lunes, 11 de junio de 2012

"No sé si podré decir esto..."

La comparecencia de Mariano Rajoy en horario de misa de doce el pasado domingo 10 de junio ha traído cola. Por lo pronto, portada de Financial Times. Cinco columnas. Carita y destacado. Toma lunes, Mariano. On fire. El titular, poco favorable. Por lo demás, gloria. No creo que ningún presidente del gobierno español pueda apuntarse ese hito. Aunque hablen mal, no dejan de ser cinco columnas. Aquí, en el ruedo ibérico, pues hay de todo. Cornadas y pañuelos pidiendo las dos orejas.

Yo quiero solo destacar una cosita. Una frase que al bueno de Mariano se le escapó como en un resuello de absurda confianza. Le habían preguntado los periodistas sobre la presión del Eurogrupo a la hora de tomar la medida. Que si le habían presionado, más o menos, por ahí iban los tiros. y soltó el señor presidente: "Pues... No sé si podré decir esto... Pero el que ha presionado he sido yo".

Tómate un algo. Presiona él para que sus socios europeos le presten al país que gobierna 100 mil millones. En plan chulito. He presionado yo. Dame los 100 mil millones o la tenemos. Así se las gastan los de Pontevedra, amigos. No van con chiquitas. Pero solo le pongo un pero. En la escenificación. En el aura que salía del ventanal de detrás de Rajoy y su atril. Un look totally american, por cierto. Pero no nos quedemos en la forma, vayamos al fondo. La frasecita de marras.

"No sé si podré decirlo..." O sea, tú eres el presionador, pero no sabes si puedes decirlo. Es una presión pobretona si acarrea tal mordaza, ¿no? Te tienen que dar permiso para decirlo. Poca cosa de presión, Rajoy. Una presión de pataditas por debajo de la mesa. Oye, que no te quito razón, que lo mismo es verdad. Quién soy yo para poner o quitar kilojulios de presión a todo un presidente de un país al borde de una quiebra. Pero Mariano, a boca llena. Si vas de Chuck Norris, no pidas permiso para soltar patadas voladoras. No cuadra. Con la mano abierta. Dale con el alma. No dudes, dilo claro. Los he puesto firmes. Es como que rechina si dudas y pones carita de niño travieso que va a soltar un secretillo que le han confiado, ¿me entiendes? Y se dan cuenta hasta los del Financial Times. Y te hacen un silueteado en portada y en el titular dicen: Mariano vende la moto. En inglés, claro. Con otras palabras. Pero, la moto petardera que sabemos que tienes en el garaje y que necesita cien mil millones para arrancar de nuevo. Y como eso, pues todo.

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