jueves, 29 de octubre de 2020

Prohibir la noche

Estoy sin wifi. Diez días llevo. Justo a mitad del cierre perimetral. Estoy sin wifi. Mercurio retrógrado, pienso. Tengo miedo a toparme con más averias. Se ha fundido el router o eso parece. Me ha pillado el cierre sin wifi. No negaré que me ha jodido . No se ha roto nada más. Tengo el salón lleno de cables. Explotaron dos bombillas pero eso no cuenta. A veces parece que los aparatos fallan en cadena. Se pasa la avería de uno a otro y va dejando su huella de fatalidad. La cafetera funciona regular. Es la nueva. Regalo de mi hermana. No es culpa de ningún astro. La proporción de agua. Todo son proporciones como en el universo y pillarle el punto . En esas estamos  



Siempre se me ocurren dos o tres temas serios para comentar en el blog, más allá de conjunción astrologíca y mi condición logística. Mañana me traen router nuevo. Ha venido dos veces el mensajero o eso dice. Domicilio ausente. La madre que lo parió. A efectos prácticos estoy confinado. Al cerrar la ciudad, se cortan las visitas. Estoy solo a siete km de la ciudad pero son un mundo. Al final del anterior encierro de marzo, los bajé corriendo. Una locura. Lo he hecho más veces. Y subir. Al trote o paso ligero. Hay un buen camino y también un buen trecho. Pues eso. Que no salgo a nada y el mensajero dice que domicilio ausente. Mercurio retrógrado, diría o mensajero retrógrado, por qué no. Dificultades en las comunicaciones. Es el puto cosmos. No voy a culpar al mensajero pero que podía usar el claxon. Domicilio dormido. Más que domicilio ausente pero bueno. A ver si llega el puto router y que no sea nada más. Tengo la convicción íntima de que habrá otro fallo. Pero bueno. Tampoco tengo teléfono. No hay línea 



Por lo del cierre, no podemos ensayar. Los del grupo viven en la ciudad. Y no quedo habitualmente con nadie del pueblo. Tampoco está la cosa para hacer gentes. Pero que mi cierre en las afueras se hace un poco más jodido. Lo de ir a un bar mismo o echar un café. Es confinamiento de pueblo que tiene sus ventajas. Poca gente. Mucho campo. Mucho camino de huertas. El campo todavía puede andarse. No le han puesto puertas. Por ahora. Dentro del horario, claro.

Estamos en récord o sea que es lo que hay que hacer pero lo del toque de queda es siniestro. De otra época. Y hoy pensaba en lo jodido que es que nos prohiba la noche a los que somos nocturnos. Que es minoría y una minoría desvelada e insomne y también es la marabunta del coperio y la jarana que es minoría igual pero venida arriba con rones y Coca colas pues hacen bulto, provocan molestia, alteran el vecindario... Hay muchas noches, claro. Yo hablo de la mía. Que más bien es la solitaria y calmada . La noche lenta. Que las he tenido de todos los colores. Noches de sed imparable y dar por culo a los vecinos con la música muchas. Sigo molestando de día, creo pero no es plan fiesta.

Los chavales sin miedo a nada y con ganas de todo son imparables y brindo y brindaré por ello. Chin chin. Los idiotas lo son a cualquier edad pero en sus inicios se agudizan los efectos. Chin pum. Veo noticias y por un lado, me escandaliza y me jode que se salten las normas con fiestas de varias decenas de personas y por otro, me congratula sus ganas de vivir o de vivir contagiados o de morir o yo que se, sus ganas en general. Ando con poca ganas pero no niego que me da envidia todo menos la multa que espero que se lleven y se merecen. Es la consecuencia de prohibir la noche. La noche oficial. La noche con papeles. Los que pagan licencia de noche entera.  La noche rápida. No como mis noches lentas de viejo con libro y manta. En los garitos, su lista. Su documento. Su aforo. Control de todos los que entran. Una noche más numerada. Lo otro es sin control y la norma pues se incumple porque es poco justa. A mi me corta de ir al horno de pan a por napolitanas o las barras recién hechas que era un paseíto que me gustaba. Me gusta vagabundear solitario en la noche. No veo el riesgo a eso. No es una queja  prohibir la queja. He hecho una canción nueva. De lo de ahora y tal. Se llama Prohibido bailar.

Porque está prohibido. Es lo más cerca que vamos a estar nunca del que nos quiten lo bailado. A punto. No me quejo. Eh. Que yo bien. Con el síndrome este de las afueras y que me pasó las noches despierto. Y me duermo a las siete o a las ocho. Engancho las primeras noticias. Me trago toda la teletienda pero vaya que bien. Mañana espero tener wifi. Hala. Esto lo escribo con el móvil y te cansa tanto deditos ya, venga. Mucho ánimo. Ya queda menos .

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