lunes, 17 de diciembre de 2012
Reflexión final de Iker Jiménez en Cuarto Milenio (Especial Fin del Mundo) 16/12/2012
Desde los dos minutos de disertación se le va la olla a Iker pero demasié.
Hablando de internet, la involución o el funcionamiento fisiológico del cerebro versus vídeos de gatitos y el paseo por el lado más bestia de la vida vía Youtube... ¿Esto? ¿El fin del mundo, Iker?
¿De qué estábamos hablando?
¿Que el internet nos ha vuelto a todos gilipollas?
¡Menudo descubrimiento!
Todo esto es broma. Me parece que se le va. Lo de colgar atropellos en la red, es simplemente porque es espectacular, Iker. Tú que haces comunicación y te dedicas al tema, pues ya sabrás lo que manda en la imagen. Pues eso, la espectacularidad. Hablando de la libertad y de los contenidos en internet. Pero esto, ¿no iba del fin del mundo?
Entregar cuchillos en una guardería, dice Iker, con un brillante simil.
Eh, eh, hay cosas intocables.
Deformarse en el cerebro en la afectividad, dice....
Hedonismo de este tiempo.
Y a última hora lo engancha con los mayas y a volar. En el fondo, ¿no está criticando el Facebook el bueno de Iker? Se pone de portavoz de toda la tontería de internet, pues tiene trabajo para dos vidas y tres reencarnaciones. Menuda historia. En fin, el discurso es para escucharlo dos veces o tres. Menuda cosa. Se le va. De verdad. Se le va. Del todo.
Lo dice sin decir y no se entiende. Más o menos, pero no.
En fin, Iker. Que vaya tela.
Esperemos que no sea verdad lo del fin del mundo porque como último discurso en Cuarto Milenio, esto sería francamente pobre.
Y ya.
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