Por si no vieron El Gran Debate, sobre el tema Asalto a Supermercados, ahí va.
En tres partes.
Cuatro breves apuntes sobre el tema:
1.- Gaspar Llamazares llama José Manuel a Juan Manuel.
Es un error común, lo digo por experiencia porque me llamo José Miguel y no pocas veces me han rebautizado como José Manuel, pero creo que tiene trascendencia el error por la propia consideración o lo presente que tiene Gaspar a su compañero de Marinaleda. También me parece curioso que nadie le haga mención al error ni le corriga, también pasa mucho en el mundo real, que se dejan pasar ese tipo de cosas para no entrar en detalles y tal. Supongo que si a Gaspar le llamaran Baltasar o lo que sea, pues diría, oiga, mire, que no me llamo así, pero bueno... El lapsus tiene poca importancia, estoy de acuerdo y le puede pero creo que demuestra lo poco presente que tienen a Sánchez Gordillo los gerifaltes de Izquierda Unida, como si fuera el garbanzo negro o el primo pasado de vueltas y fiestero del pueblo al que se le hace el caso justo.
2.- Un portavoz que dice "Habemos"
Me cuesta entender lo de habemos. Entiendo cuando se equivocan con el pasado del verbo porque es igual que el presente, esa es la explicación. Estemos por estamos o cosas así. En fin, no se me ocurre un mejor ejemplo pero creo que sabéis a qué me refiero. Pero, ¿habemos? ¿Habemos? Suena tan rematadamente mal, me chirria tanto. Me duele en los oídos. Y lo peor, oigan, que es un portavoz, vale que del SAT, que es el Sindicato Andaluz de los Trabajadores. Vale, que es una cosa popular y lo que quieran, pero, ¿habemos? ¡Habemos! ¡Por Dios! No es de recibo, no se puede permitir y no es una cuestión de talibanes ortográficos pero a ver, ¿no hay nadie con otra oratoria, con otro modo de explicarse, que el señor Diego Cañamero? Que no entro en su valía personal en otras áreas, pero lo de habemos me duele y me llega al alma. Lo siento. Es demasiado. Con ese tipo de patinazos pierdo gran parte de mi fe en el movimiento obrero. A ver, que lucha social, sí, claro que sí y desobediencia social, también pero con los verbos bien conjugados
3.- Lo de Mamen Gurruchaga es impresentable comparando al SAT con ETA
Me parece el ejemplo perfecto de lo que un tertuliana no debe hacer nunca. Siempre le he tenido cierta ojeriza, lo reconozco, por la voz, por la afectación y la forma de expresarse, no lo sé. La oía en la radio y me daba siempre un mal rato, porque habla con frases hechas y no solo eso, con argumentos de barra de bar que podrían ser de cualquiera, que no tienen una pizca de originalidad, ni de datos, ni de conocimiento, ni de nada... Es como una niña bien que opina en plan bien, desde el punto de vista de las familias bien y cuando se sale del guión, la caga. Y la caga en plan diarréico, no es que sea un escape involuntario de heces a causa de una ventosidad. La caga con confianza, con plena confianza en sí misma y eso me enerva el doble. Es el doble de irritante para mí ver a un mediocre que se crece o a alguien que se caraga de razones sin tener ni idea. Pero bueno, al debate y al programa, porque por ahora he hablado de la señora Gurruchaga en plan general. Cabe decir que ya la oí en Onda Cero clamar contra Sánchez Gordillo en un tono que no era el que empleó en Telecinco, lo que me parece profundamente cobarde. Si a través de las ondas, nunca mejor dicho porque era ONda Cero pones verde al de Marinaleda, pues cuando lo tienes delante, despáchate igual de contundente, pero no. Se nota que está en contra pero la vehemencia se la dejó en casa esa noche. Ahora bien, tuvo tiempo de decir la mayor burrada del debate. Lo que merece un premio porque fue una noche bien cargada y cagada de despropósitos dialécticos. La señora Mamen Gurruchaga comparó la acción del SAT y de Sánchez Gordillo con ETA. Sí, con ETA. Como si fuera una de esas bromas que se leen por twitter, cuando escriben Nosequien es ETA. Pues lo mismo pero plenamente convencida la buena mujer de lo que estaba diciendo. EL argumento que introducía la aberrante comparación era de índole nominalista. Ellos lo llaman expropiación alimentaria y la tertuliana lo llama robo, vale, hasta ahí todo correcto y moderadamente lógico pero es que su comparación es que los de ETA lo llamaban ejecuciones cuando se trataba de asesinatos. A ver, no hay por donde cogerlo. Anda que no dan de sí los eufemismos en el mundo de la política pero aquí no era el tema. Y no hay por donde cogerla a la señora Gurruchaga que es el mejor ejemplo a mi parecer de lo que una tertuliana no debe hacer ni decir nunca, por respeto a las víctimas, al sentido común y a la inteligencia de los espectadores.
4.- Jorge Vestrynge no lleva calcetines
Es un dato sin importancia de acuerdo, en apariencia sin importancia pero ahí están esos tobillos desnudos. Hago extensible mi admiración por las personas que pueden llevar zapatos en verano sin necesidad de ponerse calcetines. Son mitos para mí. Personalmente el calcetín me va mal. Odio los calcetines, desde siempre. No hay motivo, pero me agobiaban. La idea de tener todos los dedos de los pies apelotonados en el mismo fondo de una tela me ahogaba, me asfixiaba. Era como una claustrobia pedicular inexplicables que me acompaña desde la infancia y a la que nunca le he encontrado el motivo pero ahí sigue. Es la razón también por la que me calzo las sandalias en junio y nos me las quito hasta octubre. Sandalias, chanclas o lo que se tercie. Y si puedo ir descalzo, mejor. Pero no hablemos de mí. Volvamos a Vestrynge. Del que habría mucho que decir, de su revival mediático y su solapado activismo. Hace unos meses le sacaron de una casa okupa. Que me dejó con los ojos vueltos la noticia. En la entrevista a Pedro Ruiz de Julia Otero, emitida hace unas semanas en TVE, Jordi Évole alias el Follonero le hacía esta misma pregunta al ínclito showman. Y le expresaba su admiración por ser capaz de mostrar tobillos y prescindir de funda que evite el contacto directo con la suela. ¿Cómo lo hacen? A mí tambien me fascina. No pocas veces lo he intentado y los resultados han sido desastrosos, el pie me suda cataratas. Se monta un infame barrillo en la planta del pie que luego se traduce en emanaciones pestilentes que anegan para siempre los zapatos y que convierten a mis pies en material olorosamente radiactivo. ¿Cómo hacen ellos, Ruiz y Vestrynge, para evitar esos efectos colaterales? O, ¿es que no sudan? O, ¿no tanto?
Y ya puestos, en otra entrada del blog, daré mi opinión.
Ya he escrito dos veces sobre este asunto y no he dado mi opinión.
Ya toca, ¿no?
Que no todo va a ser informar.
Me voy a la calle a darme un paseo. Hasta luego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario