Qué bien lo cuenta García Montero. Qué coraje porque viene a ser lo que os puse el otro día, pero fino y aseado. Lo mío es un gateo. Pero que vamos a lo mismo.
Ahora que lo de tirar del alzheimer había que hacerlo con mimo y afinar, porque es fácil que en el palabreo se pierda la esencia, o sea, que es una enfermedad y la enfermedad no entiende de mucha metáfora, se resume en dolor contagioso y eso es frágil, es material inflamable y lo hace de lujo el paisano, queda aquí dicho:
http://www.publico.es/politica/509495/la-memoria-de-Suarez
Y oye, la chorrada cara. Es riesgo país. Como decía mi abuela Antoñina, dinero no habrá pero pa tontás... Ponerle a Barajas el nombre de Suárez. El destino está en los nombres, siempre os lo digo. Es un gran título. Aún no sé para qué. Una canción, probablemente. El destino está en los nombres, y más en el caso de Barajas. Destino total. Destino de viajeros y destino nominal para la memoria, tantas veces mentada por García Montero ahí más arriba, del ex presidente. ¿Es necesario? Todos se felicitan de la idea. Al hacer números, no parece tan buena. No es solo cambiar los carteles y las señalizaciones, es lo que supone de molestia y lío para las operadoras, las compañías, los profesionales de otros países...Qué movida, ¿no? Y total, para qué. Hay nombres que tienen que decirse mucho. Chaves Nogales, por ejemplo. Hay que repetirlo. Chaves Nogales. Chaves Nogales. Hay que decirlo muchas veces porque es muy probable que no lo conozca mucha gente y es una forma de hacer justicia poética, y difundir. Darle bombo a vida y obra. No es el caso de Adolfo Suárez. Creo que en el fondo hay una proyección por no decir abiertamente promoción de un cierto tipo de noción épica de lo que debe ser o debía ser la democracia. Un súper icono que hay que aprovechar en estos tiempos de turbulencia conceptual en las instituciones, y mientras suene Suárez. suena poderoso el Rey y todo va bien. No se oye graznar a los tertulianos maldiciendo a Urdangarín, por ejemplo. Pero al final, las chorradas salen caras.
Y lo peor. No sabes cómo de caras te van a salir. Cómo es posible que Vargas diga que cambiarle el nombre a Barajas cuesta de medio millón a un millón. Es como decir, quedamos de siete a doce... A ver, es el doble. Quinientos mil o un millón. Pues vaya forma de estimar, ¿no? Como todo lo calculen así en Aena, pues, madre mía. Una chorrada cara. Porque de Suárez no va a olvidarse nadie y seguro que se están haciendo en estos mismos momentos edificios públicos, nuevas plazas, nuevos parques, nuevas avenidas (el gasto en esto ha estado paradete pero bueno, seguro que hay algo terminándose) que están para estrenarse y no tienen nombre. Que los llamen Suárez, a todos: parques, calles, plazas... Pero enmendar la plana, cuesta pasta. Particularmente, a mí, Barajas me gusta. Me suena guay. Pero es que es un despropósito gastar pasta en símbolos que no son necesarios. Chaves Nogales se merece un auditorio, o un aula en una universidad, o una biblioteca. De Chaves Nogales igual no se acuerda nadie en 20 o 30 años, o de Josefina Carabias. Hay que decirlos más. Hay nombres que hay repetir como mantras. Josefina Carabias. Josefina Carabias. Josefina Carabias. Como si fueran conjuntos. Como si hiciéramos magia para ahuyentar a la desmemoria. Josefina Carabias. Chaves Nogales. Pero no a lo mainstream. Vamos a la memoria indie. Recuerdo de arte y ensayo. A Adolfo Suárez, no, es comercial, es pop y lo tendremos siempre en la retina. Pudiendo prometer y prometiendo. En fin, que la chorrada cara nos cuesta luego horrores mantenerla. Que es obvio pero quería decirlo.
Más de Josefina Carabias:
http://www.rtve.es/television/20140308/josefina-carabiasretrato-primeras-mujeres-periodistas-espana/890580.shtml
Más de Chaves Nogales:
http://elpais.com/tag/manuel_chaves_nogales/a/
Y la chorrada cara de cambiarle el nombre a Barajas:
http://economia.elpais.com/economia/2014/03/25/actualidad/1395739880_004588.html
Una encuesta en 20minutos.es en la que gana ampliamente el no:
http://www.20minutos.es/encuesta/5159/0/0/
Y ya.
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