sábado, 9 de junio de 2018

Ha matado al mirlo

El negris mató a un mirlo. Anteayer. O antes no sé. He perdido la cuenta. Había muchas plumas negras volando en círculo por el viento. Y negris que es como llamábamos al mellizo que sobrevivió, el otro apareció en el cubo de la basura y nos dió cargo de conciencia no alimentarlo, a decir verdad fue a ella que vino llorando y ya el otro pasó a ser "de aquí" porque le ponía de comer en la puerta, pese a mis múltiples advertencias de lo problemática que sería esa estrategia, y que lo sigue siendo, y bueno.... Pues el negris y sus cosas... Un mirlo que vivia en el seto y nos alegraba con su canto y sus aleteos, pues nada, fiambre.

Perdón por la crudeza de las fotos pero solo las comparto aquí en el blog.
Hay espacio para la muerte y es porque os metéis por vuestra cuenta y riesgo.







Pues calla que cuando voy con el recogedor, después de haberle hecho esas dos fotos de ahí arriba, pues va y empieza a moverse. ¡Estaba vivo! ¡Qué salto pegué! Joder. El mirlo moribundo. Ahora qué hago. No estaba el pobre del todo cadaver. Joder, qué buen susto. Como en las películas de miedo. Que el malo no está muerto del todo, y hace un aspaviento cuando no lo esperas, pues de ese palo. Un sustibiris muy tontis. Y el pobre aleteaba y aleteaba torpemente y con cero esperanza y se iba bocabajo, o picoabajo y se daba otra vuelta pero nada. Hacía la croqueta. Picoarriba y picoabajo pero hecho mistos. Era un desastre. Se me ocurrió mojarlo un poco. No sé. Con algún pájaro agonizante que encontré, funcionó. Como que le espabiló. Encontrarme pájaros a punto de morir es de lo que más grima me puede dar en el mundo. Y bueno, pues con el mirlo, no tenía agua a mano y le eché un poco e cerveza a ver si el alcohol le curaba la herida que sangraba... Pero no había manera. El pobre estaba muy regular. Conseguí ponerlo en la tierra y que se quedase medio estable para que se fuera apagando con el mayor sosiego posible. Hablando de sosiegos, yo me iba a ensayar y todo el pastel pero lo encontré al ir a salir por la puerta. Con el habitual retraso mío de todo, y de tiempo muy especialmente. Que iba tarde, vaya como siempre. Como a todo. O como a casi todo. Y que flipé, claro. Mal ratillo serio. El encontrarlo y los estertores.


Toda la escena la observaba desde la distancia el pequeño asesino Negris. Cabe añadir que después de medio aposentarlo en el arriate, pues cuando volví a casa, estaba en el mismo sitio. En la puerta. O sea, lo volvió a zarandear o vete a saber. Pero cuando me fui, volvió a por su trofeo el pequeño asesino Negris. Que se llama así porque es negro como el tizón y peludo. Ahora mas espeluchado. Le llamabamos Negrita porque pensábamos que era hembra. Y luego le descubrimos unos buenos huevotes gordos. Y se quedo con ese nombre: Negris. Que siempre ha sido un gatito conflictivo. Lo fue, sobre todo, cuando ella trajo a la suya doméstica a vivir a la casa. Una decisión cuestionable, como mínimo. Teniendo otros. Que están en la calle y a veces, entran. Meter otra. Que no sale. Que se asusta. Que estaba bastante claro antes de hacerlo que saldría mal. Eso era una constante en la relación. Las malas decisiones motivadas desde el ámbito personal de uno de los cónyuges. O dicho de otro modo: Lo que se le ponía en el coño y no había forma de decir no, aunque fuera una locura. O una mala decisión. O una jodienda para el propio animalito. Una decisión muy al límite sin duda. Pero oye, no me quedó otra. Ya. Culpa mía. Pero... Si te pide a su gatita... Si quiere a su gatita.... Quiero a mi gatita.... Quiero a mi gatita.... Gatita.... Gatita, gatita, gatita.... Qué coño haces. Puedes resistir unas semanas.Cambiar de tema. Dejar que se le pase.... Quién sabe. Se le puede pasar. Por el camino del sentido común, muy lejos no vas a llegar. Lo intenté. Pero no. Puedes decirle que será un caos. Puedes argumentarlo. Intentarlo si te deja hablar. Puedes pero no va a funcionar. Puedes abogar por la salud del propio bicho que es lo suyo y lo mal que llevan los felinos en general los cambios de habitat y tal. Que en la casa de los padres pues siempre hay alguien. Que va a tener más compañia. Pero no. Si quiere, quiere... Si quería, quería... Gatita, gatita, gatita... Negarse no era opción. Volvería a ello. Volvió a ello. La trajo y se la llevó, claro. Lo que pasó. Pasó lo que tenía que pasar, que es una frase muy de abuela que me flipa pero es que, claro. Con esas mimbres.... Tia, pobre tu gatita.


No era el sitio. No era una buena idea. No había opción de no aceptarlo. No era sitio para su gata. Tampoco para Negris. Al que no debía de haber acostumbrado a comer en la puerta. Las peleas han sido muy jodidas por el territorio. Se hacen daño. Se hacen sangre. Los celos no son poca cosa. Se atacan. Aparte, abres la puerta y se cuela. Está acechando. Es una sombra enana. Es una jodienda. De lo que más me ha jodido de volver a casa. Me recuerda, claro que me recuerda. Tiene peor el pelo. Etá hecho un desastre y por otro lado me da pena. Es una puta mierda por ser del todo sincero. Una puta mierda. Supongo que a mi Caneli le pasa lo mismo... Pasó lo que tenía que pasar. Pasa lo que tiene que pasar. Esta es la casa de Canelita... Y claro. Diría que es más suya que mía. Aquí ya tenía yo a esos dos bigotudos maullando por albondiguillas e intentando que no peleasen entre ellos. Y si veía a alguno más hambriento pues le ponía en otra esquina. Traer otro más al ring era liarla. Y encima, dentro. Ella le compraba otro tipo de comida. Casi nada. Y se la quitaban, claro. Eran más listos. Y la otra pues se quedaba jodida y en una esquina. O gruñendo. O les atacaba. O escondida. Varias veces pensamos que se había escapado. Numerito que no veas. Y peleas, claro. Qué forma de complicarse la vida. Qué tonterias la verdad, visto ahora con un poco de tiempo pasado. Pero es que era así todo. Era así todo. Y yo qué tonto.... Qué tonto.... Y claro mi Canelita, jodido. Mi Caneli que es dulce, que le gusta el humo de lo que fumo y es suuuuuper tranquilo pues cuando la otra le enseñaba los colmillos se quedaba entre contrariado y sorprendido. Que es un gato que sonríe. Que es un gato que se deja tocar por todo el mundo. Su gata atacaba. Sin motivo. Ella jugaba a joderla. Quizá eso sea un motivo. La gente que juega a joder a sus mascotas aunque digan, es que es un juego, es como, ok, pero la estás jodiendo. Esas mierdas dicen mucho. A migato nunca le doy por culo. Le acaricio.Le mimo. Por eso me quiere. Canelita era un gato feliz. Ahora lo vuelve a ser. Yo era un dueño feliz. Y ahora vuelvo a serlo, si se me puede llamar dueño porque creo que el dueño es él de mí. Y Canelita era super guapo. Pues se le cambió la cara. Que es famoso, que lo debéis conocer del blog de un monton de fotos y de la portada del último disco pues vivía muy contrariado en general. Como yo. Con el negro y con la blanca. Su estupor era el mío, no creáis. Al final, el pobre mirlo no tenía culpa de nada. Y es el que ya no está con nosotros. Estas cosas ocurren. Caen los más inocentes.

Un minuto de silencio por el mirlo.


PD: tiene tela de carácter simbólico todo, por añadir algo más, en estas semanas, una pulsera de tela que me puso se desintegró literalmente, las flores y plantas que me regaló se secaron cuando llegué y el mirlo ha sido como el gran final, con el asesino Negris que me viene recordando toda la cantinela esta que os cuento

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