Asisto estupefacto a una polémica local de la que no puedo dejar de escribir en mi absurdo blog. Ya lo siento, por vosotros que lo leeis. Nadie os ha llamado, así que dejadlo aquí. Si necesitáis perder el tiempo, pues bien. Es la entrada correcta. Porque voy a hablaros de una tontería. Una tonteria como esta:
https://twitter.com/#!/ironfisher/status/76354033765449728
Un comentario en redes sociales que genera más polémica de la que realmente lleva implicita. Porque a cuenta de esto, hubo tirón de orejas serio. Con gente de arriba, metida en el tema. Lo flipo. Y varios días después. Tú me dirás, ¿a santo de qué? Y un cabreo considerable en la cuenta de twitter del afectado y un pequeño pero robusto eco entre aquellos que nos enteramos del embolado. A ver. Pero, ¿qué coño? ¿Cómo pierden un minuto con este asunto? ¿No hay nada mejor que hacer? En fin. Es que no sé. Vale. Estamos de acuerdo. Es decir si yo pongo en twitter que he tenido sexo en los servicios del Parque de las Ciencias pues vale, lo leerán los del Parque de las Ciencias y bueno, pues. A ver, pues vale. Igual no les mola y tal. Lo entiendo. Sea o no sea cierto. Pero ante lo que tenemos por delante, ¿cómo se montan esas pajas mentales? ¿No ven el coste en negativo que les supone? ¿No se dan cuenta? Gracias a eso, ya me he enterado que hay unos cuantos módulos rotos en el museo. Y mira, yo no soy objetivo con el Parque de las Ciencias. Le tengo una manía especial. Lo reconozco. No me gusta. Un museo de ese tipo se puede poner en cualquier ciudad sin historia, Granada se merecía otra cosa. Yo iba al colegio Jardín de la Reina, justo enfrente de donde está actualmente el Parque. Cuando yo era niño había un campo de maíz y cogíamos mazorcas de vez en cuando. Una aventurilla, la verdad, después de salir de clase. Más tarde, con pelusilla en el bigote y acabando la EGB, pusieron un Urende en la mitad del campo de mazorcas y ya pues no cogíamos mazorcas, claro. Y recuerdo también que había amapolas, pero bueno, eso no viene al caso. Bueno, cuando empezaron a construir el Parque de las Ciencias yo ya no estaba en el Jardín de la Reina. Y ahora asisto vía twitter al Jardín de las Ciencias o a cómo el Parque de las Ciencias se mete en un jardín a cuenta de una chiquillada y vale, de mi parte hay cierta animosidad, por las mazorcas o por las amapolas o por lo que sea, porque me parece un museo para ciudades de segunda o una inversión pública innecesaria o inútil o no acorde a la grandeza y la historia de mi ciudad, o yo que sé por qué pero el caso es que ya tengo, con esta historia de twitter, mi oportunidad de sembrar maleza en el Jardín de las Ciencias. También igual es porque siempre he sido de Letras. ¿Por qué no un Parque de las Letras? Aunque bueno, no es eso de lo que estamos hablando. Hay que ir más allá, amigos. Al espirítu de las cosas. Es lo que se mueve en internet. Espiritus. Ánimos. Ideas. Están ahí. Cada uno las lee o las interpreta como quiere. Pero lo que es, es. Y a lo que no tiene importancia es mejor no dársela porque te puede salir el tiro por la culata. Y para no hacer ruido, acabas provocando el gran estruendo. Mal. Muy mal. Si no había mala intención y claro que no la hay, pues, ¿para qué darle importancia a lo que no la tiene? Hay que mirar más allá. Odio la expresión "mente sucia" pero es un ejemplo perfecto para usarla. Hay que ponderar. Y lo que es una pérdida de tiempo, pues no hay que darle más vueltas, es una pérdida de tiempo y punto, como esta misma entrada del blog y esta seudopolémica que no ha salido de un círculo bastante familiar, pero si por lo que sea la rebota un periódico local o la sube a su web, en plan noticias anecdóticas de twitter, que ya vienen siendo casi sección habitual en muchos periódicos, pues tienes liado un cisco estúpido. En fin. Que yo ya os avisé, que no lo leyeráis que era perder el tiempo pero, ah, no me hicistéis caso y habéis llegado hasta aquí. Vosotros sabréis. Ya digo que avisé, corazones de verano pero vosotros sois muy vuestros. Hasta más leernos.
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