viernes, 17 de enero de 2020

Intereses comunes

Qué difícil tenerlos en general, los intereses que van y vienen o a mí es lo que me pasa y como hojas en otoñó, como polen en primavera o las medusas en verano, se pasan, se posan o me pisan a veces el ánimo o yo solo me piso los cordones con los que me ato a lo que quiero estar cerca, me cuesta, pero no un poco, me cuesta tela, que pudiera parecer que no y que me da todo igual, pues no, las cosas no son lo que parecen y no soy una cosa, ni un personaje ni tu puta madre que pienses sobre mí malamente por ir resumiento que uno no sabe nunca cómo de malos son los ojos que le ven o de tontos, que no sé qué es peor, qué, malo o tonto, con qué te quedas, difícil o muy difícil acertar ante semejante dilema, la ola de frio se encamina, el invierno da poca opción a la lírica, tengo la chimenea operativa, y a buen ritmo, siento las llamas en la rodillas y la nariz es un témpano, la tela del vaquero parece que va a incandescer pero doy dos pasos lejos del fuego y el frio vuelve a ser dueño y señor, he escrito mucho del frio, en el blog, el frio es un importante personaje de todo este cuento, la cosa está medio clara, se van aclarando perfiles, más o menos claro, pero... "no tiene que estar claro, tiene que estar guay" eso le solté a Dani ensayando para grabar hace año y medio, y lo pienso igual, la claridad está sobrevalorada, la valoración está sobrevalorada, el frio que siento en los pies está claramente infravalorado... Qué difícil valorar en general. De eso se trata todo. Valorar y compartir. Compartir intereses. Compartir momentos. Qué puto eufemismo actual que no se aguanta nadie a nadie ni medio minuto. Compartir momentos. Que te vayas a tu puta casa en cuanto te pongas un poco más pesadito o pesadita de la cuenta. Compartir momentos. Que me lleven a cenar o al cine o a un concierto y después, un revolcón como mínimo y con vino, si puede ser. Compartir momentos. Momento es eufemismo de sexo y vino. Momento es lo contrario a compromiso. Así va la cosa ahora. No me quejo. Tengo mis momentos. Y no bebo tanto. O lo intento. No beber de más. Que muchas veces bebes solo porque no piensas en que lo estás haciendo y por seguir con la conversación, o es lo que me pasa a mí. Esa coletilla me la podía ahorrar. Todo es lo que me pasa a mí, aquí. Es así. Al final no estoy haciendo lo que tengo que hacer en el jardín. Pero ahora mismo estoy escuchando St Michael de Richard Swift del disco Walt Wolfman y me está dando un pequeño buen pálpito. Os comparto la canción a ver si se pudiera compartir el momento, también. En mi opinión, no se puede.





Pasa con la música. Con las novelas. Con muchas cosas. Son de uno solo. Con la vida. Con la soledad. Con la poesía. Con los blogs. Con los hijos. Pasa con muchas cosas. Con las series. Que se pueden ver a dúo. Pero como uno se emocione más que otro, y tenga más tiempo libre, le pilla una temporada de ventaja antes de decir amén. Pero se puede. Otras cosas son perfectas para hacerlas entre dos. Y justo lo contrario. Actividades que necesitan soledad sin más remedio. No siempre íntimas o en el sentido de personales... Con la música, pasa. Con su recepción. Con su forma de interiorizarla. Eso pienso. Que no admite comunidad. Puedes en un concierto fliparlo, pero es otra cosa. Ponerse un disco. Vivirlo. Tararearlo. Aunque sea una lista de reproducción... O lo que sea. Es una experiencia y como tal, muy de uno. Y pasa cada vez más en la relaciones. Que más que ser de dos, son de cada uno. Es raro. Pero pasa. Que son personales e intransferibles. Porque cada vez más son experiencias. En la música en la escucha me refiero. Cada uno usa sus orejas y solo eso. Que te la pones y te la tienes que poner tú solo o sola para pillarle tu puntillo al asunto, el tuyo propio y único. En el amor veo yo que está pasando algo parecido. A grandes rasgos. Más o menos y más mal que bien pero explicarme, me explico. Creo. Pasa con todo. Y pasa con cosas que no debería, es más que deberían ser justo al revés. Que no pueden no ser compartidas. Es difícil poner ejemplos. Una paella para dos. O una mariscada. Mi antigua pareja me reprochaba eso. Como no te gusta el marisco, me decía, pues nunca puedo comerlo yo porque las mariscadas son para dos. Y yo. Pues ya. No soy yo el que pone las raciones. Lo veo injusto a decir verdad pero no por eso me va a gustar el marisco. En general el pescado poco. Pero oye no estoy cerrado a oir reproches de todo tipo, aunque me parezcan estúpidos. Hubo una época demasiado larga que me hice el sordo y es peor. Pues eso. Es justo lo contrario. No se puede no compartir. Si tanto le gustase que se la pida para ella sola, debería haber contestado. O haber accedido y llenarme la boca de centollo, para luego escupirlo en el baño. Podría haberme esforzado en cambiar los sabores que me gustan. Claro que sí. Es evidente que no soy nada flexible. Inamovible. Un cabezón

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Sin intereses comunes es muy difícil. Y teniendo intereses comunes, también. Vayas a creerte. Que es difícil siempre. Por esto o por lo otro. Por la familia. Por el perro. Por la gata. Por el marido. Por la criada. Por el candelabro. Por el mayordomo. Porque ella es una princesa. Porque él es un mendigo. Porque no crren que exista el amor verdadero. Porque hay mucha oferta de pago por visión. Porque se han democratizado las plataformas. Porque no cree en la convivencia. Porque mejor cada uno en su casa. Porque se opone la familia. Porque es divorciado o divorciada. Porque tiene que fugarse. Porque tiene que hacerse el pañuelo. Porque tiene obligaciones contractuales. Porque la pillas en un momento complicado de su vida. Porque no eres el único que la ha pillado en ese momento complicado de su vida. Que pinta que se va a complicar más. Y al final, no va a haber momento. Por lo que sea. Que últimamente veo que mucha gente usa el "por lo que sea". Yo lo usaba mucho en la época en la que me hacia el sordo. Con ella. Por lo que sea. Era eso o comer centollo. Soy especialito, no lo niego. Por lo que sea. No soy de negar. Por lo que sea. Pero tampoco de molusco. Es que queda siempre bien, eh, por lo que sea. Nada con ojos. Nada con huesos. No. Por lo que sea, no. Con ojos, no. Con hueso, tampoco. Ni chuleta, ni costilla, ni nada. Con menú infantil soy feliz. Y hasta hace poco pensaba que era igual en el amor. Por estas tontas analogías que hago. O me gusta hacer. Y porque cuando estoy a gusto con una tia se me pone una voz infantil que me da una verguenza que te cagas. Momento confesiones. De verdad que me da una fatiga. Pero cada vez menos. Y no tiene nada que ver. Pero oye, es muy probable que usted amigo o amiga lectora o lector tenga unos intereses que distan de los míos, caso que lo tenga yo que no sabría decir con seguridad y nos encontramos al amparo de estas líneas por puro azar. La seguridad vale para poco. El azar es más confiable. Cuando la tienes. Cuando te la quitan, es como un tesoro. Tener tesoros comunes, se supone que ayuda. Confiar en el azar, también. Buscar compañerismo. Buscar intereses comunes. Un cómplice. Cometer un crimen juntos para querernos siempre. Para delatarnos al juez del desamor. En el juzgado de paz del tiempo. Frente al estrado con la mano levantada. Y la otra en el corazón. Con el corazón en un puño. Jurando. Ser cómplices pero en algo que no sea un crimen. Parano tener que verse en vis a vis. Aunque el amor ahora es muy así. Muy de compartir momentos. Compartir momento como si estuvieramos presos en otras vidas y nos dejaran un rato libres para desahogarnos, para pasar el fin de semana y olvidarnos de el próximo lunes. Y se trata de eso. De vis a vis. Que pueden durar de viernes a domingo pero no dejan de ser celdas. O me lo parecen a mí, que soy muy tremendo a veces. Y estoy libre. O al menos por ahora. Especialito, sí. Por lo que sea. Libre, también. Por lo que sea. Es complicado. Pero al final, todo se reduce a lo mismo: Intereses comunes. Viajar. Salir. Bailar. Tomar cañas. Disfrutar del sol. Amigo de mis amigos. Disfrutar de buena compañia. Un vino. Una cena. Más de día que de noche. Senderismo. Playa. Montaña. Escalada. Deportes de riesgo. Paracaidismo. Puenting. Parapente. Madre de dos criaturas que adoro de 6 y 9.... Pues eso. Intereses. Comunidades... Es eso. Creo que me está afectando seriamente leer tantas biografías del Tinder. Pero oye es lo que hay. Ayer vi un video delirante. "Mi abuela se ha hecho un Tinder" que como título es inapelable. Y si el grupo se llama Loncha Velasco pues qué más hay que añadir- Que lo diga Bernardo.

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