lunes, 28 de mayo de 2012

El IBI de Dios

La primera razón por la que la Iglesia católica española debería pagar el IBI es porque justifican no hacerlo con su tarea humanitaria y asistencial vía Cáritas.
Eso no tiene perdón de Dios.
El señor Juan Manuel de Prada escribió en el periódico ABC del sábado 26 de mayo una soflama bien reaccionaria alrededor de este tema con un alto grado de empanada mental. La cebolla de esta rica empanada era el valor espiritual de esta organización exenta de tributos.
Hoy, lunes 28, en el programa Dando caña de Intereconomía televisión, varios rostros de la cadena han insistido en el argumento de base: La Iglesia no debe pagar porque es buena, por lo que hace con Cáritas. El conductor de Dando Caña, Javier Algarra, ha apuntado directamente al PSOE: "Y, ¿por qué no paga el IBI el PSOE?", dejando de lado la cuestión del alma que tanto esgrimía De Prada y bajando a estratos más espúreos, la siempre caliente arena del ruedo político.
El cardenal Rouco Varela, hace una semana, el 21 de mayo en una acto en Canarias, tuvo la desafortunada idea de relacionar el pago del IBI con un "resentimiento" en las actividades solidarias de Cáritas. Vaya por Dios, prelado. Aquí el enlace de El País con la noticia.

Estos son los hechos, ahora vayamos a mi opinión al respecto. El que no quiero seguir leyendo más allá de este punto, tiene justificación. Ya no se va a informar más, si es que el párrafo de antes eran informaciones y no opiniones individuales de personas más o menos reputadas. Al lío, a mí el IBI me da igual. Creo que es muy español, muy Marca España, el intentar pagar lo mínimo posible al erario público. Ser el más listo a la hora de esquivar tributos y buscar la coartada más propicia, sea la que sea. Cierto es que las entidades sin ánimo de lucro están exentas. Todas. El PSOE también, amigo Algarra, el PSOE también, pero centrémonos en los asociaciones religiosas. Eso lo decía claro el señor De Prada en ABC hablando de los evangélicos y muchos otros especialistas en la nutrición del alma. La cuestión del lucro es también abordable. ¿La Iglesia no se lucra? Uff, demasiado para mí. No sabría decirles, queridos lectores de mi blog, es demasiado auditar a los representantes de Dios en la tierra. Ahora bien, yo creo que Jesucristo apoquinaría. Un verbo que me gusta, apoquinar. Y creo que su padre, Dios, también sacaría la billetera y pondría lo que toca. Porque una cosa es el alma y la otra es el templo y si paga todo el mundo, pues paga hasta el Espíritu santo. También el PSOE y también los evangélicos, los judíos o los de la Iglesia de la Cienciología, tanto me da.

Aquí no paga ni Dios, es el caso. El problema de fondo es el escaqueo cotidiano y no apunto a la Iglesia sino al común de los mortales, empresas de todos los palos y desde la más diminuta pyme a la ciclopeíca multinacional. En este blog he hablado a menudo de esa carrera de librarse de contribuir a la sociedad con lo que toca y a mí me parece muy español. Muy de pícaros, muy de listos, muy histórico lo de escurrir el bulto y que sea otro el que se haga cargo. No hay conciencia nacional, y fíjate, que para otras muchas cosas, sí que hay hasta una exaltación de los simbolos, ya sean himnos o banderas o lo que sea, también me valen deportistas,  o profesionales de éxito del ámbito que sea. Nos falta tiempo, a nosotros, a sus compatriotas, para echarnos a la chepa sus triunfos, pero cuando toca construir una nación a base de tributos, aquí nadie conoce a nadie. No vamos a pedirle a la Iglesia, que tenga una conciencia diferente del impuesto, del que sea. Dicho queda que lo mismo vale lo dicho para iglesias, como para sinagogas, mezquitas o el inmueble que sea consagrado al culto.

A ver, que a mí me da lo mismo. Que no es para mí, ¿sabes?
Pero...
Dar trigo.
Que hay que dar trigo.
Y predicar, pero sobre todo, dar trigo. Lo que toca. Ni más ni menos.

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