sábado, 18 de mayo de 2013

El precio de una buena conversación

Gran Hermano me parece, por lo pronto, un éxito y una idea más bien burda basada en el morbo más básico del voyeur de manual. Son catorce temporadas en España (¿hay algún país en el mundo con más ediciones o somos los campeonísimos en eso también? Aquí la respuesta, ya lo googleo yo por vosotros, tranquilitos: http://www.tele21.com/2012/11/que-pais-tiene-mas-ediciones-de-gran-hermano/ ) y es innegable que es un formato que funciona. Con dosis de abulia muy considerables según el tramo del concurso o el perfil de los concursantes o el alcance de sus interacciones. Lo que más me molesta es darle más consideración pública de la que tendría cualquier otro concurso televisivo de éxito, usando palabrejas o expresiones como "experimento sociológico" o "muestra de la población" o chorradas del estilo. Nadie teorizaría tan a ligera con cualquier otro concurso, por más que la tentación es grande de extraer tesis de las banalidades que se retransmiten. Con el tiempo creo que si que se puede analizar unas temporadas con respecto a otras y eso sí que es campo abonado para una teorización mínimamente razonable o fundamentada o por lo menos con los elementos propios o análogos para hacer comparaciones. Son todos concursantes y las reglas, salvo algunas improvisaciones y cambios ad.hoc, son las mismas. No así el éxito ni las audiencias o el seguimiento. Al fin y al cabo son personas. Después de todo, son personas. Los concursantes. También los guionistas. Siempre me ha parecido muy curioso que un programa de telerealidad 24 horas tenga guionistas. No debían ser necesarios. Con unos editores un poco despiertos, bastaría. Pero, a ver, se eligen las tramas. Se escriben las tramas. No es tal telerealidad. Si me quitas la parte escatológica, pues al final es casi un teatro. Con actores malos. Haciendo de sí mismos, en un entorno extraño al que se adaptan. Y el teatro, pues ya se sabe, cada función es un mundo. Telerealidad suena a otra cosa. Hace poco ví el documental "We live in public" de Ondi Timoner, que lo recomiendo vivamente. Sobre esto. Sobre una telerealidad más seria. Más estalinista. Lo de Gran Hermano es otra cosa. Es un concurso de actores malos. Que por momentos tienen su día de inspiración y las frases les salen mejor. Pero son malos. Ni actores. Peor. Lo de las catorce ediciones, da margen. De comparación. Planos de cuarto de baño. Planos de ducha. Planos de retrete. Estoy seguro que en las primeras ediciones serían fugaces, visiones furtivas y supongo que por algún extraño motivo de la trama argumental, volvemos a los guionistas, pues hala, colaban. Esas cosas se pueden comparar. Sería interesante abordar esta cuestión para un estudio sociológico, ahora sí, y un estudio de planos, de montaje audiovisual, en fin, de cosas tangibles de Gran Hermano. De conversaciones personales. que me llama la atención. Las conversaciones personales se han ido diluyendo de edición a edición, ¿es posible o es una impresión mía?  ¿Será efecto de la pérdida de la inocencia o una mayor toma de conciencia de lo que es el programa, cómo se ve por la televisión, qué es lo que dicen de ti, por dónde van los tiros de los guionistas, oh, de nuevo, los guionistas, al final la culpa de todo es siempre de los guionistas, para bien o para mal o es simplemente que la sociedad se va blindando día a día y las relaciones interpersonales se vuelven menos personales más aún cuando son televisadas y no del todo naturales, sino en cierto modo, provocadas? O, ¿no?


Mientras escribo esto, leo un estado de Facebook que dice;  "He leido a Proust, a Joyce, a Shakespeare, a Marx, a Bukowski, a Nietzsche, etc... ¿Puede ver un poco de Gran Hermano sin tener que dar mas explicaciones?"


Lo dejo aquí. Me ha convencido.
No hay que dar explicaciones, estoy de acuerdo. Que cada uno haga lo que quiera.


Solo recalcar esto.
¿Cuánto cuesta una buena conversación?
¿Cuántas cámaras hacen falta para conseguir atrapar una conversación con vida de verdad?
¿Con realidad? Algo más que un cuchicheo, que alguien que critica a alguien, que alguien que se queja de alguien, que alguien que de verdad te emociona con lo que dice... Porque abre el corazón, porque has sentido empatía, porque te lo crees... Porque no es hipócrita. Y GH, lo es. sus concursantes lo son. Y por más que me duela reconocerlo, casi todos los que salen por le tele, lo son. la tele engorda y es hipócrita.
Las buenas conversaciones están ahí fuera.
Esperándoos.
En un café.
En un pub irlandés.
En un parque donde se pasean perros.
En un bar de platos combinados.
Y salen gratis.

El precio de una buena conversación no se paga con dinero.
Ni se consigue con 24 horas de cámaras y nosecuántos concursantes.
Sólo eso.
Lo digo varias veces para que quede claro.

Dicho esto.
Todos tenemos derecho a entretenernos de modo intrascendente con las vulgaridades de los demás.
Faltaría más.
Y no hay que dar explicaciones.
Ni una.

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