jueves, 11 de septiembre de 2014

¡Qué poca deportividad, compatriotas!

Qué poca deportividad, compatriotas.
Ayer España palmó tontamente contra Francia en uno de esos partidos tontos que salen a veces.

Me fastidió, como a todos supongo.
Pero me puse a hacer la cena y pensé no los veremos contra USA y después, pensé, bueno, no es para tanto. Un partido tonto.

En Facebook y Twitter quieren lapidar a Orenga.
Cuando el de fútbol, a Del Bosque.
Que los veo similares como categoría de seleccionadores, hombres de la casa, poco enérgicos, etc...

Lo de pedir la cabeza es muy español.
Lo de no cortarla, también.
Aquí se hace mucho ruido y no hay ni nogales a los que arrimarse.

Y en general y desde mi punto de vista, se concibe el deporte con muy poca deportividad....
Los hinchas disfrutan más de mofarse del rival... Ese gusto de restregarse por la cara al contrario me parece claramente un deficiente desarrollo del sentido del placer. No es de eso de lo que se disfruta... Y, ¿de qué se disfruta?
¡Pues de la emoción!
No es ni siquiera la victoria o la derrota.... Que gane Francia. Pues no pasa nada. Lo interesante es esa emoción (un poco mala en este caso) de que se va, se va, se va, se fue el partido... Es emocionante. Quizá sea más placentera esa emoción pero ganando al final con un triple, ok. Pero que.... No pasa nada. Orenga, como Del Bosque, pues tampoco... A ver, que fatal la gestión en cambios y tiempos muertos que es básicamente en lo que tiene que destacar un entrenador de basket pero que.... Son cosas que pasan. Se gana. Se pierde. Uno se emociona y eso es lo que cuenta. Nos deben enseñar a ganar o perder de otra forma y a disfrutar de un modo sano del deporte que por otro lado, me parece en general bastante aburrido y mira, hay partidos que me gusta ver a veces pero no tiene ni punto de comparación con el rock. En el que nunca se pierde por cierto. Y en el que no hay que alegrarse de un rival sino simplemente disfrutar de la emoción.

Orenga dimisión de todas maneras.
Que lo de agarrarse al cargo también es muy de aquí.
Vicente, va también por ti.

Si pierdes, te vas.
Pero, oye, con deportividad y buen rollo.
Que el caso es... En fin.

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