendente que te emocione a través de las ondas, así que me figuro lo bruto y choqueante que debió ser para los asistentes. Con esa sensación inimitable de formar parte de algo. Sobre lo que decía en el primer párrafo, de si tienen en común o no tienen en común artistas como la Mari de Chambao, Amaral, Raimundo Amador, Juan Perro o Negri, pues (además del estatus de primera división o primerísima) pues por encima de cualquier otra cosa se notaba, se podía casi sentir la veneración, la total admiración y el infinito cariño por la figura de Enrique. De los granadinos pues no digo nada porque no voy a hablar de los paisanos. Bajo la influencia, claro. Todos. Hasta Noni con un deje inédito y por supuesto, los que compartieron hitos. Providencial y majestuoso Erick as usual. A mí muchas veces escuchando ayer radio3 me venía a la cabeza una frase: Joder, qué grande es Antonio Arias... Que es casi de la familia, claro. De los consanguíneos, pues qué decir. No era noche de muchas palabras. La emoción más auténtica siempre es parca. Todos sois hijos de Morente, dijo Estrella. Que habló poquito pero adecuado, muy bueno. Bautizo de fuego para Kiki y enésima reválida de Soleá. Qué le gusta, por cierto, a la gente ponerle pegas a la pequeña, eh. Cómo les gusta. Que si esto. Que si lo otro. Que si poco. Que si pronto. Madre mía. Qué le gusta al personal el critiqueo barato, oye. Nadie nace aprendido pero si tu padre es maestro se complica y si encima es leyenda, pues complicado porque nadie nace mito. Aunque no creo que ningún eventual reprochador niegue el aire, la verdad, la esencia... Aparte, que se la juega y el futuro que se le adivina. Y la emoción. Que no. Que es muy gratuito. Aunque esto no venía al caso.

Emocionar. Volvamos a la emoción. Que es lo que importa siempre a fin de cuentas. Eso es lo más difícil hagas lo que hagas. Emocionar. Pero si lo que haces es un concierto o recital conjunto, pues emocionar... Es la ostia. Porque no da tiempo a calentar. Te toca, sales y cantas. De 0 a 100 en cerocoma y además cantas Omega, o cantas Manhattan, o cantas Aurora de Nueva York... De 0 a Omega en cerocoma. O cantas por Los Evangelistas, que es también un tema. Emocionar en un pis pas. La Mala Rodríguez con En un sueño viniste, me tocó ahí y con Jota que tiene su propio apostolado. Faltó Yo Poeta decadente, que dijo Sebastian por la radio. Estoy de acuerdo. Teo, de lujo. En todos los comentarios y réplicas. Con los apuntes flamencos y en general con ese tono cercano y amable. En fin, emocionante. También para los retransmisores.

¿Hubiera sido una locura llevar tres cámaras o cuatro, una unidad móvil y darlo por la 2? ¿O por la 1? Aunque fuera en diferido. Igual se grabó, no tengo idea. Con intención documental, pero no es eso. El directo es directo. No hubiera sido lo mismo verlo (escucharlo, en mi caso) enlatado. (Por cierto, buscando en enlace en podcast en la web de RTVE, acabo de ver que lo van a dar el próximo domingo, os dejo el enlace: http://www.rtve.es/radio/20140221/morente-mas-morente-video/884021.shtml ) En fin, acabo de enterarme pero verlo, lo veremos. Y me alegro. En vivo hubiera sido lo suyo. Debe ser todo en directo. Eché de menos la retransmisión, poder verlo, aunque hubiera sido online por la web de RTVE porque la emoción se contagia de otra forma al verlo en vivo, a través de la pantalla y tiene otro efecto, otro detalle. Con la radio también, tiene otra magia. Igual porque lo escuché por la radio, estoy escribiendo esto. Que me da un poco de vergüenza hacerlo, la verdad. Lo que tengo claro es que si no me hubiera parecido tan emocionante, desde luego, no me metía en berenjenales. No hay intención crítica, ni muchísimo menos. Criticar sin ver o asistir, pues no, claro. Es más relatar la experiencia escuchante, ese momento. La vivencia. Y bueno, también porque me jodió que no lo dieran por la tele. La verdad, me jodió que no lo dieran en directo. Me acabo de enterar de que lo podré ver por diferido. ¿Estaría previsto? Que con las ondas ya me valía ayer, que se trasmitía del todo la emoción y el empuje y el vilo del público, además del respeto absoluto, no solo a la figura sino a la obra que, en suma, es lo que importa.

¿Qué ponían en la tele a esa misma hora mientras la emoción desbordaba La Riviera? La Voz Kids. Y probablemente estaría batiendo récords de audiencia, o eso dicen en las promos de Mediaset y desde luego, dentro del formato reality, está claro que hay pocas opciones que tengan la capacidad sobre el papel de sentar a toda la familia en el sofá. Y los niños... Pues eso, niños. Emocionan, ¿no? En general. Es otro tipo de emoción, desde luego. Una emoción más industrial, más carantoñera. Es otra cosa... Lo de la Riviera también tenía un toque familiar, desde luego. Todos sois hijos de Morente, ya lo dijo Estrella. Pero la emoción era distinta... Auténtica, única. De un día, emoción del día como el pan. Como el pan, que cantaba Jonathan Richman. Del día como el pan. Os pego el enlace por si no lo habéis escuchado. La letra lo explica mejor que yo.



Pues nada, que fue como el pan. Los cantantes, a cantar. Y Morente, dónde esté, seguro que lo pasaría mal con los dos pequeños suyos viéndolos en primera línea omeguera, jugándosela y también por el plantel seguro abrumado, seguro, de tanta estrella alumbrándole a él. Y a sus discos. Y a través de la radio, sin querer, a veces buscabas un eco, ese eco, algo suyo, la profundidad, una sombra... Y la buena noticia es que no. Ni de cerca, en ninguna canción. Ni un poquito. Y es bueno porque marca el nivel del maestro y demuestra la personalidad de todos y cada uno de los artistas, muy especialmente de los consanguíneos. La personalidad. La personalidad propia es la mejor herencia. Y sin duda, sería el mejor motivo para estar orgulloso de todo lo hecho. Si lo escuchó por radio3, hasta José Menese se debió emocionar con lo de ayer.
Que hagan gira.
No, es broma.
Pero oye... ¿repetirlo en Granada?

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