Lo de ensayar es un mundo.
Tengo experiencia limitada y tampoco me considero músico, así que no puedo hablar con toda la propiedad que debería pero como esto es un blog personal pues hablo de mi persona y de mi experiencia.
Lo primero. En un ensayo se bebe. ¿Por qué? Pues porque tocar o cantar da sed y además sirve como pauta. Entre canción y canción, bebes, meas, en fin, haces las cosas que no puedes hacer durante la canción.
Lo segundo. Ensayar, siempre ensayas con más gente. Creo que cuantos más sean, mejor. Al final no pueden hablar todos a la vez. He llegado a ensayar con siete personas a la vez y es una locura.
He conocido músicos que no necesitan ensayar.
Podrían seguirte sin haber oído nunca la canción.
Y también me ha ocurrido lo contrario, gente que no sigue la canción nunca, incluso después de haberla oído mil veces. Es curioso porque la experiencia me dice que en el ensayo cada uno oye una cosa. Lo divertido o lo eclosionante es cuando eso que se escucha, en el interior dela cabeza de cada uno, confluye en algo común. Es la ostia. Y si lo que bebes es cerveza y se dan tragos a menudo como ya he dicho, esa confluencia mental, se vive con la euforia propia del alcohol y tal. Y lo flipas un poco. En el local de ensayo, siempre lo he pensado, hay que fliparlo. Para eso están. Para eso se pagan.
Tampoco me voy a poner a contar mi vida pero siempre me lo he tomado por la épica lo de ensayo.
Como si cada ensayo fuera el último de mi grupo porque la experiencia me demuestra que cada ensayo puede ser el último de mi grupo.
Hablo siempre de locales de ensayo. En casas partículares es otra cosa. Los watios ayudan.
Bueno, me tengo que ir a ensayar ahora y ultimamente la cosa no fluye.
No se juntan las cabezas oyendo lo mismo.
Es tedioso y jodido. Y quería decirlo por aquí.
Me voy. A ver como sale. Igual es el último de mi vida.
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