sábado, 27 de abril de 2019

Todas las listas de cosas pendientes

Ya he vuelto, hoy me apetece escribir, estoy a gusto y con la televisión de fondo, es buena hora, estoy bien o eso creo, vengo del teatro, vengo con una sensación rara, escribo cuando no sé bien qué me pasa, eso hace que vaya poco al grano, es como descubrir al asesino de mi entusiasmo, ir recogiendo pistas, ir reconstruyendo la escena del crímen de mi alegria, trazar con pintura blanca la silueta en el suelo de mi desanimo, tratar de entenderlo siempre, lo de siempre, lo mismo, y bueno, pues bien, todo está bien, o más o menos, la obra ha estado bien, el teatro estaba lleno y era una función benéfica, tiene algo agradable confesarse en la página a modo de diario, ha hecho sol y el sol parece que lo arregla todo, la ciudad estaba tomada por una carrera y no hemos podido llegar al concierto, eso mal, hemos quedado mal y me he vuelto a casa solo, todo bien por lo demás, la obra se me hizo un poco larga pero estaba bien, mi madre hacía un papel secundario, me ha encantado verla, mandaré un mensaje después dándole la enhorabuena, mañana es el día de la madre, todo pasa por algo, no le he comprado un regalo, se me tiene que ocurrir algo, será el lunes imagino, no tengo idea de lo que voy a hacer mañana domingo pero es muy posible que no salga de casa, estoy bien con los discos, lo que hago a veces es ponerlo mientras hay bloques de anuncios, me ha parecido escuchar maullidos, puede que Canelita esté en la puerta, voy a asomarme y a poner un disco porque hay anuncios en la tele, no me dió tiempo, me asomé y no era nada, Canelita no estaba, es mi gato y es libre o sea, que no es mío, no es de nadie, es suyo y de su hambre, que es nuestra, es lo que más compartimos y me gusta pensar que es mi amigo pero vaya, es solo un gato que tiene hambre, y que se roza porque tiene hambre, aunque sea cierto que a veces se roza ya con la panza llena aunque no descarto la opción del hambre infinita, hambre infinita, internet y su scrolling infinito es un poco hambre infinita, y las parrafadas interminables también lo son, siento que tengo que quitármelas de encima, dejarlas aquí, traspasarlas de mí y tengo también que pasar la aspiradora, el equipo de sonido está encendido y hay un eco sordo de fondo que me apasiona, creo que estoy perdiendo el oido, o que me enteromenos de todo, es posible también y es cierto que de unas cosas te das más cuenta que de otras, el cansancio o las articulaciones suelen ser bastante elocuentes, el cuello grita con el stress o los homoplatos,se clavan los días como alfileres, y también me entero menos de todo, me cuesta leer la letra con cuerpo ocho, y mi cuerpo va más lento, aún estoy hecho un chaval, claro, aún soy joven porque hoy en día la juventud dura casi toda la vida pero uno ya va atisbando horizonte horizontal, uno ya va en pleonasmo y en cuesta a veces hacia arriba o a veces hacia abajo, pero siempre en cuesta, y no me cuesta según el día ponerme aquí a vomitar, es fácil y sale solo, no es nada y no sirve para nada, quizá me aplaca los nervios, tengo todas las luces encendidas, y me he tomado un par de cervezas, todo en orden, tengo el móvil en silencio, he sacado al azar un vinilo de cantos del barroco, lo he desestimado, y he vuelto a probar suerte y ha salido uno de valses de Strauss, creo que antes o despues pondré el de Simon y Garfunkel, que me tranquiliza mucho, estoy nervioso sin motivo, eso es una mierda, me he tomado un respiro y debería pensar tranquilamente de qué quiero escribir, o lo que quiero escribir, el sentido de todo esto, si es que lo tiene, el juego de los sentidos, creo que no pongo puntos simplemente por pereza y porque parece de elogio que vaya todo junto, por el caos, porque así no paro, por no respirar, o porque rime, que eso es una mierda, o por no parar y pensarlo dos veces, por hacerlo sin pensar o que parezca así, y sea más difícil dejar de leer, no por lo que cuenta, no por lo que esperas que cuente, no hay nada que contar, es un sábado en casa, otro, y eso siempre es ganas de escribir, me pesan los ojos, me cuesta dormir, esto no es un diario pero cada vez se le parece más, cuento lo poco que me pasa, lo del equipo de música ha sido un logro desbloqueado de mucho tiempo, estoy con la banda, tenemos un par de conciertos en mayo, la banda siempre es algo de lo que mola escribir, me acuerdo de lo que quería escribir cuando me abrí el blog y estaba en el periódico, me molaba contar lo que pasaba en la cocina de la redacción y comparan lo que se publicaba o lo que no, y bueno, confrontar movidas, que no es que fuera muy interesante pero esa era la idea, guardo un montón de periódicos de esa época, hablo de cajas y cajas y no tengo muy claro qué hacer con ellas, fuego lo más seguro o que acaben en la chimenea, no sé, tendría que poner la chimenea un día de estos, ir al monte a por palos, hace unas semanas había un pino entero cortado cerca de mi casa, pero iba andando, imposible trasportarlo, la televisión es un puto coñazo, aún no he puesto el disco de valses, seguro que está muy bien, se nota los que están más tocados, mas escuchados, más usados, es curioso buscar esas huellas, seguir ese indicio, ese rastro de vida, es algo que me emociona, claro y joder, es una movida lo de ponerse a poner vinilos, hoy casi se jode la aguja, hay que hacerlo con cuidado extremo, paso de gastarme más dinero en ese equipo que es previo a la aparición del cd, es antiguo del todo, había otro de mi padastro más chulo, me dijo que estaba en el sotano de la playa olvidado, tenía unas pantallitas muy molonas, es posible que fuera de válvulas, creo que lo tenían como un trasto, pasa eso, a mí me ha pasado, nos tenemos como trastos de nuestra vida a nosotros mismos, es una mierda pero es verdad que pasa, y es un misterio cómo hacer que no pase, que no nos pase, que no nos pase por encima nuestra vida sin darnos cuenta y acabar pillando polvo en una esquina, el polvo es importante para el vinilo y es increible como se posa en las estanterias, he puesto cinco, las mismas que estaban en la casa de mis padres y toda la colección de libros, son más veinte baldas, una docena de cajas de fruta de plastico duro llena de volúmenes de muy diversa procedencia y mi colección, dije colección y ella me lo achacó por petulante, pero cómo llamarlo, los libros que me he comprado, como los discos que me compre pues son, más grande o menos, mi colección, ¿no? Con un punto dan ganas de parar del todo. Han puesto anuncios. Voy a poner el disco. La televisión en mute. Suenan regular los valses. Es el Danubio Azul. A veces la banda se para donde hay una mota de polvo. Pero tampoco lo puedo poner a todo volumen. Son las once y veinte. Es buena hora. Me gustan los discos de música clásica para ponerme a escribir. Lo que realmente tendría que hacer es ponerme a leer . No sé cuántos libros habrá pero los he puesto yo solo en las estanterias. Es un poco azaroso el sonido del ELBE. El cacharro es de plástico. Se hizo en Korea, lo vi en la etiqueta de metal de atrás. Debí limpiarlo mejor. El surco a veces tartamudea, o directamente eructa. Strauss no se merece eso, son animados los valses para escrbir. Debo leer. Hay muchos libros interesantes. Mucho teatro. No debo ver gilipolleces en televisión. Es lo que más hago al fin del día, ayer estuve en casa de un amigo. No tiene tele. Eso que se quita. Aparte tiene jodida la antena, antes tenía una pantalla para la consola y ver películas. El Danubio Azul suena como el culo. Voy a sacudir la ruedecita de volumen, A ver cómo lleva lo del polvo. Ya han vuelto de anuncios pero me suele pasar que dejo los discos puestos. No quiero molestar a los vecinos pero hasta las doce, se puede. Aquí no se oye casi nada. Es una experiencia lo del plato de vinilo, creo que me flipo un poco, en plan snob. O no sé si es la novedad. Tampoco tengo mucho más que contar. Las semanas de la mudanza tenía pocas ganas de tecleo. Y fue un trance. Quince días de mover muebles y cajas. Bajar al sotano cosas sin uso y meter maderas en la furgoneta. Aún tengo la entrada de casa con dos colchones, dos palés y varias cajas de cartón. No sé bien qué hacer con ello, tirarlo todo es lo más posible. Llevarlo a un punto limpio. O cuando pasé el camión de recogida una vez al mes. A veces se sube el volumen solo y se oye más el ruido de la nieve, lo muevo un poco de cada lado y suena mejor, no me atrevo a decir que le doy un golpe, pero se lleva un pequeño toque y reacciona, canaliza el sonido y se endereza en los altavoces, a veces se va más por el de la izquierda, otras por el de la derecha, ahora es otra cosa, tiene mucho más lustre, uno se emociona tecleando con los violines de fondo y es cierto que llevo semanas sin escribir, o meses y es verdad que llevaba tiempo pretendiendo esto, y con esto me refiero a la colección de música, a los discos, a los libros, es cuestión de tiempo que pasen las cosas, no siempre hay ese tiempo pero pasa, pasa y eso es lo que creo que me motiva a escribir esto, hace años era algo importante para mí, escribía sobre ello, lo que significaba y leía mucho más que ahora, leer es la clave, me comieron el tarro con eso de pequeño, con esa mierda, hoy ha hecho sol, estoy deseando que haga sol y llevarme la furgoneta por ahí, dormir con un colchón casi al raso, parar en algún camping muy lejos para la ducha y llevarme libros, una linterna y poco más, tengo ganas de dormir bajo las estrellas, yeso y otras cosas, son algunos de mis sueños que se van cumpliendo, me siento como un perfecto gilipollas diciendo esta mierda pero es cierto, son sueños cumplidos y tengo ganas de perderme en el mapa y parar en algun sitio con mucha agua enfrente, y bañarme y que haga sol, necesidades pequeñas y básicas, nuevas búsquedas, nuevas máximas, las mismas expectativas frustradas de siempre, este disco de valses te lo pone difícil para ser pesimista, aún así tenemos unas fuertes mimbres de li que nos resulta cenizo, estoy seguro que es todo una cuestión denergías, que estoy liberando unas cuántas y que mientras lees esto, quizá estés haciendo un nudo al puto universo con todo lo que tendrás pendiente, o crees que tienes por hacer, a veces hago eso, una lista de cosas pendientes, casi siempre son gilipolleces o no son importantes, o lo son pero a una perspectiva de tiempo muy amplia, escribir es importante por ejemplo pero en una perspectiva de tiempo bastante espectral a decir verdad, pasa con esto, que está como en ningún sitio, flotando en el limbo, y aporta algo de intimidad, en la nimiedad que es, claro que apenas si importa nada de esto, pero es así. Me voy a tomar un descanso. Y un trago. Tengo la boca como un zapato. Se ha animado el Danubio Azul, es el movimiento ese rápido. Y me suena de películas pero no sabría decir de cúal, claro. Solo con la colección de música clásica podría entretenerme un buen rato. Así de fondo. Hay variedad. En realidad, el del barroco no pintaba tan mal. La lista de las cosas pendientes, de eso me quedé antes con ganas de decir algo. Nunca es lo mismo. La sensación de pendiente con lo que se resuelve al finiquitar sea lo que sea. No compensa. No vuelve. No se recupera, Es una mierda pero es así. Y tener ese regomello que se dice aquí. La palabra está en el diccionario. Disgusto, remordimiento, sensación de desasosiego o intranquilidad por no haber hecho las cosas bien o todo lo que debiera.
Todo lo que debiera. El puto diccionario. Cómo que debiera. Debiera de qué. Debiera qué. Todo lo cuánto. Es una puta mierda hacer esas baremaciones internas en el terreno de los debieras o debieses. Tengo la cerveza caliente porque no la metí en el frigorifico, error. Pero la bebo igual, Es sábado. Un sábado de mierda en casa escribiendo en el blog sobre la lista de las cosas pendientes, joder. Qué podía ser peor. Quedarme sin tabaco. Por suerte tengo de sobra. Me han regalado un mechero casi gastado pero que sirve. He cambiado de cadena. Me apetece poner más discos. Estoy descalzo, el suelo está helado. Al mechero hay que darle calor para que prenda, A todo. Pasa con todo. Pierdo el hilo, Me da coraje. He cambiado de canal. Una película de acción. Solo se oyen golpes metálicos y el eco de puñetazos. Me ha vuelto a parecer oir al gato ahí fuera. Es la tele. Oigo ruidos raros. Debería dejarlo ya. Motivos de sobra. Párrafos de sobra, a lo que iba..... La lista de cosas pendientes. Las listas de cosas pendientes. Las sucesivas. Las listas. Las cosas pendientes. Las cosas pendientes perpetuas. El registro kármico. El trauma de la infancia. Los círculos concéntricos. Las listas que escribo. Tengo una agenda. Me gustaría hablar de ella. No es un diario. Tampoco es para apuntar demasiado. Tampoco mi nivel de citas o compromisos es tan grande. Es una agenda. Siempre he tenido una. Pero es para los dibujos. Pondré fotos. He puesto otras veces. Me olvido y se quedan días en blanco. Es todo bastante metafórico. No es un diario. Esto tampoco lo es. Lo parece cuando cuento lo que he hecho cada día. Es un placer culpable. Es tonto pero me gusta. Lo reconozco. Sigo con ello. Es lo importante. Estoy un poco perdido.
Al final lo hago dos veces. Lo hago todos los días.
Reproduzco la misma lista. Una y otra vez. Solo por el gusto de hacerlo. Por sentir que al ordenar la prioridad aunque sea en una agenda y gastando a chorro tinta, pues ya es el primer paso. O algo así. Lo intento. Es para dibujos. Dibujos tontos con mucha tinta. Autoretratos con tachones y borrones. Todo lo pendiente, luego lo tacho. Si no lo he hecho pongo no. Un no grande. Gasto tinta. Me desahoga. Es la verdad. Es un poco tonto pero es cierto. Vuelvo a poner en orden todo lo pendiente. Soy como Penélope. Siempre lo mismo. A veces escribo una P mayúscula. De Pendiente. La P es lo pendiente. Y debajo lo pongo en orden. Esto es poner en orden, aunque no lo parezca. Poner en desorden a veces me resulta necesario. Buscar. Darle vueltas. Seguir. Los rollos míos. Y lo que me falta por hacer. Mensaje. Llamada. Las cruzadas de siempre.
Todo lo que debiera.
Lo que debiera o debiese llevar años hecho y aún no empecé. Es larga la lista. Es un telar que se hace y se rompe. Me rompo yo. Es un hilo muy fino mi ánimo y el de cualquiera. Somos todos hilos muy finos y ningún nudo resiste. Al tiempo en último caso, y a las tensiones cotidianas en lo más cercano. Motivos de sobra. Para todo. Abandonar o abanderarse. Para todos.
Mis cruzadas de siempre. Mis cruzaeras de siempre. Las cruces de cada uno. Tiene mucho de eso. La carga. El peso. Podría dar ejemplos distintos de gente concreta, cada uno a su manera. Su peso. Su carga. Su culpa. Su pena. Da para canción. Las listas de cosas pendientes de la gente se llevan a la tumba. Siempre suele ser lo mismo lo que se queda sin hacer. Una disculpa. Un abrazo. Una sonrisa. Un gesto cariñoso. Una buena intención. La lista de las buenas intenciones pendientes. La lista de las sonrisas pendientes. La lista de las disculpas pendientes, La lista de los abrazos pendientes. Suena a comedia romántica. O meláncolica. No mucha comedia a decir verdad, más bien, pena velada. Pena a medias. Pena suave. Pena al ralentí. Pena al ralentí de pensar en tí.
Total, la lista de cosas pendientes.
Tengo cosas. Tengo ideas. Tengo planes. Sobre todo, tengo cosas pendientes. Sobre todo, tengo una lista de cosas pendientes. Se pueden llamar tareas. Se puede llamar ansiedad a secas. Se puede. Tengo los tips. Para otra ocasión, tengo que dejarlo aquí. A pesar de todo, el caos a veces sirve. A veces tienen sentido las cosas en la distancia. Saber lo que no haces. Escribirlo. Y tacharlo. Y volverlo a escribir. Y ponerlo en fila. Y poner no. Porque no has hecho una mierda. Y volver a hacerlo. Y así. En bucle infinito. Sin parar. Siempre pendiente. Siempre sin hacer. Siempre en la mierda de pensar más en lo que no haces que en lo que llegas a terminar. Y un día. Pues terminar.
Otro día será.

No hay comentarios:

Publicar un comentario