Vaya. Arsenio Escolar debuta en twitter. ¿Qué os parece?
Ayer comentaba en una entrada que no tenía cuenta y hoy me encuentro con que se acaba de hacer una.
¿Habrá leído mi blog? No lo creo. Las estadísticas me muestran el poco eco que tiene lo que escribo aquí pero no puedo dejar de hacer mención a la casualidad, ¿es o no?
Curiosamente, he buscado en el timeline de Pedro Jota y no están las explicaciones que dio ayer sobre el tema Sostres y que yo enlacé en mi blog, en la misma entrada de Arsenio. Acabo de comprobar un dato que escribí ayer de memoria, sobre que los dos habían pertenecido a Diario 16. Efectivamente, es cierto. Los dos de directores, uno en Madrid y otro en Burgos. Hay quien nace para ser director siempre.
No sé si lo de las explicaciones de Pedro Jota no aparecen porque las ha borrado o porque el timeline está colapasado de gente que le menciona, a la que responde, o a la que retuitea.
En cualquier caso, en mi blog sí están.
Mirad la entrada anterior, un par de ellas antes, la de los "smileys" en el título del asunto y ahí las tenéis.
Pensé que a lo mejor a veces no digo las cosas lo suficientemente claras. Las esbozo y yo creo, siento, que todos llegarán a la misma conclusión pero no digo mi conclusión. No lo dejo lo bastante claro. ¿Es así? Tampoco sé quien lee esto o por qué. Así que es difícil plantearse un diálogo. Un discurrir conjunto. Tampoco es que me interese eso. Las entradas que no publico según las escribo se van oxidando en la carpeta Borrador e intuyo que nos la publicaré nunca. Tengo la sensación de que escribo o con la urgencia de un punto de vista que no puedo contener o con la impronta del descubrimiento, la extensión de un "eureka" íntimo. Por otro lado, pienso que Google cómosellame que te dice cada vez que alguien te nombre, pueda traer tráfico por alusiones a este destartalado blog de reflexiones repentinas y furibundas. ¿Tiene sentido? No lo creo pero bueno, tampoco me importa.
Yo antes escribía aquí con un anonimato casi asfixiante que era muy cómodo para algunas cosas pero que era desmoralizante. Saber que no te lee nadie es agradable. Es como estar en el desierto pero con todo detalle, sin que te falte nada. Bueno, estoy perdiendo el hilo. Esto hace que corte el rollo y la guarde en Borrador y ya está. Antes no escribía así, quizá me llavaba más tiempo o escribía justo después de terminarme un libro y con ese eco interno de la emoción y de haber vivido sus páginas. Me interesan los libros interesantes y no Pedro Jota Ramírez. Me planteaba de qué voy a hablar en mi blog. ¿Qué será interesante dentro de un año o dentro de dos? Pero desde que estoy en twitter, no. Todo es comentable. Todo es opinable. Todo es pasajero. Nada dura. Ningún tema de conversación dura mucho. La opinión importa. la opinión del ahora, del ahora mismo.
Desde que comenté el éxito del disco navideño de Sergio Dalma, como un hecho antropológico diría, se abrió la veda a cualquier tema frívolo en mi blog. Lo de buscar temas perdurables pasó a mejor vida. Se permitía opinar de todo. Me lo permitía a mí mismo. Y escribía muy a mi aire, sabiendo o contando con que nadie me leería. Exactamente lo que pasa ahora, que no me lee nadie o casi nadie. Y así, a la chita callando, pues escribía mis tonterías cada vez con más soltura. Y opinaba de todo. Eso hizo que acabase mencionando al cineasta que fue vapuleado por hacer en su twitter una broma sobre el Holocausto, al que no quiero volver a mencionar en un artículo en el que hablaba sobre David Bisbal y cómo le vapulearon en twitter por un comentario en el que incluía promoción de sus conciertos con el hashtag (tema de conversación) Pray for Japan, a raíz del reciente terremoto y tsunami que ha asolado el país. Explicar todo esto es cansadísimo. El caso es que, de repente, cinco mil personas entraron en mi blog. En el que hasta entonces sólo entraba yo y opinaba lo que quería. Cinco mil visitas de golpe y muchos de ellos eran fans acérrimos de David Bisbal que encontraban a alguien que lo defendía.
Me sentí un poco como cuando te hacen portavoz de un equipo al que no pertenecen y en la desesperación de los fans, que se sentían necesitados de una voz, pues me convertí en el defensor de alguien a quien musicalmente no le tengo casi ningún aprecio por no decir ninguno. Cierto es que después de esa vorágine, todo volvió a ser lo mismo en mi escaso régimen de visitas. Pero fue curioso porque yo no había enlazado nunca mi blog ni en mis perfiles, ni en ningún otro blog que leyera, dejjando un rastro en mis comentarios para quien quisiera seguirme. Era como u reducto personal de opinión en el que ni siquiera entraban mis allegados y de rrepente, por mencionar a alguien, que lo lee, le gusta y lo enlaza desde su perfil, estoy a los ojos de cinco mil personas. La primera reacción fue la de verguenza por las erratas. Hay mil. Otro de los placeres de la intimidad era no tener que corregir. Y bueno, no tenía comentarios, otro placer.
Me acusaron de no ser del todo sincero. Seguro que te gusta que te lean, sino escribe en word, me escribían o más bien aconsejaban en un comentario. Y yo pensé: en Word ya escribo y precisamente es pensando en que lo lea mucha gente el día de mañana. Para mí Word no es sinónimo de intimidad sino de banco de pruebas, de vestidor. Y mi blog, pues era igual. Mi cuarto privado en el que opina de lo que me viniera en gana con la tranquilidad de que nadie iba a saber de mí. Mencioné varias veces a sabiendas a Rafael Reig casi convencido de que él no se buscaría a sí mismo a través de Google y porque el tono de su blog me encanta, es a lo que aspira. Esa naturalidad. Esa sencillez. Esa verdad. Es muy difícil. Yo argumentaba en los comentarios que tener lectores o incluso, comentaristas es genial. Claro que lo es. Que gusta. Que llena. Que le da sentido a la historia pero que también coarta. Yo sentía perder algo. Las erratas y la errabundía. Perdía mis derechos a divagar. El lector sagaz pensará, claro que no, sigues teniendo tu derecho a divagar, amigo bloguero, divaga cuanto quieras, adelante pero no cuentes conmigo, porque me aburres pues vale, pero el problema es que ahora no me siento solo, aunque las estadísticas igualmente me digan que lo estoy.
Una entrada anterior la enlacé en mis perfiles de twitter y facebook. lo que viene siendo el peor autobombo posible, y se arañaron unas cuántas visitas y opinaba sobre una tontería en televisión pero en el título de la entrada decía lo que digo ahora o lo que trato de explicar. Que importante es no ser nadie. Sentirte libre de escribir, hacer u opinar lo que sea y cambiar de opinión, de línea o de bando, si es que alguna vez has militado en alguno, o de persona narrativa y hablar de mí mismo en tercera, por ejemplo. Tengo un par de entradas empezadas y en Borrador sobre la libertad, en donde recurro al María Moliner.
¿Directores de periódicos? Claro. Esas monjas. Esas hermanas de la caridad. Esos garantes del bien común. Esos pequeños dictadores que pontifican, que recomiendan, que sugieren, que animan a la masa a actuar, a interactuar, a definirse en un sentido u otro.
¿Directores de periódicos? Claro. Esos profesionales libres. Esos justos nexos entre la empresa y el trabajador de a pie. Esos ecuánimes señores hechos a sí mismos. Esas voces privilegiadas que nunca contarían lo que pasa dentro de sus despachos.
Bueno, pues eso. Que los directores de periódicos no escuchan a nadie, ni a los políticos, ni a los anunciantes, ni a los accionistas, ni mucho menos, a sus trabajadores. Pedro Jota no escucha a sus trabajadores. Un ejemplo.
http://www.vanitatis.com/television/2011/redaccion-elmundo-rebela-contra-pedroj-20110407-13694.html
La redacción de El Mundo pide el cese de Sostres y Pedro Jota sigue en lo suyo porque su negocio es vender periódicos y no edificar la moral del personal o contribuir a un mejor imaginario colectivo. Es una pena. Es mi opinión es lo que manda. En todos los ámbitos. Ana Pastor hace entrevistas tirando bocados y se supone que es el nuevo modelo de periodismo concienciado y valiente. Sostres escribe con metralleta sino con misiles y se le secunda, se le apoya. Vende periódicos, eso seguro. Al negocio le interesa su carencia de sentido común. Es un negocio. Siempre me lo recuerdo a mí mismo. Que esto es un negocio, lo de las noticias. Que las noticias es lo que van en medio de los anuncios, lo que llena el hueco que dejan los anuncios. Sostres, por desgracia, hay muchos y todos los Sostres que son lectores de El Mundo y contribuyen al predicamento de esa violenta visión del mundo son tan culpable como el que firma o el que le paga al de la firma.
Mientras escribía esto, he leído dos columnas. Cada una desde una trinchera. José María Izquierdo.
"No fallaron los controles, no"
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/fallaron/controles/elpepisoc/20110408elpepisoc_2/Tes
No viene al caso pero lo de meter una coma en un titular siempre me ha parecido de un pésimo gusto.
Condiciona la lectura. Es como si con la coma te tirasen del cuello. Me duele verla, pero bueno.
Y para no ser menos. Respuesta desde la competencia. ¿No es divertido esto? A mí me lo parece.
Santiago González.
"Lo de Sostres y la virtud de socialdemócrata"
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/elblogdesantiagogonzalez/2011/04/08/lo-de-sostres-y-la-virtud.html
Empezar cualquier titular con "Lo de..." es chabacano, ¿sí o no? Atentitos a cómo da cera el amigo González en la primera frase: "El pobre José María Izquierdo exhibe todos los días despojos de sí mismo en un blog llamado con toda justicia 'El Ojo Izquierdo'. Es sabido que los tuertos carecen de visión estereoscópica y eso les lleva a no ser capaces de apreciar visualmente las distancias". Leña para todo el invierno. Y así todo. Zas. Zas. Y al final, cita a Maruja Torres y a Almudena Grandes, toma ya. Feministas progres de postín de toda la vida. Se supone que después de desacreditar de esa forma al enemigo, pues no hay más que decir. Sostres no es tan malo al ver todo lo malo que hay por ahí y además con carné de progre, oiga.
No sé que es peor. Hay tantas cosas que no sé que a veces me deprimo. Sé que los directores de periódicos quieren vender periódicos, los de los gratuitos están empeñados en que los lean y recuerden el nombre de la cabecera, que en cierta forma, es lo mismo. Los directores de periódicos están obsesionces con dar exclusivas y que se les cite en los otros medios. En exclusiva. Exclusiva de Fulanito. Exclusiva de Menganito. Y sé que para los directores de periódico lo primero es el negocio. El negocio. La exclusiva. Para ellos, la prioridad es la empresa. Y eso es malo. Y sé también que eso es muy poco importante para la mayoría de lectores que quiere noticias. Noticias. Ya está. Opiniones, pues también quieren los lectores pero menos, en los tiempo de twitter, cada vez menos opinión porque sí o eso decía Javier Moreno, director de El País, que es como que otra cosa, otro tipo de director de periódico. No estuvo en Diario 16 Javier Moreno, creo yo. Javier Moreno fue el que dijo que los periódicos en papel están sentenciados. Tengo una entrada sólo dedicada a él, más abajo. Decía, por si no os lo queréis leer, que las redes sociales le habían arrebatado a los periódicos de papel el territorio de la opinión que durante 200 años habían sido un patrimonio exclusivo de la prensa. Toma ya, Javier Moreno. Que visión historicista que te cagas. Venga ya. Los periódicos son los que arman el ruido de verdad. Si Sostres tuviera un blog para su majaderías, ¿tendrían tanto eco? ¿Le harían tanto caso si no estuviera en las páginas de El Mundo? Casi seguro que no.
El caso es que a costa de ese cruce de tú eres más que yo, pues tú eres peor, el director de El Mundo borró o eso creo las explicaciones de su timeline, o de su archivo de twitter para los que no manejan la jerga de la red social en cuestión y mira, casualidad de las casualidades, que yo las tengo en mi blog copiadas de ayer a tiempo real porque me pareció muy simpático que un director como Pedro Jota diera tantas explicaciones y nada más, que podéis leerlas en esa entrada y que confiemos en que Arsenio se suelte la lengua en twitter y siga la estela de su hijo que casi siempre acierta. Muy gracioso por cierto el cruce de twets entre Ignacio Escolar y Pedro Jota llamándose pipiolo y pistolero, por hacer alusión a Wild Bill Hickock (o cómo se escriba). Y también curioso y significativo que Pedro Jota le llame Pamesa al Power Electronics Valencia, cuando estuve de becario en el C.B. Granada me llamaron la atención desde Badalona por no llamarle DKV Juventud al DKV Juventud y olvidarme del patrocinador que paga precisamente para que no le olviden. Lo de Pamesa suena retro. Pedro Jota suena retro en muchas cosas.
Sus explicaciones están en exclusiva en el desorden de mi blog y eso me hace ilusión. Debe ser por eso de que te meten en el valor de la exclusiva en el cerebro y te hacen creer que es importante cuando en realidad, no lo es en absoluto. No lo es para los lectores que entran en las competiciones de quien les cuenta primero las cosas, sino de quien se las cuenta mejor. O eso creo yo, que las cuento fatal, por cierto.
No tengo título para esta entrada, ¿es un problema? No sé ni si debería publicarla, ¡a quién le importa! me dan ganas de ponerle un título absurdo, como el nuevo disco de Rosario: "Raskatriski", pues algo por el estilo. Rusparaspa. Paperisqui. Ruscazasca. Trincalinca. Despachader. En fin. Supongo que podría estar haciendo un millón de cosas mejores que estar escribiendo esto. Las entradas largas no funcionan. Lo tengo claro. Lo hago a propósito, creo.
Atentitos mis amigos a lo que dice Juan Varela en su magnífico blog: "Los principales diarios pierden credibilidad por no ser suficientemente transparentes para el lector, con su propia redacción y con sus procesos informativos, de corrección de errores y publicidad."
http://periodistas21.blogspot.com/2011/04/menos-creibles-por-falta-de.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed:+blogspot/rHCJ+(Periodistas+21)
Muy interesante. Que magnifica oportunidad para los directores de periódicos de mostrarse tal cual son, con sus dudas, sus errores, sus obsesiones, sus polémicas, sus ideas. Es mejor para el negocio, parece que está claro. Más aún en twitter, mostrarse tal cual son. Lo que opinan, lo que piensan y sobre todo, los cambios de idea, las argumentaciones. Es una maravillosa oportunidad de demostrarle a los políticos el valor de la trasparencia. Que mejor sitio que un periódico para empezar. Y eso es todo. Una vez más me he vuelto a extender de mala manera. Para decir casi nada. Como siempre me pasa. Cosas que pasan. Ya. Por fin tengo un título. Listo. Cosas que pasan.
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