domingo, 17 de mayo de 2015

Querer gustar

Error número uno: no queremos gustarle a todo el mundo, pues no, claro que no, no eso, es que lo que no queremos es gustar, a secas, no es gustar a unos o a otros, no, es otra cosa porque lo que perseguimos no va de eso, tampoco es no gustar, es que la cuestión no va de gustar o no, ni a todos, ni a uno, ni a dos, ni a ti, ni a nosotros siquiera, ni a nadie, no es gustar, no es ser gustadores ni acaso gustosos o en lo peor de los casos, ser esclavos de la tiranía del gusto y sus cambios de humor o sus antojadizas pulsiones, no es eso lo que queremos ni lo que hacemos ni lo que queremos ni vamos a hacer, porque no queremos o más bien no pretendemos gustar que, curiosamente, gustar es algo que asumimos con toda la naturalidad como lógico y obvio en casi todos los ámbitos de la vida, y lo mismo, no, lo de querer gustar, que es un arte o disciplina según el caso que se nos inculca o inocula segun el caso desde muy pequeños para precisamente eso, gustar, en todos los ámbitos, gustarle a los demás, gustarle a los desconocidos, para incluso gustarnos a nosotros mismos que no es poca cosa, para tener un buen o mal gusto y en general para estar a gusto dentro de una determina estructura social, así que es algo que nosotros hagamos o vayamos a hacer, no va con nosotros, y se lo dejamos, en especial y con mucho cariño, a las chicas, a esas chicas, a precisamente esa chica que quiere y todas las que quieren gustarle a los demás, las que quieren gustar y que, claro, nos gustan porque ellas por encima de todo quieren gustar y son casi profesionales porque llevan toda su vida y parte de la nuestra perfeccionando esa ancestral técnica o intuición según el caso de gustar a los demás, pues eso, que lo hagan ellas y les deseamos suerte, porque nosotros en lo de querer gustar pues no, nunca y entre querer y gustar porque es obvio que somos más de querer

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