Claro. Mató elefantes. Murió su cadera. Vuelve y suelta las once palabras de turno.
Lo siento, no volverá a ocurrir, etc, etc... Y resulta que crea precedente. Es así.
Ahora pillan a una diputada jugando a Apalabrados en una asamblea.
Y ella, más ancha que pancha, se despacha lo mismito que el Borbón.
Las palabras para pedir perdón siempre se parecen.
Pero en este caso, es la disposición de la frase, son los términos... Hace unas semanas tuve una bronca con un amigo que me pidió que le hiciera un trabajo y se lo entregué un día tarde, me mandó un email con sus quejas, con todo el derecho a quejarse la verdad, y me dieron ganas de usar la fórmula del Rey: No volverá a ocurrir, etc, etc... Pero temí que me pillara y que no le hiciera gracia. Pero como fórmula de disculpa es perfecta... Está bien construida... Es definitiva.
En fin. En aquella ocasión me hubiera gustado escribir aquí el standard de disculpa gracias a la diputada Redondo, pues ya me he animado.
Cuando algo no tiene ni excusa, ni explicación, invocad las palabras del monarca.
Esto es así.
Lamento mucho lo sucedido. No hay excusa. Y por supuesto, no volverá a suceder. Lo siento.
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