Cuando leí lo de la huelga de hambre de Willy Uribe en apoyo a David Reboredo pensé: Olé, ese par de cojones. A los pocos minutos, me asaltó una duda: ¿Es Willy quién debía hacerlo?
Por supuesto es legítimo y que sea Willy quien lo haga, pues mola, pero no tiene el peso social.
O el peso, que la palabra peso no es la más adecuada, es la dimensión... Que fuera Marías, por ejemplo. Que lo hiciera mismamente Pérez Reverte... Que se me ocurre para no poner a prueba la resistencia del boquino barbado del cartagenero, pues que fuera solo una huelga de twitter... Que Pérez Reverte no vuelve a twittear hasta que no haya un indulto para Reboredo. Y le darían más páginas en la prensa que al sacrificio de Uribe al que sigo por su blog que me gusta y por los experimentos que ha hecho vía internet.
Quiero decir que es un perfil bajo, no por profesional sino por popularidad...
Por desgracia ¿Cuántas veces habéis visto la noticia en los grandes medios?
La propia de David, la propia de Willy...
A mí se me aturullan las palabras y por eso recurro a los puntos suspensivos porque lo último que querría sería quitarle mérito a lo de Willy, todo lo contrario, eso fue lo que más me chocó. Al leer lo de la huelga de hambre, fue como...Olé, puedes hacerlo. Tú puedes hacerlo. Un escritor poco conocido nacional puede hacerlo. Y me asaltó una sensación, que fue también la que primero me motivó a escribir esto. Una persona sola puede contra todos. Contra la injusticia. No sé si vencerla, quizá no, pero desde luego puede combatirla. Uno contra la injusticia. Uno poco conocido... Un soñador. Un escritor solo podía ser un escritor, esto es lo que pensé. Solo podía ser un soñador y un soñador poco conocido, quiero decir, los soñadores no pueden ser millonarios o tener cuentas corrientes demasiado hinchadas, no es de lo que hablo. Es algo mucho más romántico, mucho más prosaico, nada tiene que ver con el dinero pero influye en el perfil, en la persona, en la forma de presentarlo en los medios... Los grandes medios. Reflexiono a mi manera sin tener muy claro nada y sin haber leído las últimas noticias al respecto. No es fácil medir la incidencia social de determinados sucesos publicados en prensa, pero no está mal como baremo usar las páginas de firmas como Actuable o Change. Y ahí, Reboredo ha arrasado. No quiero terminar esta entrada del blog sin hacer alusión al problema de fondo en el asunto, que es la droga. Que es el asunto, la droga. Aunque no me siento con fuerzas para hablar de ello, pero si quizá fuera otro tema, otro delito, otra movida... La droga, no tiene perdón la droga o no quieren dárselo y creo que eso se puede traducir en muchos estigmas, en muchos problemas sociales en problemas de integración. Que no tiene nada que ver, pero me lleva a pensar en eso, en los bordes, en las franjas, en los límites conceptuales de determinadas cabezas. Es injusto. Con haber escrito eso ya bastaba, mil veces: es injusto.
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