jueves, 14 de marzo de 2013

El gran descontextualizador

Ten cuidado con lo que escribes en el blog, que alguien puede retuitearlo, es el nuevo ten cuidado con loq ue deseas, que puede convertirse en realidad.

En fin, no voy a darle muchas vueltas a eso.
Pero, os cuento.
A vosotros no os pasa que os recordáis a vosotros mismos en el pasado como unos patanes.
Sobre todo, en la adolescencia. Mi yo de veinte años era un pringao. Mi yo de treinta era bastante gañán. Y mi yo de anteayer, pues no lo tengo claro, pero probablemente fuera un poco tontorrón también. Sé que no me pasa a mí nada más porque se lo he escuchado a más gente, a Vigalondo en una entrevista. Me da miedo mencionar a Vigalondo, porque una vez lo hice, me retuiteo y el blog tuvo seis mil visitas de golpe. A menor escala, el otro día me pasó lo mismo. Con una entrada que escribí en verano. Un verano horrible. No quiero dar detalles pero ni un día de vacaciones, ni un día de playa, solo un concierto en todo el verano y pasándolas putas por otros mil motivos, el caso es que estaba hecho una piltrafilla. Mi yo del verano pasado era bastante calcamonía, para qué os voy a decir otra cosa. Escribo el blog por impulsos, lo he dicho a menudo, no tengo tiempo para hacerlo mejor o lo hago así simplemente porque me da la gana. Uno piensa que el blog es un espacio de libertad, de decir lo que te plazca y es lo que pretendo, a lo que aspiro. Mi pequeña contribución al desorden mental generalizado del mundo, desde esta ventanita que tiene un alcance limitado. Yo no le doy publicidad al blog, no le doy propaganda como diría mi abuela porque no creo que haya aquí casi nada de mérito. Es un poco charlatanería, es por eso por lo que lo mantengo, para tener un espacio para ejercer la demagogía sin límites, entre otras muchas cosas. Subo canciones, vídeos, fotos... En fin, lo que es un blog personal. Pero claro, no es personal. De hecho todas las entradas son públicas y alguien puede leerlo y retuitearte. Y de un día para otro, 400 visitas. Habitualmente el blog lo leen dos docenas de personas. Un golpe de varios cientos me deja asustao. Si hablamos de miles, pues ni te cuento. Lo de las erratas, es otro motivo. No corrijo las entradas. Qué sentido tendría, y claro, entre que no las pulo mucho y que tampoco me como la cabeza en elegir temas interesantes, en fin, que el blog es una caquilla. Y no lo digo por excusa, es que es así cómo me siento. Veo y leo muchos blogs de mérito y la envidia me corroe. Con reportajes o críticas o cosas guapas de verdad. Publicables como quien dice. Y yo no veo esto, lo que escribo aquí, según me da la volaera, nada publicable. Ni falta que hace, añado. Entonces, ¿para qué mantener un blog? Pues para eso. Para cuestionártelo, día a día.
Y mira que el corrector automático me marca las palabras fallidas con un subrayado rojo con forma de canalón de mini tejas, pero es una cuestión de planteamiento previo...
Es como si estuvieramos charlando entre amigos...
Menudo planteamiento chungo de asumir el internet, entre amigos.... Valiente chorrada.
Lo sé. El caso es que cuando de repente una entrada tiene muchas visitas me asusta, me alarmo.
Me da miedo. Y, vale que puede que sea miedoso de más, pero tampoco me quiero sentir utilizado... Me pasó con lo que refería antes. Defendí a Bisbal en el foro y muchísimas fans me lo agradecían de un modo que me hacía sentir un tanto incómodo, ya que por momentos quizá fui un poco irónico. Respeto a David, conste. Respeto hasta a Mario Vaquerizo, que un día que me levanté con el pie izquierdo lo comparé con Belén Esteban, con la que, por otro lado, estoy seguro que estará encantado de ser comparado, y me arrepiento taco de arremeter contra cualquier figura pública a costa del blog personal, del yo lo valgo y del te cuento mi paranoia entre amigos, porque no. No es plan. Dicho esto, si escribo sobre el PP o el PSOE, me asusta que los contrarios también se sirvan de mis argumentos para apoyar los suyos. El rollo trinchera. Y que una entrada de mi blog sea retuiteada por alguien de un partido político... En fin. Estos dilemas tan absurdos. Para mí lo son. Vienen dados en gran medida por la distinta concepción de los tiempos que tiene el internet. Algo que escribiste hace mil, vuelve a la palestra porque alguien ha hecho un fotomontaje en Facebook con una cita y una foto, y la gente busca más datos. Y yo releeo la entrada y digo, cómo es posible que yo haya escrito esa bazofia y encima esté medio orgulloso, pa colgarme del palo mayor. Casi todo lo que releeo, por este tipo de motivos, me parece criminal, retorcido y pesado. Pesado sobre todo. Más pesado que una vaca en brazos, pero es otro de los motivos que alego en plan, el que ha querido llegar hasta aquí leyendo, pues ya es cosa suya. Yo he dado la tabarra todo lo que he podido, por verborrea que no quede. Y así. El gran descontextualizador que es internet. En los muros abiertos de facebook las fotos de 2009. Los usuarios con fotos de novios o novias anteriores y las de los nuevos. Ese tipo de cosas. Fotos en las que hay otros ojos, porque el tiempo cambia las miradas. chistes de twitter que hicimos en 2007 y que has leído medio millón de veces en los dos últimos años. Una entrada de blog en la que te pusiste estupendo y que tiene unos cuantos de fallos en la puntuación, además de tener menos ritmo que una marcha fúnebre. Mi yo de antes. Lo que decía. En las fotos de perfil de facebook, en esa carpeta, se resumen todas las metáforas. Ahí están, en forma gráfica, todos los yos de antes. Y en las fotos más jóvenes, con los ojos más jóvenes, está esa ingenuidad. Ese tonto entrañable de veinte años del que nos acordamos con cierta nostalgia. Los yos de antes que casi no nos creemos que fueran posibles. En el gran descontextualizador se acumulan. Todo se acumula. Y ahí se queda. Lo escribí aquí, que yo me hice el blog, sobre todo, o que no lo hice antes más bien, por entender internet o para entender internet y bueno, después de estos trastabillados párrafos morralleros, pues eso, que está claro que sigo sin conseguirlo.

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