Aquí lo he escrito cien mil millones de veces, pero no está de más recordarlo siempre que hay una buena oportunidad: los aniversarios NO son noticia.
Nunca.
Hoy (por ayer) se cumplen diez años del atentado del 11-M, pues bien, NO es noticia.
Y me alarma el hecho de que se abran los informativos con eso, con un aniversario.
Creo que se pasan o se desplazan las cosas que realmente están ocurriendo, por recordar o conmemorar las que pasaron hace tiempo y se nota especialmente cuando son números redondos, como por ejemplo, ahora que han pasado 10 años, la cosa cuenta como por décadas pero también se le da bombo a los lustros. Uno no piensa que sea simplemente una convención lógica, que se recuerde porque es lo normal, porque es lo corriente y sobre todo en las tragedias, claro, a las víctimas se le rinden homenajes y uno puede creer que es hasta lógico que los medios sigan sus historias, pero también uno intuyo que es algo que tiene que ver con el signo de los tiempos. Porque la vida sigue, siguen pasando cosas, incluso a la víctimas les siguen pasando cosas, y en cierto modo, los aniversarios nos aíslan, nos paran en el tiempo y crean un tipo de rutina informativa hueca que se basa en la imagen, y más concretamente, muy a tono con la sociedad del espectáculo, lo de repetir siempre lo mismo, la redifusión enferma en especial de imágenes violentas o agresivas, como en el caso del atentado, lo que por otro lado pues mina la moral muy lógicamente de los particulares que se han visto envueltos o afectados por estos sucesos, que es algo que en los medios se piensa poco, en ese daño moral de recuperar archivo alegremente.
Los aniversarios son noticia por un cierto tipo de sublimación del pasado que va más allá de la nostalgia razonable y que perjudica, en mi opinión, al desarrollo del intelecto y la capacidad crítica de las generaciones venideras, ahí lo dejo.
Volveré a recordarlo, con tenacidad. Insistiré en ello.
Los aniversarios no son ni serán nunca noticia. No. Y no.
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