Últimamente una de las entradas más visitadas de este blog es la que habla del rey Juan Carlos I y una supuesta o hipotética enfermedad de alzheimer. Me siento culpable en cierto modo de dar bola a un rumor y me aterra el hecho de que confirme que el monarca está enfermo. Sea esa enfermedad o cualquier otra. Me sorprende, por otro lado, que la gente en general sea tan "juancarlista" pero en el momento que muera, son muy críticos con la institución por principio. No es que no sean "principefelipistas" o "letizyanos", es que consideran que es una rémora del pasado. Tener rey. Un lujo antiguo. No lo sé. Clarro que un país con un millar de alcaldes, bien puede costearse un rey. ¿O no? Tampoco puedo sacar conclusiones de los comentarios o de las opiniones que me llegan pero sí digo que me sorprende mucho. Me sorprende, eso es todo.
Lo que yo trataba de decir en aquella entrada, es que tarde o temprano, Juan Carlos I tendrá algún tipo de merma en su salud. Tarde o temprano, ocurrirá. Lo que me llevaba a reflexionar es ccómo se gestionará eso desde la Casa Real, desde el trabajo profesional de los encargados de comunicación del Rey. ¿Cómo lo harán? ¿Con toda la naturalidad? ¿Con todo el secretismo? ¿Con el miedo de que las cosas se compliquen? Con el problema de que sean demasiadas voces críticas las que se aprovechen de la real moribundía. En fin. Espero sinceramente que este blog no se vuelva profético. Le deseo la mejor salud al rey y espero que ese aumento de visitas en esa entrada no sea señal de nada malo.
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