sábado, 29 de septiembre de 2018

la sala de no esperar

no esperar respuesta nunca, con un par, no esperar y ya, ni respuesta ni repuestos ni reposo ni responso ni nada, no esperar respuesta del mismo modo que no se esperan las preguntas, lo ves, no, espera, dale otra vuelta, no esperar respuesta como el que no pregunta, mejor por ahí, sigue, a ver, no esperar respuesta como el mudo, venga, no esperar respuesta como el sordo, vale, todo es igual, no esperar respuesta como el que no conoce el idioma, no, ya no, cambia algo, no esperar respuesta como el que manda sondas al espacio, vale, esa es buena, sigue por ahí, otra vez, no esperar respuesta como el que suelta marras, no, eso no, es feo, prueba de nuevo, no esperar esa gran frase sentenciosa que lleva el eco incorporado y a la que llamamos respuesta, pues vaya mierda, debería borrarlo, borra todo, no esperar respuesta como el que borra todo, ok, no esperar respuesta del panel de mandos de nuestra cabeza para actuar solo con la electricidad del impulso y seguir la corriente que trasmiten los sentimientos y solo eso, no esperar equilibrio, no esperar turbulencias, no esperar turbiedad, no esperar nada bueno, no esperar sentirse amado o pleno, no esperar que triunfe, no espera que asome la cabeza, no esperar que nazca vivo, no esperárselo sano y con todos los dedos, no esperar que sea algo que nos haga felices, no esperar que no nos haga llorar y colgarnos de la cocina, no esperar la felicidad y a ninguno de su familia, no esperar que llegue todo de forma inesperada, eso o lo contrario, que sea lento pero satisfactorio y que no cambie el mecanismo, no me explico muy bien pero eso ya no se puede cambiar, no esperar cambios, no esperar una explicación, no esperar una última cita, no esperar un mensaje de reconciliación, no esperar una llamada de arrepentimiento, no esperar que cambien los demás, no esperar ser otro, no esperar que nos esperen, no esperar reacciones distintas de las que siempre tienes,  y tampoco esperar que reaccionen como tú, no esperar golpes de suerte, esperarse golpes de todos los tipos menos de ese y no esperar para protegerse, no esperar para montar el refugio, no esperar a que cambie el tiempo, no esperar la protección de nadie, ni el cuidado, ni el consejo, ni la tutela, no esperar la penúltima conversación, no esperar la última coyunda, no esperar que te den la razón, no esperar que no te la quiten, no esperar cobrarlas todas juntas, no esperar que rime, no evitarlo tampoco, no esperar correcciones ni parabienes, no esperar maniobras traicioneras por la espalda, no esperar la paranoia que galopa, no esperar escuchar halagos, no esperar reconocimiento de ningún tipo, no esperar que estén ahí los amigos, no es la respuesta, es la espera, da igual lo que sea, pero no da igual de quien depende, eso es lo único que no libra de esperas, que no depende de otros pero en multitud de ocasiones, es inevitable, dependemos queramos o no, y depender es esperar y para no esperar solo hay que no depender, se puede, es durillo a veces, es un rollo, es pesado, es tedioso, es una puta mierda vaya pero si no dependes, no esperas y es lo que hay, no se puede cambiar eso, por mucho que se intente, le puedes asignar otro valor a tus esperas o a tus dependencias pero solo eso, y cómo hago para no esperar nada, cómo se hace no esperar nada de las cosas a las que les pones ilusión, amor, cariño... Cómo hago para no esperar el próximo polvo que me quema en la piel... Cómo hago para no esperar querer.... Lo mismo que haces esto.... Como no espero respuesta, vuelvo a los puntos suspensivos y yo mismo me contesto, los lectores fieles de este estercolero sabréis que tuve una época muy mala con los puntos suspensivos.... A las malas, puedes decirte a ti mismo que el sexo no es tan importante, y convencerte para no esperarlo. Depender de la cama, es jodido para el amor. Qué asco de frase pero es fiel a lo que pienso. No esperar que las frases no te den asco antes o después, que todo termine por parecerte una gran mierda agrandada artificialmente, no esperar como no esperas para escribir. Simplemente escribes. Ya es bastante. No esperar como no releer. No esperar como no corregir. No esperar como con todas las cosas que no haces. A veces nos cuesta. Y lo tenemos delante. Hay mil cosas que debería hacer y no hago. Pues igual. Escribir, sin más. No esperar, sin más. Y no esperar nada, escribas lo que escribas, no esperar respuesta de la editorial, ves, lo ves, mejor, no esperar la carta de rechazo, no, ni eso, arrancar el número de la puerta y no tener buzón siquiera, no esperar nada, no tener timbre, no tener teléfono, darse de baja de internet, no tener móvil, no tener nada y que luego la nada te posea, no esperar respuesta como un náufrago, venga, te has pasado, que no está visto ni nada, olvida lo de naufragar, cómo si no fuéramos cada uno ya una isla desierta, o un par, un archipiélago, una isla con muchas cosas pero bastante desierta por dentro, como estamos un poco todos, pero no es el gran simil como para manosearlo tanto, no esperar que las metáforas salgan como croquetas, como el que echa a navegar botellas vacías con mensajes dentro, oh, no, es demasiado, eso no, muy manido, borra, borra, borra todo, no esperar como el que borra, o el que nunca borra, no esperar como no espera la goma de borrar, uf, eso no, de mal en peor, deja de personificar, no funciona, la goma de borrar no tiene conciencia ni actúa de motu propio, eres tú el que la aprieta y la rasca contra tu idea invalidada, no esperar que las cosas se borren solas, vamos, inténtalo otra vez, cambia cosas, puede que así funcione, no esperar que las cosas funcionen es una buena forma de que por lo menos mejoren un poco en su disfuncionalidad, no esperar que nada se arregle, no esperar peores dolores, no esperar estabilidad, no esperar colores y no esperar el blanco o el negro, no ser gris en todo caso, afrontarlo, asumirlo, el silencio, la nada, no esperar respuesta como el que llama fuera del horario comercial, ok, eso es, sigue, no esperar respuesta como el que llama de la compañía telefónica con sus ofertas comerciales a la hora de la siesta, bien, es eso, por ahí, no esperar respuesta como un captador de ong, no esperar respuestas como el que pide firmas, no esperar respuesta el que  reza en voz alta, vamos, sigue, no esperar respuesta como el Testigo de Jehová que llama a puerta fría, es justo eso, no esperar respuesta el que le escribe una carta al periódico, una carta abierta o a súplica al monarca o a la Administración o a un político, uf, flojo, sigue probando, no esperar respuesta como el que hace ensayo y error, mejor, no esperar respuesta como si mandas sms a tu ex que te ha bloqueado de todas partes, vas pillándolo, muy de ahora pero poco plástico, no esperar respuesta como el que escribe a las salas de concierto chulas que piden alquileres imposibles y ni te lo piden porque te ven las hechuras, así mismo, no esperar respuesta como el que habla solo, buena, vas afinando la escopeta, sigue dando tiros, no esperar respuesta como el que dispara al aire, venga, no esperar respuesta como el que escribe un blog, buena, dale, no esperar respuesta como el que maldice a los dioses, como el que blasfema, no esperar respuesta como en el delirio, no esperar las tomas de la medicación, no esperar respuesta como el que envía versos poco corregidos a un concurso en un certamen de poesía, venga, es eso, no esperar respuesta como el que pide justicia, no esperar respuesta con esa ingenuidad buena de los que piden tierra y libertad, no esperar respuesta como el que es sordo de nacimiento, venga, dejalo ya, no esperar a secas, no esperar llueve o truene, no esperar que pilles un saxofón o una trompeta y que solo con soplar, suene, no esperar que todo lo que se toque sea oro, no esperar que no nos engañe e brillo de todo lo que reluce, no esperar la respuesta apropiada, no esperar amor o car ni respuestas ni en consultas, ni el autobús, echar a andar, es el concepto: echar a andar y no esperar nada, no esperar darse la vuelta, no esperar llegar a la siguiente parada como el que llega a la segunda base en baseball, no esperar nada de los astros, no esperar señales del cielo, no dar vueltas como no se espera, no esperar como con lo que sale solo, que no se piensa, no es eso exactamente, me explico como el culo, no esperar follar igual que no esperas que se te acerquen, no, no es cosa de acercamiento, no esperar éxitos de lo que no no esperar la tormenta pero tampoco paralizarse y cómo conseguirlo, cómo dejarse los mecanismos mentales que nos hacen no dejarnos llevar, vivir en el pasado, vivir en lo que debería haber sido, es el primer paso para morir en el presente, negarlo, negar esto, que estás aquí y que estás leyendo, que sigues leyendo, es esto, donde estamos y lo que estamos haciendo, el conflicto viene por la colisión de los planes o metas con lo que simplemente pasa, las cosas pasan, es bueno o es malo o simplemente escapa al juicio, no estar todo el tiempo analizando, ya, me gustaría no hacerlo, me encantaría librarme de las expectativas, hacerlo un quiebro a lo que espero, y quedarme la ilusión pero sin agotarla, sin bebérmela toda al trago, sin que se acabe pronto, intentar alargarlo, y buscar ese equilibrio, hacerlo sin proponerselo y ya es tarde para eso, el material de la tierra es el tiempo, es nuestra única unidad de medida y pronunciarse es situarse en la línea, dos fuerzas medidas en una magnitud, por lo menos dos, en una realidad concreta, y es clavar una pica, es plantar un mojón, es clamar al cielo, es montar un campamento, es ponerle un nombre a algo, es un  es un hecho concreto, esperar un hecho concreto, no sé si es eso, los hechos o el proceso de la espera, y mira, pasa a veces que esperas respuesta sin formula pregunta o creyendo haberlo hecho pero no ha llegado, pasa a veces con los correos que se quedan en el limbo de la bandeja de salida, y nunca salieron, y nunca podrán llegar de vuelta, no es algo de lo que nos demos cuenta así de pronto, pasa tiempo, pasan las penas, cambia el sol, cambia la estación, se nos hinchan las pelotas, se nos quiebra la voz, se nos eriza el vello con un inoportuno recuerdo, y así, con días y más días, finalmente se olvida, el corazón se va llenando como una presa pero se vacía como un reloj de arena, el teclado está lleno de hebras de tabaco y de polvo y pelo, células vivas, su propio ecosistema, ecosistemas inesperados que nacen donde no nacen las respuestas, y di respuesta, di aventura, di corazón, di paciencia, di viaje, di campaña, di búsqueda, di algo pero dilo, claro, porque lo que no dices, no puede contestarse, lo que crees haber dicho, o lo que crees haber hecho, como por ejemplo haber enviado un correo que nunca llegó o una llamada que no fue ni perdida, o un enlace roto, o vete a saber, a veces se rompe la cadena, ojo con la presunción en todo ámbito, en resumen todo lo que crees y no es seguro, que son el cien por cien de cosas y el miedo que acarrea la poca certeza en muchas de sus formas, condción humana aunque creo que a los gatos les pasará algo parecido, y ahí está, en el mismo sitio donde no se espera respuesta, no esperar respuesta como si no hubiera señal de móviles, no esperar respuesta como si no tuvieras batería, no esperar respuesta como si no tuvieras teléfono, ayer pensé en deshacerme del teléfono que quizá sea un método tajante de no esperar respuesta pero sin duda, definitivo, voy haciendo mis pesquisas sobre cómo librarse de anhelos, di anhelo, di ansiedad, di correo de todo ok, di mensaje de confirmación, di lo que quieras, pero di algo, si no lo dices, no existe, si no contestas, estás creando un pespunte en el destino que a saber cómo retuerce la sisa, y piensa solo en tu hilo y en tu puntada para coserte al universo, ojo, que no es poca cosa coserse al universo y los flecos pues mejor que no sean ni de tu incumbencia, todo lo que no depende de ti, que es mucho más de lo que crees, pues déjalo ir, y también el miedo que en parte no está en tu mano por lo irracional pero se le puede buscar cauce como el que acota una riada, está en tu mano eso y no así la tormenta, ni la del cielo ni la de tu cabeza, hay que aceptar la naturaleza de las cosas, hay que aceptar que los días se van de las manos, hay que aceptar que las cosas son como salen y nosotros hacemos lo que podemos, a veces más, y aceptar el fin, aceptar los medios, y aceptar incluso los miedos, que es como lo peor, aceptar los principios, los de uno y los de los demás que esto cuesta un poquito más y aceptar sobre todo los finales, aceptar los dolores como parte del proceso de la cura, que si te pica es que ya está casi curado, aceptar el picor y controlarlo, es todo la aceptación, después del amor, qué otra cosa podía ser, llegar a aceptar lo que no es, lo que no será, lo que no era, lo que parecía, lo que parece pero no es, lo que parece que nunca será y todos los tintineos posibles, con el miedo a que las cosas terminen mal, o que terminen simplemente pero terminar es siempre terminar, ni bien ni mal, terminar es un fin, terminar en el medio a veces y un fin en sí mismo, no tanto una meta, no es un objetivo, es la manera, es el tiempo, es el ciclo, por fin, las dudas se acaban, se lanza uno al vacío y vienen las cosas, los divertimentos, los comentarios espontáneos, los tropiezos, los engaños, uno se relaja y vuelve a confiar y de repente, tienes todas las respuestas sentadas a la mesa esperando a que les sirvan la sopa, con la servilleta colgando del cuello de la camisa y alguna respuesta a pecho descubierto, sin camiseta y sin pudor ninguno, y vienen las prisas, con el hambre y ahora eres tú el que está en la sala de no esperar, con pupilas que te meten prisa, con voces que se apuran, con la tensión de tener que tomar decisiones y sobre todo, apechugar con ellas, y ese es el sitio, dónde te sientas a no esperar y deberías tener una habitación en tu casa, sin nada más, pintar las paredes si acaso pero sin muebles, sin nada, de negro pintadas o de algún color oscuro y que sea esa la habitación para las respuestas, la habitación de la pregunta permanente, y meterte ahí cuando tengas dudas y salir siempre sin ellas, de la forma que sea, el tiempo que haga falta, la sala de no esperar, la sala de no esperar nada

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