martes, 18 de septiembre de 2012
El apocalipsis del papel
A ver, que el papel no va a morir.
Lo llevo diciendo desde que se oía a finales de carrera en plan profecía del siglo XXI.
Si acaso al papel lo matan. Pero morir, no.
Ahora bien si el papel se usa para decir lo que fue ayer TT en Twitter, no.
Entonces, el papel debe morir. Debe.
Pero no es un designio apocalíptico, es un uso estúpido.
Y por supuesto el margen en distribución y como ha ido condicionando a las empresas periodísticas, pues es un tema a tener en cuenta.
¿Cuál era la tradicional ventaja del papel?
Pensemos en ello, frente a la misma amenaza (llamémosle así aunque yo no lo crea) de la radio o la televisión, ¿cuál era la tradicional ventaja del papel? Pues, lo sigue siendo frente. ¡Lo sigue siendo! O podría. Otra cosa es lo que los jefes decidan que va en esa página. Falta criterio y fundamentos.
Pensemos en la década de los 20 o 30, en el siglo anterior... ¿Cúal era la tradicional ventaja del papel? Pues eso son los periódicos. Sus empresas periódisticas son otra cosa y si van hacia su autoapocalipsis no es por los condicionantes del continente, no es una maldición por el material, son decisiones administrativas y comerciales lo que se está cargando a las empresas que tienen periódicos de papel entre sus productos a la venta. Y creo que solo hay que pensar en ello como una plaga bíblica, sino con perspectiva histórica, pensando que internet y su popularización no es tan distinta a la extensión de la radio o más aún, de la televisión. El papel desde el rollo de pergamino de los egipcios sigue a tope de vivo. Así que, por favor, fin de la cantinela.
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