Me molestan varias aseveraciones en esta conversación entre Hernández y Lenore.
Lo han enlazado en Facebook muchos de mis contactos.
Por si no lo habéis leído, aquí está:
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/blogs/confidencias-pop/2012/09/03/hay-una-tribu-la-de-los-gafapastas-que-impone-los-criterios-culturales-104567/
El titular ya es bastante elocuente: "La tribu de los gafapastas impone sus criterios culturales".
Pero, ¿qué me cuentas?
Lenore toma de ejemplo a Camela.
¿Camela? Pero qué me cuentas. Que si los han ignorado, que si estaban vetados...
Hombre, Lenore, esos ejemplos hace diez o siete o cinco años me valían, pero a día de hoy, suenan ventajistas y facilones sinceramente. Comparar a Camela con los Ramones es de chiste y de hecho, como chiste hasta puede tener su gracia pero después de reírnos a carcajadas analizamos sinceramente lo que significan unos y otros en la historía de la música. Vamos, la monda.
El Barrio es Johnny Thunders y Fondo Flamenco son los Clash, ay que me parto.
¿Gafapasta? ¿De qué me hablas?
Ojalá los gafapastas o su opinión o su supuesto control de gustos o tendencias fuera efectivo y real en algún mínimo porcentaje en la sociedad española, porque amigo Lenore y amigo de las réplicas Hernández, a nadie le importa una mierda lo que piense ningún miope con criterio o simplemente con curiosidad.
Es así. Lo de tomar a Camela como ejemplo, pues muy bien.
Igual dentro de diez años, les sirve a este par de dos el reggaeton para ilustrar sus hiératicas hipótesis.
¿Qué pasa con el reggaeton? ¿También ha sido ninguneado por los medios de masas?
Seamos serios. En España, gran parte de la creación del gusto está delegada hoy y siempre en la emisora de radio número uno, los 40 Principales.
No existe una radio libre y decente, ni ahora ni nunca.
¿Radio 3 impone sus criterios musicales? Por favor...
Hace unas semanas, el número uno de la dichosa cadena de los Principales era "Dale mamacita, con el tacatá..."
¡El número uno! "Dale mamacita con el tacatá..."
¡Camela es alta cultura comparada con eso!
Ta-ca-tá.
Por suerte con el paso de los años, los 40 Principales cada vez son menos principales.
Pasaron de ser un medio para poner de moda los futuros éxitos, a convertirse en un remedo de las emisoras revival que picotean su repertorio en décadas pasada, lo que demuestra a mi entender el poco tino de los programadores para dar con lo que la gente quiere o la asunción plena de que lo que la gente quiere es revival. Puro y duro rollo M80.
Estamos en el país de Paquito el Chocolatero, eso que no se nos olvide.
Porque si los 40 son horror, échale un oído a Cadena Dial o Radiolé.
Eso es España, amigos: Radiolé.
Que Lenore diga que Wilco son como Dire Straits, más allá de la permisible boutade, es una soberana gilipollez que demuestra que no hay oído con atención ni a unos ni a otros.
Lo que dicen de Wilco en la prensa de todos los países, ¿qué es? ¿Un timo a escala mundial?
Y lo mismo para la equiparación de Radiohead con Pink Floyd. Un huevo a una castaña, aunque es mejor ejemplo tomándolo en su más primigenio espíritu y haciendo un esfuerzo de traslación en sonido e intenciones, pero ni por ésas. De Yorke a Waters median universos, en ego, estilo, innovación e influencia. Que los de Oxford hayan ido en busca de su lado oscuro de la luna no justifica una comparación tan facilona y simplista, lo siento.
Que se meta con El Inquilino Comunista ya me parece que tiene más delito. Porque los de Getxo nunca fueron un grupo de moda, nunca. Y se rebelaron contra eso, más que ningún otro grupo de la época. Lo de que nadie les escucha ahora, pues vale, puede ser que no les hayan entrado a la generación de Vetusta Morla y compañía pero en 2005 o 2006 se editó una caja con todas sus grabaciones, o sea, que no tan olvidados y desde luego, nunca denostados. Que a un grupo como El Inquilino se le acuse de fashion victims, cuando siempre han ido por libre y pasando de todo, es realmente triste y descerebrado. Y si a ellos no se les hace más caso a día de hoy, creo que es precisamente por eso, porque siempre han pasado de todo. Es que clama al cielo cada ejemplo pero este en especial es doloroso.
Si los gafapastas impusieran su criterio no triunfaría un musical de Mecano, Lenore.
Si los gafapastas impusieran criterioa no habría un tributo flamenco a Sabina, ni tampoco un musical.
Si los gafapastas impusieran su criterio no se admitiría un segundo timo de Bosé, viviendo de rentas.
Si los gafapastas impusieran su criterio no sería número uno "Dale Mamacita con su tacatá..."
Si los gafapastas impusieran su criterio no triunfaría Sergio Dalma con un disco de versiones de canción italiana. ¡Canción italiana, Lenore! Y encima saca una segunda parte con más relecturas de los éxitos spaghettinis. El disco más vendido del año pasado, y este año, pues un segundo volumen. Sin rubor. Sin miedo a esconder o por lo menos disimular el ansía de pecunía. ¿Hay algo más rancio y antiguo que la canción italiana? ¡Por Dios! ¿Vivimos anclados en los remembers del Festival de San Remo?
Si los gafapastas impusieran su criterio no habría triunfitos cantando los éxitos de las orquestas en programas de Mª Teresa Campos. De hecho, habría muchas menos orquestas. De hecho, ni siquiera existieran triunfitos, que de por sí es una odiosa palabra.
Si los gafapastas impusieran su criterio no existiría ni hubiera existido nunca un revival de la copla. ¡La copla! ¿Hay algo más rancio y antiguo que la copla? ¡Prefiero de largo la canción italiana!
¿De verdad alguien cree sinceramente que el hype internacional cala en la piel de toro? ¿En serio?
Sal a la calle y empieza a preguntar a la gente: ¿Quién conoce a Lana del Rey?
Si hay dos de cada diez, me corto un brazo.
En fin, no creo que sea necesario dar muchos más ejemplos.
Vayamos a mis conclusiones.
Tengo dos.
La primera: Que un tipo que lleva años y años escribiendo en revistas especializadas de mucho prestigio del rollo independiente, suelte esa retahila de chorradas solo puede significar dos cosas: una, que no se cree nada de lo que escribe y que todo lo que reseña o recomienda lo hace de oídas o porque es lo que él cree que se impone en el mundillo alternativo y dos, que lo de decir chorradas es útil y práctico a la hora de prosperar en la prensa musical, o a él le sirve para llamar la atención, hacerse ver, hacerse retuitear y para que, sin ir más lejos, yo escriba en mi blog sobre él. Touché.
Para mí es trágico, esa forma de renegar, esa forma de contar churras y merinas como si todos fuéramos la misma oveja. Es como ver a un cura que no cree en Dios pero sigue oficiando y beneficiandose del sacramento. Y personalmente para mí, que tengo gafas desde los cuatro años y sí, de pasta desde casi siempre, constituye casi un insulto.
La segunda de mis conclusiones es que vivimos en un país en el que se desprecia el conocimiento.
Y me atrevería a decir que pasa en todas las sociedades occidentales. Si sabes un poco más que la media sobre, pongamos por ejemplo, música, te tienen que buscar un apelativo que sea peyorativo. Me da igual gafapastas, que cultureta, que freak o que listillo, lo que sea. Y encima te llaman elitista o te condenan porque impones criterios, ¿criterios a quién, de qué, por qué? Es que no hay por donde cogerlo, pero los que no han oído un disco entero en su vida, ni se interesaron por los Beatles o los Rolling Stones cuando eran jóvenes o aún mejor, por los Kinks, ni tampoco rebuscaron entre los discos de sus padres o investigaron grupos antiguos solo por curiosidad o entre los más recientes, exactamente por el mismo motivo; todos esos que cuando les preguntas por la música que les gusta, se limitan a contestar que oyen "de todo" porque ni siquieran se saben los nombres y antes tararean o farfullan un estribillo que citan al artista de turno, todos esos ignorantes me desprecian a mí, ¿por qué? ¿Por mis gafas? ¿Por los 40 Principales? ¿Por "Dale Mamacita con el tacatá..."? ¿Qué les he hecho yo? Quiero aclarar que ese conocimiento que se desprecia y por el que te segregan, hablo de la gente corriente pero también en las redacciones, no viene de serie. Es tan fácil como buscar unas pocas de referencias e informarse antes de elaborar una información, redundo a propósito porque parece una obviedad pero es tan poco cotidiano entre un montón de periodistas de cultura con los que he compartido mesa que no está de más recordarlo. En las redacciones te miran mal. A mí siempre me han dicho, esos grupos que son tus amigos. ¿Mis amigos, de qué? Un ejemplo: no tengo la menor idea de jazz. No es que tenga muchas ideas de nada pero jazz, cero. Resulta que me ha tocado escribir un buen montón de artículos sobre artistas de ese género y no me ha quedado otra que invertir unos minutos en ponderar los adjetivos. Vistazo a la discografía, vistazo al número de conciertos, los inmediatamente anteriores y los próximos, vistazo a las colaboraciones, vistazo a la formación con la que va a actuar y si es posible, no siempre lo es, mínima escucha del disco que viene a presentar. Que sí, que es más rápido copiar la nota de prensa pero en general, todas las notas de prensa exageran. Probablemente no fueran artículos geniales pero confío en que tampoco fueran del todo ridiculos o demasiado estúpidos. En fin, qué más da lo que yo hiciera. Qué más da todo en general. Qué más da Lenore o Hernández. Qué más da lo que publique una web como El Confidencial. ¡Qué más da!
Mamacita que nos den tacatá... Pero que nos lo den rápido, por favor.
¡Tacatá!
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