miércoles, 29 de noviembre de 2017

Atrapado en una discusión ajena

el otro día me pasó un caso y quería darle aquí un repaso pero es poca cosa, iba a salir del portal de mis padres y llevaba una bolsa con comida casera muy rica en paquetes de plástico y el ordenador medio asomando de la funda y a punto de caerse, y en la misma puerta que tiene tres escalones, me encuentro a un señor de mediana edad tirando a entera y con el móvil en la mano como esperando a alguien, y pasa otra señora más mayor, tirando de dos perritos minúsculos que diría que eran de la raza yorkshire y cada uno avanzaba en dirección contraria, y ella tiraba de las cuerdas extensibles, al ver el percal pues me paré porque se veía el choquetazo inminente porque cada uno estaba como en su mundo, la señora mayor con los perros por detrás como a dos metros y el tipo dentro de la pantalla del móvil, totalmente ausente y ante esto, pues me quedé inmóvil y ni siquiera bajé los tres escalones, me quedé en el primero con las antenas para arriba y se produjo el impacto, el tio pisó a uno de los perros que chilló con impotencia mientras se revolvía hacia el rodapié del portal, y del tirón que pegó de la correa la vieja casi le hace la tijera y lo tira al suelo. Y dije él: "hay que ver con los perritos" alargando la erre y la i mientras la mujer contestó: "Hay que ver con los móviles que vamos como tontos con los móviles". Y me quedé quieto del todo. Se detuvo el mundo por dos segundos. Que rima y me valdría para una canción. También los yorkshires se detuvieron. El pisado y el otro. Iban ya a rachas. Andando pero no. Un trote torpe con dificultad. Y lo repitieron.
"Ay, los perros"
"Ay, los móviles"
Y en otro tono. Otra cosa. Más imperativo. Con abierta hostilidad. Por ambas partes. Segundo round. Yo diría que esperaban que yo hiciera algo, como privilegiado espectador del encontronazo. O árbitro de la contienda o que tomase partido. Por los canes o por las pantallitas aturdidoras. Por las correas invasoras de acera  o el señor ensimismado y torpón. Ok pero no lo hice. Porque vi que los dos eran bastante culpables cada uno en lo suyo y a mí me tenían parado. De hecho, estuve a punto de saltar:
"Pero oigan, déjenme a mi pasar y ya se pelean ustedes tranquilos todo lo que quieran"
Hombre ya.
Porque eran treinta o cuarenta segundos de frame parado. De freno echado. Y yo iba con prisa. Era la típica visita rápida a la casa de los padres a por avituallamiento y estaba atrapado en el portal. Frente a una discusión ajena. Solo podía saltar las dos correas de los perros o apartar al tipo. Por más desfacedor de entuertos que tiendo a ser, aquí no habia agravio ni ofensa a la que pudiera meter mano. Los dos, mal.  Y es cierto que la mujer iba varios metros por delante de los bichitos peludos que correteaban como nerviosos roedores, para adelante y atrás. Olisqueando cada borde de loseta. Y temerosos. Regazados. Y la señora iba a toda mecha. A tirones. Eso es verdad. Pero también era más mayor. No vieja del todo pero lo suficiente para deberle más respeto. Sobre todo, si le pisas el perro. No sabría decir la edad del tipo pero estaba en los cincuenta seguro. Cuarenta y todos. Con esa edad tuvo reacción de niñato maleducado. De pandillero. Y le achacó lo del móvil como se le dice a los adolescentes en la edad del pavo que no se enteran de nada. Y es verdad que casi se tropieza y se parte la crisma pero pisó al perro. Fue un pisotón. Accidental pero lo fue. Una disculpa no estaba de más. Pero la señora podría haber reculado y reconocer que el perro casi se le metió debajo de la suela.

en fin me mantuve quieto e inmovil
me sorprende como en la red todo el mundo salta a todo en minuto uno y a la primera de cambio, mientras que el mundo real o llamalo como quieras, todos somos tibios y espectadores. Tranquilos. Ausentes. No nos mojamos. Ni siquiera en injusticias peores. En verdaderos dramas. La gente pasa. Pasamos. Yo, el primero. Si acaso sacan el móvil y  graban la escena. Que no deja de ser el colmo de la inhibición del suceso real. Un salto al otro plano de la realidad. Al otro plano de la pantalla.

no tengo grandes conclusiones sobre esto
El perrito y yo fuimos los perjudicados. Esa es mi primera conclusión. Las posiciones ferreas e inamovibles siempre joden a alguien. Alguien es pisado. Alguien paga el pato. El pobrecito yorkshire.... O se ve perjudicado. Siempre hay terceros. En el perjuicio siempre hay terceros. O cuartos o quintos... Esa es la responsabilidad. Y antes de acusar a nadie de nada, pues puede mirarte en un espejo aver que te dice. Antes de reprochar, mira si llevas la correa bien. O si pisas, pide disculpas. Si algo se complica, es porque todos lo hicieran mal antes.
A veces es mejor simplemente mirar. No tomar partido.
A veces es mejor ni escribir.
Pero oye, nos ponemos.... nos ponemos.... y al final nos vemos atrapados en una discusión ajena entres las voces que escuchamos en nuestra cabeza

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