Apoyo la independencia. En cualquier situación o circunstancia.
Dicho esto, prefiero que sea una secesión de corazón, en la que se pierda de todo menos sentimiento.
Que los catalanes, o los vascos, o los gallegos, o los de Olivenza, que no me sale el gentilicio ahora, quieren ser independientes, desgajarse del Estado, pues muy bien. Que lo sepan que desde mi humilde blog, cuentan con todo mi apoyo.
Pero quiero que se dejen algo por el camino. Que no les salga a cuenta. Que no ganen dinero con la operación, sino que lo pierdan o más bien, que lo inviertan en sentimiento, que puestos a invertir es de lo más bonito que se puede encontrar entre el catálogo de fondos perdidos.
Cataluña, póngamos por caso. Pues toca devolver. Que el discurso de que han ayudado a España, pues está muy bien para el consumo interno pero a la hora de analizar la inversión estatal y lo que ha devengado esa acumulación de recursos, pues no creo que salgan las cuentas.
Nos pagan de vuelta lo que costasen las autopistas, lo que se haya invertido desde el Ministerio en la Sagrada Familia, lo que costó la olimpiada del ´92, o lo del Fórum, o todo lo que han obtenido por pertenecer a ese país en el que no quieren estar. Y al que le piden un rescato y aspiran a contraer un pacto fiscal. Vamos a hacer cuentas.
La independencia cuesta. No es un tema político, ni identitario, ni espiritual. Cuesta euros. Ustedes quieren ser una nación a todos los efectos, pues avanti con la guaracha pero con los billetes por delante. Nos devuelven lo que es nuestro. Trasladan las empresas que ya no estarán dentro del ámbito nacional español y se quedan con todo lo suyo: el idioma, la bandera y lo que sea.
Pero palmando pasta. No soy yo un gestor público que me conozca los entresijos de la Administración y las inversiones, pero doctores tendrán la Iglesia para tasarles su independencia y me parece bien que la consigan, que se la paguen, pero es ordinario, es un insulto, que la transacción les salga positiva. ¿Dónde estaría Cataluña sin los últimos 30 años de democracía? Puede que algunos crean que estaría mucho mejor, con un estado del bienestar muy superior al resto de la piel de toro. Yo creo que no. Que serían una Andorra venida a más pero sin la proyección internacional que les ha dado y que les da pertenecer a España y servirse de ello como sede de Olimpiadas o como lo que sea. Que la inversión en Barcelona, no es ni ha sido la inversión en Olivenza, por citar una localidad a la que ya hemos hecho mención. Todas las sedes de empresas o multinacionales, a Zaragoza. ¡Verás qué puntazo para los mañicos! Y los productos catalanes, pues con la mismos aranceles que tengan cualquier otro bien que pertenezca o no a la Unión Europea, que estaría por ver si cumplen o no los requisitos.
A mí me inspirarían mucho más respeto mis, por ahora, compatriotas catalanes si estuvieran dispuestos a palmar pasta con lo de la independencia.
Les daría un prurito de legitimidad. Además que se cargaría el tópico del presunto racanismo.
Es solo una idea. Pero que cunda.
Y a poder ser que algún entendido en números y no afectado por ninguna ideología, que me lo rebata con cifras y cantidades concretas, lo de la inversión a lo largo de los años, el dinero público español que se ha destinado a la "nación" catalana, o lo que sea. Y que cunda.
Independencia sí, siempre, pero a la baja.
Si ganan dinero, que le pongan otro nombre al negocio.
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