viernes, 20 de mayo de 2016

Reducción de daños

no se puede salvar al toro
es lo que le diría a los animalistas mirándoles a los ojos, no se puede garantizar su salvación, quizá salga medio qué al final pero lo más probable es que muera, el caso es evitar el sufrimiento
no se puede mantener tal cual la tradición
es lo que le diría a los que maltratan animales en sus fiestas populares porque es lo que han visto hacer desde pequeños a sus padres y a sus abuelos en sus pueblos, y a esos que defienden las tradiciones por encima de cualquier otra consideración les diría, con su pupila en mi pupila, que no se puede preservar un acto que causa dolor solo por el hecho de que lleva siglos causándolo


Reducción de daños
amigos
A unos y a otros
Reducción de daños, es el único camino


Los toros morirán y las tradiciones seguirán pero el daño causado puede ser el más racional posible o el menos irracional si prefieres o el menos aleatorio, pensarlo al menos, un daño pensado, un dolor lo más calculado posible y la muerte, eso sí, inevitable pero no cruento ni salvaje pero sí inanulable. Mira que los toros me resultan más bien agresivos y poco estéticos, o violentos como experiencia estética al menos y desde luego, no me conmueven de ninguna de las maneras. Intuyo que la vivencia viene de la empatía de sentir cerca el pitón, que es lo que se vive en las corridas y en las carreras. en los encierros, en las fiestas populares... El peligro. La emoción. Todo eso se entiende. El que lo ha vivido desde niño. Estamos de acuerdo. Pero eso no puede justificar un daño salvaje.

A mí me dan igual los toros y casi todo si me apuras pero lo aplico a las relaciones, en las que si pienso y me siento conmovido con ellas. Si tengo que elegir, apoyo a los animalistas pero su causa también me parece que, en ocasiones, se vuelve un tanto ingenua o bueno, no es ingenua  la palabra exacta, quiero decir, que lo de que los toros o los animales que sean, mueran pues es así, es inevitable, como cuando mi gato caza pajarillos solo por entretenerse o entrenarse, no se los come ni nada, es como torear o bueno, no está muy bien explicao pero espero que más o menos me sigáis en la estela de argumentanciones. Reducción del daño después del amor. Que esté menos afilada la banderilla que te deja la ausencia de la persona querida, la ausencia no temporal sino permanente. Algo más estudiado, más fino. Un veneno. Un sedante. Que no haya que hacer hoyuelo con la punta de la lanza y que surta efecto la quimica, se debilite el animal. Con el amor es muy parecido, es igual. Se debilitan los animales que llevamos dentro.

Reducción de daños
Y para todo. Las banderas prohibidas. Los sentimientos nacionalistas. Los partidos políticos y sus pactos de gobierno. Para todo es lo mismo. La misma actitud. Lo mismo.
Reducción de daños
Porque es lo único coherente y parece que somos justo lo contrario, cuando se ven imágenes, por ejemplo en Tordesillas de los pro pegándose con los antis es como... Esto no. Es justo lo contrario. El daño máximo. No estamos de acuerdo y vamos a pegarnos hasta que uno de los dos claudique. O me ato a un árbol o me encandeno y los otros me sueltan al toro, una salvajada. Riesgo de daños. En lugar de reducirlo, todo lo contrario. Crecimiento exponencial. A forma de descerebre generalizado y ya para el del próximo año, quedan como cuatro o cinco meses ya hay quedadas para darse mecos, daño y daño y más daño. Que si el toro hablara diría, haced lo que queráis conmigo pero no os pegéis que no está bonico. No está bonico enrrocarse en el daño. Parapetarse tras el dolor causado y tras lo convencional, la tradicion y sin más, o lo justo sin más miramiento, que sin perspectiva y sin hacerse a cada sitio, imponer lo que es justo puede convertirse en lo contrario simplemente porque es impuesto.

¿Es posible?
¿Que duela menos?
¿Que sea màs lógico el dolor?
El que genera el debate político sobre todo.


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