martes, 4 de septiembre de 2012

Leña para el invierno

El otro día salí a pasear por un pinar cercano a casa.
Llevaba un carrito de la compra y fui recogiendo ramas y troncos.
Al llegar y dejarlos todos en la puerta, les hice un par de fotos. No quedaron muy bien porque estaba anocheciendo. No parece demasiado, pero es bastante como para dos chimeneas de dos noches. Se avecina un invierno muy duro, intuyo que también muy frio. Abastecer de fuego un salón medio no solo no sale rentable sino que supone mayor desembolso que encender todo el día la estufa, aparte del transporte. Las temperaturas aquí rondan los bajo cero, es complicado. Por otro lado me fastidia depender de la electricidad. Las ramas de los pinos están en el suelo, no hay más que agacharse. Todas las que se ven en las fotos, que son las mismas solo que tomadas desde distintos enfoques parecen enanas, muchos de los palos lo son pero también cogi la base de un árbol que arrancaron de cuajo, creo que porque estaba demasiado cerca de la carretera de tierra. Es un trozo muy grande pero está debajo del montón. No es mucha leña, ya lo sé, apenas si fueron dos horas de paseo. Volveré a por más. Va a ser un invierno largo, frío y cruel. Antes de que llueva volveré a pasear por los pinares con mi carrito de la compra y lo volveré a llenar de palos, piñas y restos de troncos. Si lo hago media docena de veces y tengo buena pesca, me podré abastecer un par de semanas o quizá un mes y pico en lo peor de noviembre y diciembre. Lo mejor es que es gratis, claro, que hago deporte mientras recogo las ramas del suelo y que me siento plenamente integrado con el bosque y mi carrito de la compra, la imagen valdría para un videoclip, yendo a por leña para el invierno. Que me mola, vaya. Prometo mejores fotos de mis siguientes incursiones.




2 comentarios:

  1. (¡Hola José Miguel!) Una ventaja más: limpias de leña seca el bosque. Leña seca que, como se ha vuelto a comprobar este verano, acaba alimentando los incendios forestales veraniegos...

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  2. Pequeña contribución pero oye, contribución al fin y al cabo. Un saludo, Nacho!

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