jueves, 19 de mayo de 2016

pensar no filters

Pues uno es que es lo que no se ve y en la foto el aire se mueve aunque no lo veamos, que qué quiero decir con esto, pues que una con la cabeza bien amueblaica, sueldo fijo, coche, piso, óvulos en orden y dispuesta a la reproducción pues no va a ser la que se te acerque. Por lo que sea. El hábito no hace al monje pero un habito es un hábito y un monje pues un poco cara de monje siempre tiene aunque vaya en bañador o con el tiempo se le pone, quizá por el hábito. La fe y la constumbre. Habituarse a creer. Creer de cotidiano. Y cuelo mensajes en plan positivo de soslayo porque todo me parece un horror y una estulticia. Estulticia es una palabra que se usa poco. No hay derecho. Las palabras en paro. Me siento conminado por las palabras en paro. Concernido en el desuso. Por algo será. Algo habrá hecho, que decían cuando pequeño. Algo habrá no hecho, en mi caso. Omisión es mi cubeta de pecado predilecta. El pecado se mueve aunque no lo vemos. Cada día menos.  Hay gente que se queja y gente que se jacta, parecen diferentes tipos de persona pero es solo uno. A veces tienen días buenos, a veces no se levantan de la cama. Hace dos días me dieron una noticia horrible. El pecado en paro. Me concierne. Me conmina. Eres lo que no dices. Eso lo pienso mucho. Cuando veo una foto de una mesa llena de platos a medio terminar y me imagino el proceso de shooting del comensal. Lo que no sale en la foto pero está. Eso pasa en cualquier segmento aislado de tiempo, como una frase. En todas las frases. Sobre todo en estas frases. En las mías, vaya. Debería de tenerlo todo un poco más claro pero abundo en la idea, soy lo que más o menos vislumbro pero en su mayor parte, me define la confusión que arrastro. A mí y a todos, que no soy yo el tonto. Somos lo que no nos entra en la mollera. Nos definen nuestras limitaciones. Nuestra inquina. Nuestras miserias y las frases fuera de sitio. Las verdaderas metidas de pata. Nos definen nuestras patas. Las que dejan huella de nuestra pezuña interior. La que no se ve. Y no se te van a acercar las bonicas porque a ti lo bonico no se te ve, me dijo una amiga y está más o menos ficcionado porque no eran esas las palabras pero sí el espíritu. Las locas. Las curiosas. Las enfermas. Las grupis segunda división. Las reinas de la pista. La que no sabe lo que está haciendo con su vida. La que no se recuperó nunca. La que cree que sabe lo que hace. La perdida del pueblo. La que viene de vuelta. Surtido variado. Artistas. Pintoras. Cantantes. Pianistas. Idealistas. Soñadoras. Trabajadoras a cuenta ajena con poca facturacion en general y sin contrato fijo, con muchos proyectos, eso sí. Largas vidas académicas con sus zancadillas y sus miserias. Un abanico lleno de matices y, por qué no decirlo, desórdenes alimenticios. No problemo. Ese extraña decadencia que atrae. Esa fatalidad. Una colección variada de fatalidades. Qué puedes esperar. Acaso no eres tú un buen fatalista y a veces fatalero. Pues entonces. Que es un poco eso a lo que voy. Y a mí la verdad con esa querencia de siempre por las minorias pues que tampoco he tenido ninguna objección nunca en la colección de caras B y rarezas, en descubrir y conocer, investigar la anomalía amorosa o emocional e indagar la psique perturbada, pero ay, caballo viejo de la sábana, porque estás viejo y cansado, que ya se hace cuesta arriba la intensidad de las intensitas. Que ha sido siempre mi campo y lo he arado con gusto pero el tiempo vuela, amigos. El drama alimenta el alma, no lo niego pero se van imponiendo las lógicas reproductivas o eso pensaba yo, que siempre he tenido como muy metido en la mente lo de tener crías humanas, con el tiempo veo que la experiencia sigue siendo la bomba pero no sé, desde que tengo gato, he madurado. Y no tenemos el timón. No quise tener gato, llegó. Pues lo mismo con las crías. Usando condón always a ser posible pero que si llegue que lleguen y tal. Que es como decir que cree que Dios existe. Tengo la casa empantanadísima que estoy por llamar a los bomberos y que me saquen con escaleras. Es tremendo lo que me para a mi lo de la mierda y lo que mal que llevo las telarañas en la casa del terror. Podría usar ahora mil excusas pero es eso, solo eso. Cuando escribo en el blog, que es cuando me da el nervio, pues casi siempre coincide que debería estar limpiando la casa. Eso es porque la casa, sí o sí, siempre está sucia. Hablamos de planes de emergencia. Y casi siempre por motivos de terceros. Me explico fatal, escribo con los pies pero vosotros me entendeis porque veis más allá del marco de la foto. Y no os importa que esté desenfocada. De hecho ni siquiera os importa que esto no sea una foto, por que? porque nada importa demasiado y eso, que podría parecer agorero o malo, es extraordinariamente bueno. Entendeis lo que quiero decir, porque para eso habéis llegado hasta aquí, para entenderlo todo. Lo que la gente quiere mostrar por lo menos te dice lo que no quieren que veas, lo que ponen delante y lo que disimulan. La parte que dejan a media luz. Y lo que ponen bajo el foco. Pasa en las redes sociales pero también en las barras de los bares. A mi ego le pido bebida propia. Vamos de dos en dos cuando salimos solos. Salgo poco. Los problemas con alcohol no se arreglan pero es ineludible que algo sí que se consiguen diluir, hasta el día siguiente al menos. El día siguiente es casi siempre distinto del que creía que iba a ser. Esto es algo que no deja de sorprenderme y me aterra. Pocas veces espero que el día siguiente sea mejor de lo que uno espera. Casi nunca pasa. Es siempre peor a peor a peor... Ahora mismo, leyendo este ladrillo de banalidades estamos mucho mejor de lo que estaremos en un par de horas. Si nos viéramos al micróscopio, se apreciaría lo realmente bien que estamos leyendo mentalmente esta frase que una vocecilla, que se parece pero no es la nuestra, la va siguiendo como un eco lento y repite en voz alta: Joder, qué bien estábamos ahí, entonces, en el blog... Allí, en el blog. Tan bien. Tan felices. Tan únicos. Porque luego pasa el tiempo y todo parece una estupidez. Hoy intenté hacer una letra. No me acuerdo de nada, lo pasamos muy bien. Así empezaba. Era medio rockera. No me acuerdo de nada, lo pasamos muy bien/Me has cambiado la vida/desde que te conoci ayer/nunca voy a olvidarte/aunque no te vuelva a ver/voy a quererte siempre.... Pero dime como te llamas, o algo así. Pero eso último no rima. Tengo que dejar esa mierda. Lo de letra irónica. No se pilla. La peña es literal. Y a quién le importa la peña... Ya. A mí, no. Me importo yo. Y pienso que me siento muy inteligentito y muy sagaz haciendo estas letras pero con el tiempo digo: bullshit. No está mal la idea primigenia. Lo de que cuando mejor te lo pasas, terminas por no acordarte de nada. Y que la gente que no conoces te encanta y te fascina. Lo nuevo. Lo desconocido. Lo imaginado. Hasta que se vuelve una mierda como todo. Me estoy plantando ultimamente con el pesimismo en las letras. Una cierta tregua. No es justo tanta negrura. Hay más. Más de lo que tirar. Más que decir o señalar. Es un poco ya de masoquismo. De llorería. De pavazo. Y ya se me ha pasado. Con el último disco se me ha pasado bastante. Es un fin de ciclo clarísimo: me cuesta sacar canciones nuevas. Salen como siempre. A chorro. Pero no tienen... Cómo decirlo. Fallan en algo. NO sé qué es. Parte de un proceso supongo. Calma. Buenos alimentos. Ladrillo de banalidades. Afterall, another ladrillo de banalidades on the wall. Antes, con el mismo fraseo de acordes, pensé otra estrofa. Dime dime dime. Copiando a los Cure con el Tell me tell me tell me.... Dime dime dime como quieres que lo arruine/dime que te iras antes del declive/antes de que sea detective/ antes de las canciones tristes/dime dime dime que te gusta y que te ries/ dime dime dime que te gusta el desafine... EN FIN no me convence tampoco na de na pero no es ritmillo The Cure es plan rollete guarrerrillo entrañable al estilo Lemonheads.... Empezando el dime en Fa .... No termino de llegar a estribillo firme, naufragando entre estrofas más bien endebles. Para qué decir otra cosa. En la letra casi todo es lo que no se dice. Pasa como en las fotos de comida de facebook. Tengo tanto que limpiar. Y tengo que ir al estanco. Montaña rusa de emociones. Agenda a tope. Tengo la zona de confort hecha unos zorros. Y en la radio está un programa aberrante, pero está en la cocina y no me levanto para cambiarla, ese podría ser el título de mi biografía y no tengo sábanas limpias, la lavadora está rota... La gente que se queja y se jacta es solo un tipo de gente. Son los mismos. Días buenos, días malos. Estoy super cansado. Me cansa escribir. Aunque es porque no duermo, claro. Eso es lo que más agota. Una noche sin pegar ojo y pegar frases sin ojearlas casi. Insomnio automático. Vigilia escritora. Pronto parlante de lunas. Está todo flotando alrededor. El aire de las fotos. En el revelado, en el proceso químico se atrapan las mota de polvo no por resolución, sino por efecto de la plata, ya hace siglos, un relámpago. Esos aires. Esas fotos. Esos daguerrotipos del alma. Algo se llamaba así, no? Qué era? Una canción? A veces me marea. Lo de no dormir y el café. Esto importa cero, señora. Soy consciente, oiga. No se cisque. Que me hago cargo del corto espectro de sus intereses ni las motivaciones por las que aquí se encuentra. Que, vamos a ver, retomando el hilo. El hilo principal porque esto está ya deshilvanado de muchas líneas atras, así que echemos pespunte. Hilos. No dormir. Café. Una canción. Tener siempre una cancion a mano. Eso es importante. Hay dolor. Hay muelles. Hay sitios a los que no volver. Gente a la que no vamos a volver a llamar. Por lo que sea. Esto no importa lo más mínimo. Estamos de acuerdo. Pero qué importa. Nada. Es todo bastante frívolo. Sí, la Historia. Sí, las historias. La gente. El corazón. Los pequeños. Los pequeños corazones que laten a pesar de los pesares. Los pesares importan. Los pesados no le importamos a nadie. Desafiamos la paciencia de cualquiera. Vamos por ahí como locos desafiando paciencia a duelo a muerte al amanecer. Y que eligen ellos modo. Florete. Pólvora. Pistolón. Trabuco. A fuerza de entradas de blog. A fuerza de bucear a pulmón. De buscar en fotos desenfocadas la verdad. De verse bien en donde no se te reconoce, esto es muy de Facebook. Ser listo y comprometido, agudo y mordaz que es más de Twitter. Ponerle el filtro Hefe o Valencia a todas tus vivencias. Pensar con el filtro Valencia. Pensar con el filtro Lo fi. O pensar no filters o no pensar en filters. Vivir con ojos de instagram. Tengo tanto que limpiar. La tentación de ponerle filtro al fregadero es enorme. No lo haré. Lo de filtrear, limpiar es obligado. No me queda otra. Mientras no empiece, será cada vez más y más grande. Estoy tan derrotado. Quiero una prórroga. Quiero un batallon de limpieza en mi puerta. Que me dejen los textos que brillen. Quiero un negro que me escriba. Un negro mudo. Con curso de mecanografía. Una negra muda que le gusten los bailes regionales. Vale todo tipo de mestizos. Quiero esclavos. Para soltarme a mí las cadenas. Quiero terminar de fregarlo todo en lo que dura un parpadeo y abrir las ventanas para que se seque rápido el suelo, eso es todo. No es tanto. Lo peor, lo de la lavadora. Lo más extremo. Debo poner otra. Con reparo. Porque suelta agua. Qué desastre. Tener toallas de reserva. No sé por qué cuento estas mierdecillas domésticas. Dónde quedó el pudor con la desgracia cotidiana que nada o casi nada aporta. Estoy acojonado con la lavadora, querido amigos del blog y me viene especialmente fatal tener que jubilarla, que ya tendra hoja de servicios de veinte años mínimo. Una movida, amigos. Una verdadera movida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario