miércoles, 25 de septiembre de 2019

opiniones que no pides

llevo un descontrol que ni la Virgen
Últimamente todo el mundo me dice que estoy muy guapo. No me imagino lo estresante que será para la gente cuando sea guapa de verdad.




en verdad estoy....
Hasta las narices de escuchar opiniones que no pides. Parece que hay situaciones que permiten ser lenguaraz y personas que son barra libre. Lo mismo es el karma que suelta las lenguas o el universo que es medio sordo y oye las plegarias pero sin tono, como si fuera el wasap y asi se va liando. A mi Canelita todos los que lo ven dicen: Qué gordo está.
Y a mí: Qué guapo.
Pero con extrañeza. Casi con censura. Casi en plan: Oye no eres tú.
Y es el puto convencionalismo de los coojones el que habla por boca de los demás. Y viene a decirte como te ven. Que en ultimo caso es como crees que estás, y a tiempo inmediato, cómo eres. Son obviedades de la vida en sociedad. Los que hablamos claro o somos como soy yo, tenemos que jodernos con que nos digan lo que quieran porque nosotros decimos lo que queremos. No. No estoy guapo. Solo me he cortado el pelo. Cuando me corto el pelo, siempre me pasa lo mismo. Estás guapo. No pareces tú. No te había reconocido.
Suena a halago. No lo es. El arquetipo en su cerebro que se corresponde conmigo es bien feo. Eso es lo que yo escucho. Me he acostumbrado, si tengo la confianza suficiente, a decir: No necesito tu aprobación. Que es lo que me soltaba a mi mi ex pareja cuando me arrancaba con un piropo o un apunte elogioso, que no era para nada lo habitual. Las aprobaciones de los demás, en fin. Vaya tema. Los muy deficientes de los demás. Los suspensos de los demás. Las suspensiones de los demás. Los aprobados raspados de los demás. Los exámenes a los que nos someten y sus entregas de notas. Me encantaría decir que me los paso por los huevos pero no es para nada verdad. Aquí escribo lo que me sale y un poco asilvetrado, no voy a negarlo, en fondo y forma pero con la esperanza del eco, del oido listo o medio interesado, o curioso, no lo sé, del ojo que ve más allá.... Uno tiene fe. La fe es lo jodido. Y de eso debería hablar desde un punto de vista filósofico. El fenómeno de la fé y dejarme de gilipolleces. Con citas y bibliografía.
Tengo una agenda en la que apunto los cabreos. La miro con el tiempo y me sirve. Antes pensaba que las agendas solo funcionaban en una dirección y que tenían fecha de caducidad pero no. Tienen validez en el tiempo y no prescriben. Se apunta lo que no se tiene que olvidar hasta ese día o lo que es lo mismo, la vida a priori. Y yo no lo hago así. Lo explicaré en otra entrada. No he desayunado. Me bebo el café de ayer por la tarde. Ya va haciendo frio por las mañanas aunque aun parece verano a mediodía. Los cielos son increibles, el atardecer se amorata como un hematoma que va coagulando hasta ser negro y la noche es cortante como una amputación.
Me siento como una mierda la mayor parte del tiempo con las opiniones que no pido.
Las que pido no son muchos mejores, pero son por mi culpa.
Me joden los motes.
Mira que soy un tio con deportividad y que me tengo por buen encajador. No queda otra, que aprender a caer, eso lo aprendí de muy pequeño en el judo. Caer bien. He pensado muchas veces en eso. Debería escribir una entrada sobre eso. No sobre la guapura que no es más que una tonteria. Tengo percha. Los que me conoceis sabeis de mis dos metros casi y mi pechotón. Estoy gordo como le dicen a mi Canelita que cada vez tiene más cuerpo de berenjena apaisada.
Lo mio es más como si me hubiera tragado un huevo kinder gigante.
Este año tenía el proposito del gimnasio y mírame, sigo escribiendo gilipolleces en el blog a cuenta de las opiniones que no pido. Y que me joden. Ojala estar por encima de todo. No. No lo estoy. Y es jodido porque es injusto. Un montón de peña te habla guay, a un montón de peña le mola, a un montón de peña le caes guay y te anima.... Bueno, un montón pequeño. Claro. Digo montón por referir que son bastante pero en el mundo de los montones pues es un montoncito sin más importancia pero montón... A lo que voy. Que hay peña que te quiere, peña que te habla guay, peña que te ve bonico, peña cuqi..... Y llega un saltavalates. Llega un trapisonda. Llega el macaco. Llega el desarrapado. Llega el grumete. Se arrima un papanatas. Alza la voz el más mamaracho. Se crece el marioneto. Se agranda la cucaracha. Llega el titiritero. Llega un holgazán. Llega el enterado. Llega el pizpireto. Llega el bisoño. Llega el más tonto. Llega el que nunca viene. Llega el cobrador de impuestos. Llega el enano de la feria. Llega el gordomocho. Llega la pelo fosco. Llega la que está mala de los nervios. Llega el mastuerzo de turno. Llega el insolvente. Llega la maledicencia encarnada en una lengua que puede ser de malo o mala o de tonto o tonta que al final, es el mismo efecto y esto lo comentaré en otra entrada. Llega el loco. Llega el carcamal. Llega el enajenado. Llega el sordo. Llega el envidioso. Llega el corto de entenderas. Llega el mudo con ganas de cantar las cuarenta. Llega el matón de clase o la fea de cara, o la listilla o la reina de la pista, o el que corta el bacalao, el pescadero o el pescado, o el marinero o el patrón.... Da igual porque son todos el mismo o la misma. Y te dice: Estas guapo.
¿GUAPO YO?
Guapa tu puta madre.


Pero gracias, eh.

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