jueves, 8 de octubre de 2020

Nos consumimos como a las series

 Nos consumimos como series. Vamos ofreciendo un piloto que arrebata. Y que engancha. Todos tenemos el personaje muy bien dibujado. Muy bien trazado. Un perfil.  Asentado. Y claro. Nos entrelazamos y no siempre surte efecto. No nos engancha. Se queda en capítulo suelto. A veces nos hacemos un primera temporada con personas o personajes con los que apenas surge un diálogo genuino. En el guión se van intercambiando los roles. Se reutilizan las frases. Es el proceso. No es un calco. Pero seguimos unos patrones similares. Necesitamos ese giro. Esa emoción. Ese enganche. Que viene de lo mismo de antaño. Se incuba en incertidumbre. En cambios de opinión. En persecución. En búsqueda. Lo que ocurre en las series. Lo que nos hace ver el siguiente. Lo que nos tiene en vilo. Lo que nos deja con el misterio.

Previamente en tu vida. Y enumeras relaciones de los últimos años como un trailer de presentación. Previamente en tu corazón. Y en el breve resumen evitamos dar protagonismo a nadie del pasado aunque lo tuviera para que no vuelva al elenco. Aunque solo sea el imaginario reparto y como personaje invisible pero personaje al fin y al cabo. Hay lecturas de guión inconscientes en los primeros cafés. Las primeras citas. El párrafo de sinopsis. Las bases de lo que esperas. El nivel de debe y haber. Lo que se pide y se da. Esa negociación va fluida en los primeros capítulos. Y corre libre mientras se desvelan incógnitas. Mientras se aportan datos de cada uno. Gancho para mañana. Previamente en nuestra relación. Y en unos meses estáis de novios sin darte ni cuenta. Es todo fácil. En las horas libres. Sin darte cuenta. Un fin de semana si sí y otro no. Lo típico. Le pillas cariño al personaje. Te sientes identificado.


Conocer a familiares es pasar a la segunda temporada. Relaciones de meses en las que no se llega ni al círculo de amistades es mucho más habitual de lo que parece. Un eterno capítulo piloto que no arranca. Que no despega. Que no apunta. Aunque tengas tus curiosidades.  Dura poco. Es difícil 6 fácil a la vez. Enganche tonto. Sin interés real. Querer saber cómo acaba. Cómo termina. Cómo se desarrolla. Hay más interés en llegar al final que en saber qué está pasando realmente. Le das una oportunidad a sabiendas que no llegarás a verlo entero  

Se pierde. El interés y el hilo. Se va bien y de un día para otro, no hay trama. Las tramas se suceden pero todos los argumentos se parecen. Pocas historias llegan a segunda temporada. A tercera. A  consolidar. A crecer del todo. Con algunas personas o relaciones hay un deja vu. La sensación de haberla visto. De haberla vivido. Y luego se repiten escenarios. El viaje de fin de semana. Hotel. Casa rural. Apartamento de la playa. Se repite argumento con otras frases pero el mismo tono. Los mismos giros. Asusta que sea todo tan parecido.

Lo bueno es el descubrimiento. El enganche genuino. Cuando nos atrapa algo sencillo. Ni es compromiso ni dura. Pero es un trepidar que nos mete de lleno en la historia de ese momento. Ese guión corto y ya visto. Ya leído. Ya vivido. Ya amado. Ya sentido. O algo que se parece mucho. Y tuyo. Eso sí. Esa sensación de que todo es nuevo y propio. Y se vive por primera vez

Nos pasa a todos que somos presa del entusiasmo y devoramos pasajes de tres en tres o cuatro en cuatro. Horas seguidas. Darnos el lote. Igual que los fines de semana libres. El puente. Las vacaciones. Los días como episodios seguidos. Que se suceden. Y luego volvemos a nuestro otro ritmo.  Amor a plazos. Amor en horas extras. Amor a ratos. Amor a distancia. Enganches a los que llamar amor porque no hay otra palabra que se me ocurra. Previamente en nuestra noción de amor. Y así vamos.  Entramos y salimos de personas y de la vida de personas que se vuelven protagonistas o secundarios o secundarias de lujo o no pasan de cameos que no cuajan. En general es como un bufet de emociones en los que llevamos dos pinzas y una venda en los ojos. Y poca paciencia y mucha hambre. Y en el fondo pienso que es todo aburrimiento o constumbre y más vacío que nunca. Más súbito. Más tramposo. Peor escrito. Los guiones de nuestros amores se han vuelto pulp. Serie b. Bajo presupuesto. Un spin off constante del que fue el primer amor. Una mierda. En general. Una serie mala que engancha. Así lo veo. Espero estar más animado mañana. No lo creo pero no pierdo la esperanza.


En general me aburren las series porque en general están hechas para eso. Para llegar a aburrir. Como el amor. Eso creo yo. Un poco deprimente pero así es. 

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