jueves, 31 de julio de 2014

Reprochar soledad

¿Habrá algo más feo? ¿En serio, más peor que eso? ¿Que reprochar soledad? ¿Que atacar por ese flanco? El otro día lo hizo Rosa Benito a la que le pega todo ese tipo de estrategia en la confrontación, que es, creo, poco o nada elegante y fea en términos generales, pero también opino que no resulta tan eficaz como podría parecer. La cuñada de la tonadillera malograda y a la sazón, peinadora y arreglista de pelo y facha en general de la misma, pues dijo, en su muy sobreactuado gesto y copando ese loquísimo pero loco de verdad, primerísimo primer plano que no le sube más allá de la frente y le acaba antes del final del cuello, controlando cada espasmito maxilofacial, cada golpe de ojo, cada frase de impostado dolor... Y mira, que el otro día se sinceró, y se notaba que le dolía de verdad, porque detalló el pufo en el que le metió su ex y se nota que a esta buena señora el billete le duele más que nada, y le venía de perlas, al conjugar a la esposa ultrajada, traicionada y sufridora, resignada... Es un perfil que me asquea, siento decirlo por las mujeres que se vean dentro de él, pero no puedo con eso, no puedo con el sacrificio, con el no hacerlo por el bien de los hijos (¿Cómo va a ser bueno para nadie y menos para un niñico ver como sus padres se llevan a matar pero disimulan y hacen el paripé en la mesa, pero los cuchillos vuelan en el dormitorio?) o por la moral, que es algo muy ligado a determinadas épocas, porque es muy de la moral, el perfil de Rosa Benito y la esposa que aguantó y aguanta, la esposa aguantadora está muy en sintonia con la moral de un tiempo en España, un tiempo muy concreto, muy concreto y muy gris y muy oscuro en general...Pero a lo que vamos. No me cae bien a mi la cuñada peluquera, esto es un hecho y no lo disimulo. Pero si sobre gustos, no hay nada escrito, sobre las simpatías personales, ni te cuento. Pues bien. Pues vale. Con Rosa Benito, no puedo. No. Poco más que decir... Si no fuera por lo que representa... No es ella. No es su matrimonio y las vicisitudes por las que hayan podido pasar como pareja... Va más allá. Es una postura generacional, por eso me ocupo de ella en estas líneas, porque trasciende a esta señora que creo que se casó con bombo, lo que explica muchas, pero que muchas cosas... Tampoco le tenía ninguna simpatía a su marido o ex marido, no sé en qué punto anda la separación o divorcio, si los papeles han ido para delante o no, es lo de menos por otro lado, pero decía que Amador Mohedano no era, pero ni un poquito vaya, santo de mi devoción. Altanero, chulesco, creído, hortera como él solo... Un señorito andaluz o las maneras, el intento de serlo y ni eso. Que ya es chungo querer ir de señorito andaluz, cuando uno tiene todas las formas y maneras de una gañanazo, pero oye, era mánager. Que es otra cosa de la que ocuparse... La familia y los negocios. Los mánagers que son hermanos, maridos o padres de las estrellas. Estos casos también se dan en futbolistas y allegados. En donde fluyen los pastizales, básicamente. Y ser el mánager de tu hermana, pues le daba unos aires al buen señor que no llega a señorito, que, claro, con los infortunios del destino han agravado la caida y el estatus del otrora agrandado hermanísimo que se debía sentir Julio Iglesias y que me lo imagino entrándole hasta a las fregonas en las giras por Latinoamérica, con la mujer en la habitación de hotel y buscando otra habitación, que son imaginaciones, oye, pero que me la jugaba a que, más de una y más de dos, el señor no señorito mánager ha cogido dos habitaciones para un apretón imprevisto. Pero, claro, eran otros tiempos. Mejores, sin duda. Más saneados, eso seguro del tó. En la miseria, nos conocemos mejor. Lo tengo clarísimo eso también.


ACTUALIZACIÓN; Al final no he dicho lo que quería decir. Con tanto lío y tanta remembranza, me voy y me pierdo del verdadero alcance o de dónde quiero llegar y no, no llego. A la cuestión de fondo, que es lo que quería realmente destacar, no era por la cuñada de la tonadillera, ni por el hermano ni por lo que representan como familia del, cómo llamarlo, mundo del espectáculo o el espectáculo que la familia da al mundo, la de la malograda tonadillera con sus rencillas, disputas y miserias, en emisión televisada inmisericorde que es terrorífico, siempre lo he dicho, que el star system español tenga esas rémoras, es un lastre para los jóvenes actores o las nuevas tonadilleras que tendrán que existir digo yo en el futuro y no, lo que hay que es las migajas de cuñados mal avenidos, no es serio, no es industria, no es moralmente edificante, no debe serlo un star system pero en fin, tú me entiendes, no es lo suyo... Pero vaya, que sigo sin entrar en el tema, en el que nos ocupa o me ocupa o me debería ocupar, que lo del star system yo al final lo relaciono con todo, como que un torero más bien lelo por el que se reían, de su acento, concretamente de la Sierra de Cádiz y se burlaba y era también un tanto loco, la lluvia de sostenes... A mí me parece una locura, vaya y es como un cierto tipo de beatlemanía que es respetable como cualquier manía, en eso vamos a estar de acuerdo pero lo que resulta un poco desproporcionado es que ese chico acabe teniendo un tigre y que su casa sea un zoo lleno de especies salvajes, incluidos sus familiares, en fin, que viene a ser el mismo proceso, de elevar a categoría de estrella a peña chunga. respetable igual, o en el límite de lo respetable pero, sin duda, muy chunga, peña muy chunga, pero bueno.... No es cuestión de cebarse en eso, vamos a lo que vamos. Reprochar soledad esta feo. Feo, no. Peor que feo. Es algo deleznable. Los cojo de ejemplo pero que podría ser un diálogo de cualquiera, a mí de hecho, es que me lo han dicho... O sea, estoy legitimado para opinar sobre ello porque lo he sufrido. El reproche de la soledad. Suele pasar que al que se lo dicen, ya sea yo o Amador, pues le resbala bastante. Es más, es lo que busca, lo que quiere. Quedarse solo o más bien, quedarse en paz.

Rosa Benito: Te vas a quedar muy solo, Amador.
Amador Mohedano: que sí, que sí....
Rosa Benito: (teatralizando más la voz) ¡Te vas a quedar muy solo!

Ese es el diálogo, y lo que decía que quizá alguien haya escuchado alguna vez, lo mismo. Te vas a quedar solo. Y resulta que te lo dicen cuando estás deseando que, por lo menos, te dejen en paz. Paz y soledad no son sinónimos pero una está en el camino de la otra y a veces, no siempre desde luego y gracias a dios, pero a veces, es el único camino. No me parece que eso sea tan malo. Malo es, no me cabe duda pero no tanto. Es peor entender la compañía como una moneda de cambio. Es peor entender la relación como transacción y ahí entra, totalmente, Rosa Benito como perfecto ejemplo de dar mordidas según el estatus o según la relación que se mantenga. Te vas a quedar solo es como decir, te voy a quitar tu asignación de compañía, de atención, de cariño, de lo que sea... Y los que lo dicen o las que lo dicen, han sabido ya tener la exclusiva, quiero decir, hicieron su negocio, supieron quedarse como único accionista y ahora, te cierran el chiringuito porque pueden. Porque pueden. Esto se dice poco, en general, pero muchas cosas, quizá demasiadas, pasan por eso. Porque pueden. Y te lo reprochan que es ya donde se pierde la elegancia y el saber estar. Te vas a quedar solo. Como las multinacionales cuando comprar a pequeñas empresas y las cierran. Ese tipo de practica pero a nivel emocional, te vas a quedar solo. Cuando en realidad es... Si no haces lo que yo quiero, te voy a dejar solo. Que dejar solo, es permisible. Quiero decir, que si alguien quiere irse, que coja la puerta y tire millas, pero oye, el matiz entre dejar y quedar. Uno se queda... Como abocado. Como, no sé como decirlo, una fuerza del destino. Un fatos que nos va quitando todo lo que tenemos, hasta terminar llevándose hasta la respiración. Pues eso mismo pero con firma. Alguien que te quita el aire. Alguien que culpa al desenlace, al discurrir de los hechos, la inevitable soledad que no es intrinsecamente mala. Ojo, que la soledad no es mala siempre. A veces hasta es buscada, fíjate lo que te digo. Igual eso necesitaría otra entrada para abordarlo a fondo. La soledad no es mala siempre. No es mala necesariamente. Reprochar soledad, sin embargo, usarla como arma arrojadiza, lanzarla contra los demás, eso sí es malo siempre. Reprochar soledad es malo necesariamente. Eso es todo, creo. Ahora sí está bien explicado.

martes, 29 de julio de 2014

Sobre el reconocimiento

¿El reconocimiento te lo dan los demás? Es evidente que sí, en mi opinión, que tú puedes reconocerte todo lo que tú quieras en el espejo cada mañana pero el reconocimiento, por etimología vaya, no está en la mano de uno y todo lo que no está en la mano de uno, pues importa, más bien, nada. A las malas importa nada también pero la importancia mal enfocada, es peor de enfocar, y no es a lo que vamos, o a lo que voy y espero me sigáis, uno a veces, demasiadas veces, con una tediosa frecuencia, como el ritmo de lectura de este blog, en ese plan, en ese mood, pues uno se enfrenta a que le digan que da demasiada importancia al reconocimiento de los demás, cuando me ha importado siempre un pimiento eso, y casi todo, el blog es fiel reflejo, de modo que... ¿A vueltas con el reconocimiento otra vez? No me cuadra para nada con ninguno de mis patrones de conducta en la vida en general pero por el trabajo, que es en los medios, o se intenta y que el reconocimiento te lo da el redactor jefe y de ahí, para arriba pues no te queda otra que enfrentarlo y con el grupo, con la música, en un concierto.... Que reconozcan o no reconozcan es lo de menos, está claro, porque uno tiene que estar firme en un escaso número de convicciones vitales, y no siempre lo está, dicho sea de paso, como debe pasarle a cualquiera, supongo, pero tampoco es ese el tema, a lo que voy o sobre lo que quería reflexionar es que el reconocimiento es una estupidez que funciona conforme a unos cánones que distan mucho de lo que verdaderamente hace funcionar el mundo en la vida real, no es lo mismo, por lo que te reconocen que el reconocimiento pueda comerse y es poco práctico comer humo, o alimentarse de pajas mentales, aunque es del todo posible, el blog vuelve a ser buen ejemplo de esto último, pero no es nada que realmente importa, cuando digo importa me sobra una mano para contar lo que realmente importa y no quiero pegarme un punto de Ramón de Pitis con un lapsus en las enumeraciones, pero oye, importa la muerte, la uno, la importancia número uno, sin duda alguna, es la muerte, eso está claro y la dos, pues la vida, entendida como la panza, como el ansia vital satisfecha, la comida vaya, el sustento, lo que nos mantiene con la ventanilla abierta, la tostada con el café con leche, el café cargado, lo que te da la vida en general que son muchas cosas y ninguna, o todas a las vez, en fin, ya empiezo a pecar de no concreción, el blog me pide mucho que le de alas a lo insustancial y yo le pongo dos motores, no solo alas, planeo de insustancialidad a insustancialidad pero en el aleteo igual rescatamos alguna idea, aunque nada tiene que ver con el trabajo, punto tres, trabajo, en plan Ramón de Pitis, muy grande, pues el tema tres es el trabajo que te da el café con leche y la tostada y la manteca y el horario del desayuno y el trayecto al puesto y la cara del jefe y la cara de la secretaria y caras en general de mucha gente y gente que le echa mucha cara, también, pues eso, el trabajo es la tercera cosa importante, y la cuarta, y lejos me parece que la he puesto, es el amor, que qué voy a decir yo del amor, así que para resumir, la quinta, la risa, que es importante de verdad, lo único importante de verdad, cinco cosas: la muerte, la vida, el trabajo, el amor y la risa. Y en ese orden. Eso es lo importante. ¿Dónde queda el reconocimiento? Me importa un pepino el reconocimiento si me respeta la muerte, tengo vida, trabajo, amor y de vez en cuando, me rió sin querer. El reconocimiento no tiene ninguna gracia y buscarlo es un trabajo perdido, es como... No se me ocurre un buen ejemplo, algo de arena que cuando vayas a alcanzarlo ya se ha desecho, un castillo en la orilla que quieras conservar, no lo sé, es un ejemplo de mierda... Quiero decir, anhelas un cierto tipo de reconocimiento cuando no le has visto las tripas al bicho, cuando sabes de verdad lo que es, o lo vacío que está, realmente no le das la importancia que creías que tenía, antes de conocerlo a fondo, parece y lo será seguramente una obviedad, pero es cierto y creo que altera la cadena natural de anhelos, caso de que exista naturalidad en el deseo, que seguro que sí pero por unos segundos lo he dudado.

seguiremos divagando sobre ello
en próximas ediciones

lunes, 28 de julio de 2014

Molesto escozor

Quizá ni fuera buena idea guardarse el dolor para darle uso más adelante. Quizá no fuera, y es especular estamos de acuerdo, lo es, pero quizá ni siquiera dolía tanto, porque al principio, no. Eso es verdad, al principio no era tan doloroso, o no lo notaba, o no sé, a lo mejor es como cuando te tuerces un tobillo y sale la pelota de la inflamación a la mañana siguiente y la noche ha durado un año, o cuando te arañas o te haces un heridita tonta, en un dedo o en un pie, y andas o sigues a lo tuyo sin darle importancia y después, al mojarla por ejemplo, escuece hasta la última rendijilla del alma, un molesto escozor.

viernes, 25 de julio de 2014

Esta semana empezamos a grabar con Enrique Octavo (III)

Le pongo el mismo título a la entrada, pero vaya, que ya van más semanas.
Dos. Creo. Tres, quizá.
Se está alargando la cosa demasiado. Van siete canciones, que no es poco.
Siete. Que son más que un ep y pasan ya casi el mini lp. Nunca lo he ocultado, quiero grabar un disco.
Era lo que siempre quería.
Grabarlo todo o mucho, o lo que salga. Porque por ahora, van siete singles. Y eso, sí que no lo quería. Hay un medio tiempo. Pero es un medio tiempo muy loco y bueno, casi que no es un medio tiempo. No quiero aburriros con los temas del tiempo...

El tiempo... La claqueta... Grabar discos es aburrídisimo. Eso vaya por delante, porque no se parece en nada a lo que uno habitualmente hace, que es tocar con un grupo. Al loro siempre. De lo que hace otro. Aquí se sigue un patrón, se sigue un metrónomo. El tiempo... La claqueta... Eso lo odio. Los patrones en general son bastante odiosos. Y me vale para toda la polisemia patronímica y patronalística y patriomonial, casi. En fin, que no se me vaya en las palabras. En los discos, se te va en los sonido. El sonido.... El tiempo... La claqueta... El sonido. Tardé como dos años en darme cuenta de la importancia del sonido. La importancia del sonido para los demás. A mí me importa un pimiento el sonido. Lo manejo a un nivel muy básico. Nunca he sido un gran admirador de la alta fidelidad. Vuelve a servirme toda la polisemía. Esto último es mentira, pero me quedaba muy bien.

Seguiremos con ello...

El espíritu burlón del yo que ama

Amamos al yo que amaba, al más tierno, al más sincero, al más desinteresado y no estratega. El yo que ama. Sin más, en presente. Ama. Sin adverbios, sin complementos de lugar o tiempo. Ama, solo eso. El yo. El mejor de los muchos que tenemos. Es necesario que el rítmo de la narración sea cursi. Sí, cursi. Amor. Frases cortas. Sencillo. Ideas sueltas. Ideas muy en plan cursi. Sentimientos, aislados. La distancia y el aislamiento como vía de conocimiento. Redacción cursi, tirando a súper cursi. Súper súper. Porque así es el yo que ama. Cursi. Yo. Ama. Cursi power. Amo. Pues claro. Amo de amor, no amo de dueño. Pero también. Clarinete. Amo de dueño, el dueño de mi amor. Y es cursi, ya digo, necesariamente... Ese nivel de entrega. De rendición. De sentimiento. Es necesariamente tocino de cielo. El yo que ama.... Y eso nos dura... Dura. Durísima. Durar, dura mucho o por lo menos hasta que se renueve la frase, el yo que ama, hasta un nuevo yo que ama, hasta otro yo mejor que ama más. O mejor. Otro yo. Otros yoes. Se eternizan, por eso, los finales o los meandros del definitivo mar, que es el desamor, donde los sentimientos van a morir y en el que hay, ya lo sabemos, un millón de peces, es verdad, hay muchos, ya lo sabemos, pero todos nos parecen plácton y son algas, ni los vemos aunque nos pasen delante, porque seguimos atados al yo que ama, que ya ni es yo porque tras el serpenteante discurrir del fin del amor, pues nos hacemos otros, nos hace otro el desengaño, peores casi y ya no hay verbo, no se ama, se hacen mil acciones pero no son comparables ni nada tienen que ver, el yo que ama se desintegra, las partículas resultantes chocan entre sí y dan como resultado polímeros de variada composición en los que se hace casi imposible aislar el yo o entresacar el amor, lo poco que quede y deviene en mito, el yo que ama, el mito del yo que ama, queremos seguir siendo ese yo que ama, aunque no quede yo, aunque no quede quien amar, el yo que ama es lo mejor que hemos sido, queremos seguir siéndolo, casi siempre por el miedo, por el pavor, por el verdadero terror que nos produce decirle adiós para siempre a ese yo que amaba, a ese yo mejor, superior, que amaba en el primer estadio del amor, el que no proyecta ni inventa, si acaso se imagina o sueña, completa lo que no sabe con dulces suposiciones, felices componendas, siempre ideales de lo que más nos gustaría que fuera y en ese punto, se estanca, nos estancamos de un modo indefinido hasta que alguien nos pinta el mismo escenario, o uno mejor, limpio, cálido, y va, en ese proceso que se repite una y otra vez, va pasando el tiempo y puede que ahora queramos menos, me decía hace poco un amigo, que queramos menos ahora que somos más viejos, que estamos más resabiados quería decir, o que no nos quieran de la misma forma, que no nos quieran a secas, dijo, a mí no me quiere nadie, contesté y me refiero, claro, a las cuchis cuchis o sea que, de acuerdo, en ese aspecto tuve que darle la razón pero no en los otros, porque no se gasta, ese yo que ama se renueva día a día, hay que cambiarlo más que el ticket de la zona azul, cuando es de verdad, cuando aparcas en el centro, el amor es aparcar en el centro, tienes que estar atento, no puedes estar toda la vida ahí ocupando esa esquina, hay que volver a mirar, hora tras hora, cambiar ticket, uno nuevo, pues igual es el yo que ama, que no es concepto único, claro que no, debe ser diferente para muchos conocidos o compañeros de clase ya van por ahí con dos churumbeles, ellos aman, aman a tope claro, pero tienen plaza de párking propia y aman  o comparten más bien el acto de amar con una mujer con la que van a hacer una década de casados, amarán, qué duda cabe, ellos a su manera, nosotros a la nuestra, yo a ninguna pero ya es mi caso personal que es muy puñeterillo y lo digo por mi amigo que ama más a menudo y porque yo pues estamos talludicos, no sé si me explico, tenemos ya una edad como para llevar una década de casados, ojo al dato, es algo que me deprime, porque resulta un poco aterrador si se concibe el tiempo al modo que lo hacen los demás, como lo ven mis padres pro ejemplo, esa típica frase, pues con tu edad yo ya os había tenido a ti y a tu hermana y blablabla, pues sí, da algo de vértigo, pero después lo pienso dos minutos y me alegro enormemente de estar como estoy, sin tener que tirar de dos criaturas, pobrecitas mías, que no tengo resuello algunos días ni para tirar de mí, por otro lado, tengo meridianamente claro que lo de tener seres vivos a tu cargo que emiten ruidos, las plantas no valen que se mueren lentamente en silencio, pero un ser que llora, tener a tu cargo un ser que llora, vale como mascota incluso, es algo para lo que, no me cabe duda, no estoy preparado ni lo debe estar nadie hasta que le llega pero, eso también en una íntima convicción, te tiene que poner las pilas de mala manera, se te acaba el chollaquer, se acaba la tontería rápido, hay que ser más... No lo sé, no encuentro la palabra, a veces las palabras son lo de menos, no creo que haya palabras suficientes para describir el cambio que debe suponer la paternidad a todos los niveles, no me lo imagino y sinceramente, no me lo quiero imaginar y viendo lo que veo a mi alrededor, si soy sincero, se me cae el alma a los pies, siempre he querido tener bebés, cuando hablo de ello, una amiga me dice que sale mi faceta más Hugh Grant, vale, lo acepto, Hugh pues Hugh, no era un santo precisamente el bueno de Hugh, bien que se la lió a la Hurley, liada pero bien liada, el Hugh no es un ejemplo y que yo sepa, no es padre, ¿no? No lo sé, da igual en realidad, mi amiga entiendo que se refiere a otra cosa, aunque a decir verdad tampoco tengo claro a lo que se refiere, me lo figuro pero que... La Hurley era un poco mosquitilla muerta, ¿o qué? Pavisosi, así en la distancia. Muy mona. Muy arregladita siempre. Y con su carrera y sus cosas, sus ojazos, su pelazo... Muy bien. Le veo un saber estar de impresión pero tiene pinta de no saber hacer ni unas croquetillas y ser más bien, aburrida y especialmente caprichosa y antojadiza. No soporto a las caprichosas y aún menos a las antojadizas. La Hurley tiene pinta de estar quejándose siempre y llamar siempre a su madre, en prime time y contarle todo como si fuera un parte de guerra, en voz alta por encima del sonido de la televisión. Seguro que Hugh pensaría: Hija, Liz, vete a hablar al otro cuarto y le cuentas a tu madre la Biblia en pasta pero déjame a mi tranquilito ver la tele. Pero cualquiera le suelta algo a la Liz en ese plan, estando en su salón.... Porque luego se la ve con carácter. Mosquitillas muertas con carácter, menuda categoría. Para llevarse buenos sustos. Y encima, pidiendo. Que al principio muy bien será una reina pero cuando te aconstumbras a los ojazos y al efecto seductor de su aura, pues no es más que una mujer encargándote cosas y ya está. Y con caprichitos, Di no a los caprichitos desde minuto uno, o estarás perdido.  Es como una carrera, se plantea como una carrera en pos de su satisfacción momentánea y cambiante. No, gracias. No tiene nada que ver conmigo. Es cierto. Nada tengo que ver con Hugh. A Liz le hubiera dado una oportunidad, es verdad. Pero no hubiera funcionado. Bueno, a lo que íbamos. Amamos al yo que amaba, seguramente Hugh amaba a su yo que amaba a Liz en los comienzos y cuando satisfacer caprichos no era tedioso, sino todo lo contrario, un gusto y el Hugh que amaba a Liz era lo que le hacía seguir resolviendo listas de la compra con la esperanza de algún día volver a sentir lo mismo.... La esperanza de algún día volver a sentir lo mismo, ¿cuántas vidas no se joden por esa mierda? Es por eso mismo que creo que algunos divorciados se quedan en stand by, vidas rotas, no dejan de amar al yo con el que amaron más que a nadie, a veces siento, sin papel de por medio, que es un poco el punto en el que me he quedado o en el que, momentáneamente, me quedo y uno, como Karina, se ahoga en el axioma de cualquier tiempo pasado fue mejor, que no, que es falso, no y no, que no tiene ni pies ni cabeza, ni el pasado es mejor ni el presente es más vivo que el futuro ni nada que tenga que ver con la magnitud tiempo tiene unas reglas que estén asentadas en nada inamovible, o científico o al menos, que sea mínimamente extrapolable o eso opino yo, que los tiempos de cada uno, más allá de los bíoritmos, están sujetos a contexto, a convenciones sociales, a muchos aspectos que escapan de nuestro control y que, sinceramente, me importan absolutamente nada pero a veces nos miramos en el reflejo de los otros, son el espejo que nos devuelve la imagen de la concepción ajena del tiempo, del otro rítmo, de los dos churumbeles y etc... No lo sé, hasta qué punto es importante o relevante o trascendente todo esto... En mi caso y en el de unos cuantos de colegas, es fundamental llegados a este punto, la magia del momento, de cómo conoces a alguien, de como se desarrolla la primera noche, de cómo se desenvuelve ese yo que ama y al que amamos por encima de todas las cosas, pero como si fuera un espírítu burlón al que se invoca por medio de un vaso manejado por varios dedos, no siempre se manifiesta cuando es requerido y a veces, sin esperarlo, nos pega sustos importantes el yo que ama y se nos aparece, y nos suelta psicofonías, cuando menos lo esperas, cuando conoces a una borracha en el bar y te dice: ¿Dónde vas, gavilán? ¿La has visto bien, la has mirado de cintura para abajo? ¿Le has visto el cuello? ¿Sabes que te va a bajar veinte puntos de tu ránking ATP? Que uno no está ya ni entre los 300 primeros... No tengo ni raqueta, a estas alturas. Y vamos a lo que vamos... O mejor dicho, vamos a dónde yo quería llegar.... El yo que ama.... Ni existe. Ese es el problema... Se ama menos cero a las desconocidas y mira que yo amo hasta sin querer y a quien no toca, pero en esas, cuando estás en esas lides, no hay nada de lo que hablaba al principio de esta entrada, de las dulces suposiciones y felices componendas, no, todo es más directo digamos, todo es para aquí y ahora, para ya de ya y bueno, nada tiene que ver con el amor, ni nada de eso... Puede pasar. Pasa de hecho. A mí, no. Pero tengo amigos y a ellos les pasa, que una chica que conocen una noche traspasa el umbral del aquí te pillo y aquí te mato. A mí me pasó y mira, desde la noche siguiente, sabía que iba a ser una ruina. Lo ha sido. Lo fue. Lo está siendo. Porque en esos entornos... En una discoteca a las siete de la mañana, no hay nada bueno y lo digo con conocimiento de causa porque yo siempre suele aguantar hasta el cierre, y no hay nada que merezca la pena, igual tampoco a las cinco pero vaya, que no. Es de otra forma, alguien que conoce a alguien, alguien que te presenta a alguien... Se va predisponiendo la movida para que encaje de otra forma, de una forma bonita... Yo que sé. No soy Hugh Grant tampoco por mucho que me lo proponga y mira que a Hugh Grant le pillaron con los pantalones bajados con Divine Brown. Quiero decirte. Que menudo ejemplico. En nada me parezco a Hugh Grant... Ni siquiera al yo que ama de Hugh Grant en sus mejores momentos con Liz. Mi yo que ama es ahora como un espíritu burlón, se aparece, le oyes de lejos, son voces pasajeras que te advierten de lo profunda que es la soledad, que conjugan el pasado en pretéritos y condicionales que te llevan a pensar que hiciste mal abandonando a aquella buena chica, simplemente porque querías conocer más chicas, buenas y malas, y regulares... No hace mucho, tres o cuatro semanas, hablando con este amigo con el que tengo una edad pareja, aunque su vida sexual amorosa es mucho más frenética, llegué a una curiosa paradoja, que ya compartí aquí en una entrada anterior: He estado con más mujeres de las que me hubiera gustado.... Y, ¡voy a estar con menos de las que me gustaría! Y, ¿no es una loca paradoja? Una tonta acumulación por un lado y una digna búsqueda del más fácil todavía, al contrario que en el circo, no el más difícil todavía, al revés que los funambulistas o los de los malabares, huyendo de lo complicado, buscando precisamente lo contrario del más difícil todavía, buscando una verdad que funcione, que ande sola, para que la que nos tengas que cambiar, que puedas ser tú mismo y ser el mejor tú mismo que ama, y amar en la mejor de tus versiones... Como si eso fuera posible. El yo que ama más fácil todavía. El yo que ama más de verdad... O un poquito al menos. Cunde la desesperanza en mí, no voy a negarlo, mucha desesperancilla, pero por otro lado no me perjudica especialmente, me sirve, o eso creo o eso quiero creer, que me anestesia un poco, me vale, no sé para qué pero me vale, es como una mini coracilla que a veces, detiene los golpes, y me sirve, otras veces, no, se arruga, como papel de aluminio... No os voy a engañar, es  de hojalata con algunos golpes del destino pero sirve... Sirve un poco, como escribir esto. Que lo mismo me lo ha dictado desde el hombro izquierdo el espiritu burlón del yo que amaba y a través del blog, invoque... Dime tú, invocar desde el blog... Menuda patraña... Momentos pasados de un mejor yo que amó... O vete a saber...
Ya está, lo dejo aquí.
Y otro día seguimos.
Besos de un yo que no ama ni lo necesario.
Pasadlo bien.

jueves, 24 de julio de 2014

Ellismo

Que no haya una ella. Que las ellas no lleguen ni a la segunda ele porque ella era como un eco infinito de la a. Que otra gran ella me lleve de nuevo a un terreno que recordaba con una mezcla de ansiedad y miedo, y que, efectivamente, asusta y perturba. Que la cabeza no deje de relampagear con momentos, lugares, fechas, sensaciones y dudas. Que piense en si piensa en él o si yo soy él como para mí es ella. Que en realidad ni la quiera ni la quise, sino que no puedo dejar de querer al yo que creía creerla. Que nosotros fuéramos solo mucha buena intención y que sea ese punto el que añoremos. Que el mundo está lleno de chavalas impresionantes. Que en los sitios de playa las pijas sean un desfase de piel concupiscente y los modelazos te den la razón para olvidarte por siempre del amor. Que entren en la sala de despiece. Que no nos quieran nunca. Que no nos hagan manzanilla cuando nos despertamos vomitando. Que nos ladre un perro al llegar a casa. Que nos quieran por el plato de comida que ponemos. Que echemos de menos hablar, simplemente para presumir de lo bien que nos va por separado. Que las canciones sean todas para reprocharle lo poco que le gustaban y lo mucho que pueden gustar al resto. Que no haya un él. Que haya un él que es mucho mejor que el yo que creía quererla lo mejor que sabía. Que esos días en los que te sientes abatido, no sueltes la guitarra y no dejes de componer canciones. Que las canciones sirvan para algo. Que sepamos contenernos. Que no seamos siempre nosotros los que toman la iniciativa. Que nos llamen. Que nos vengan a ver. Que venga un número razonable de personas. Que nos entendamos. Que no nos salga muy caro el arreglo. Que los malos momentos duren segundos y los buenos se alarguen horas y horas. Que los problemas no nos amarguen.


El ellismo me tiene consumado.
Disculpas de antemano, angelitos.

Os quiero.

Que no haya una ella, pero que teneros a vosotros, muchos ellos.


Besos

Fase loca de los gatos

Hace poco lo tuve claro, ella era hace un año como la loca de los gatos y empezaba a estar un poco más integrada en su ambiente, en su pueblo, pero poco, sin gana, a la fuerza y aún no, eso seguro, quería conocer gente nueva y volvía y llamaba y me buscaba, pero de ese modo, ajena al mundo exterior, en plan mal, sin esperanza, sin ánimo de reconstrucción y lo pensé, en el coche, en el coche pienso, debería de grabarme unos buenos cedes para el coche y olvidarme de pensar mientras conduzco, pero pienso, suena la radio y pienso, entonces pensé: Estuve contigo en la post ruptura cuando eras como una loca de los gatos. ¿Y? ¿Qué paso después? Pues que se fue y me dejó los gatos sin estar yo loco. ¿Loco? No, aún no. Tuve primero la infraestructura heredada de abandono. ¿Saben? Eso que dicen. ¿Lo de que al final el hábito hace al monje? Pues el abandono pide una tramoya, una puesta en escena y esa era la de ella, lo tenía mucho más claro yo, de eso siempre me he sentido orgulloso, de ser inflexible en determinados límites, traicionas mi lealtad y estás fuera, fuera, sin excepciones, sin componendas, fuera y punto, se acaba rápido, pero con ella fue distinto, supo hacerlo, que fuera necesario yo, mi asistencia por decirlo así, en esa fase oscura, en esa resituación, en el ejemplo que digo al final me comí yo el pastel, rodeado de gatos, de sus gatos, de esa sensación molesta de no pertenencia a lo que nos rodea... Me explico mal. No pertenencia a lo que nos rodea. Ojalá me entendáis. Y mira que digo cosas, eh, que lo intento pero mal. Poco claro. Pero eso. Me tuve que volver loco, rodeado de sus gatos y ella de repente, renacía de lo que me alegro, sinceramente, de verla salir de ese agujero de auto compasión... Pero claro, tampoco veo bien lo de dejarme a mi dentro. A mi costa, no. Eran o éramos casi siempre como dos caras de la misma moneda y siempre fue así mientras estuvimos juntos, que si uno estaba bien, al otro le pasaba algo, parecía necesario, como si tuviéramos que repartirnos la suerte, la escasa o escasísima, un bien muy escaso y muy mal administrado, pero bueno, seguramente, eso no fuera así, ni nada de lo que dijo lo fuera, ni probablemente haya motivo, seguro que no, para escribir esta entrada u otras similares que no me sirven ni a mi ni a vosotros para absolutamente nada, a no ser, claro, que ese comportamiento lo podamos abstraer, no tengo café ni leche, a la hora que es un manchado me vendría de perlas, la ventana está entreabierta, una brisa amable de mañana limpia y a estrenar, me apetece darme de una ducha, y quitarme de encima esta entrada, la fase de negación del mundo o del nuevo mundo post ruptura, esa fase negación que se acompaña de esporádicos encuentros sexuales y puntuales fantasías de reconciliación, vuelta a intentarlo, segunda oportunidad, perdón, nuevo estatus, esporádicos encuentro sexuales, siempre de por medio, es fundamental, necesario, que opere el olor, los viejos hábitos, lo que estimula los sentidos a un nivel que escapa de nuestro alcance, y con eso, esas herramientas, esas mimbres, irle dando de comer a los gatos callejeros, irse pertrechando en un escenario de desvatación, un paisaje senil de abandono o peor, destruido por la ira, por la rabia de haber perdido algo bonito, de haberlo extraviado pero, ojo, siempre en compañía, un dolor a pachas, una melancolía en un solo plato al centro de la mesa, para compartir, una frustación para dos, media ración de recuerdos y otra media de desesperanza, por supuesto manteniendo las visitas, en otro régimen, dos o tres semanas, pero sin fallo, con llamadas, siempre bien escogidas, algo picantes, mensajes claros: quiero follarte o emails que no dicen nada, y quieren decir exactamente eso, por medio de frases sencillas, canciones, escuché esto y me acordé de ti, mira, una oferta de trabajo, unos cursillos, un plan de becas, qué se puede decir si te mandan una oferta de trabajo, pero de ese modo, con sutileza, su especialidad, con esporádico de todo, y ese aliciente del de vez en cuando, sintiendo seguro pero lejano, se mantiene el nervio, o si no el nervio, si la atención, el estar pendiente y además el mundo exterior apesta, y está permitido porque lo está, salir con otros pero no es una opción, no para mí desde luego y para ella tampoco en la fase loca de los gatos porque las cabezas están ocupadas, y el panorama es de refugiado, no idóneo para conocer gente, en plena huida no se forjan amistades mientras corres despavorido de la infelicidad, nuestras cabezas estaban a otras cosas, en sus desordenes, en sus pasiones o en sus patológicas maneras de regirnos, y no creo que a esas alturas no quedase corazón a ninguno de los dos, pero si lo nombramos como espacio representativo o simbólico, pues me vale también, ocupados teníamos los corazones pero sobre todo, como digo, la mente, es difícil conocer gente nueva sin deshacerse de ideas viejas, sin los clichés compartidos de pareja que son una verdadera losa, o eso pienso yo ahora que me veo libre de ellos y me gustaría volver a tenerlos, pero mejores, los clichés o la pareja, una pareja mejor, que es un pensamiento estúpido, en general, creer que esta es la buena, que la que va a llegar va a ser mejor que la que se fue, que nos enfrentaremos mejor a los mismos problemas, como si fueran los mismos, que no vamos a caer en las mismas trampas, como si no cambiasen las trampas, que nos va a salir bien esta vez, que es la definitiva, que esta vez, sí, que es la buena y siempre pensamos así, que esta es la buena, que ya nos toca ser felices, que nos lo debe la vida y todo eso es morralla, pura morralla, porque el amor es como las olas, todas se rompen, todas acaban, y uno aspira a ser marea, una ola infinita, lo más grande posible pero bueno, no es fácil, se hace lo que se puede, lo malo es ser agua estancada, lo malo es no moverse y ese momento particular estar solo, eso es lo que no mola ni un pescao, porque al menos en lo que se hace el embalse y te vas embalsando, si tienes algo de compañía y un poco de sexo esporádico, pues como que no notas que te estás convirtiendo en el hábitat perfecto para miles de mosquitos, y sapos, y no sé qué mas, una charca, ser la charca... Ser charcas no parece una buena idea pero al menos no sé, no estás solo, no pasas la fase locx de los gatxs en soledad, en completo abandono y aún peor, figurándote que la otra parte ha vuelto a encontrar el amor, y es feliz, y se ha mudado, y vive con él, y quizá en un valle, en un pueblecito, o en vete a saber, y lo veo mal que después de tanto tiempo, no contar al menos con la certeza de un cierto tipo de panorama, no hablo de detalle, esta especulación, este texto serían totalmente innecesarios, pero bueno, quizá lo sean en cualquier caso, y me ponga excusas, soy muy de hacerlo en temas de este tipo, de distintas visiones, o cosmogonías sentimentales, está bastante claro que no todos sentimos lo mismo, ni de la misma manera, eso es seguro, al final tampoco creo que sea eso lo que importa, es como una máscara, que no era del todo verdad, que se cambia en función de la persona con la que estás y que, mientras estás, esa persona existe, te sirve, es útil, no puedo quitarme de la cabeza su actitud práctica, incluso en los días de amor más kamikaze, ella era así, lo hacía todo por un motivo, y cuando no había motivo, lo hacía sin saber por qué o sin saber cómo explicarlo, pero no era una persona impulsiva o no en el día a día, querer a la persona equivocada es un drama y querer a una persona egoísta es una carrera hacia ninguna parte, nunca llegarás, nunca la alcanzarás, siempre falta algo, siempre sientes que no lo has conseguido, yo soy exigente y puede que también desagradecido pero tengo una lealtad a prueba de bombas, tampoco me gusta presumir de fidelidad pero la disfruto de verdad cuando el amor es compartido, no hay ínfulas de conquistador, ya no, o no con ella, al menos, con la menos indicada quizá y cada día, en serio, cada día lo pienso: De buena te has librado. Buena, buena. Luego la penilla o lo que quieras, pero la certeza de estar mejor y de haberme quitado un buen peso de encima, es patente como mínimo una vez en cada jornada, hay cien mil recuerdos, debería decir que van en aumento, lo que me sorprende y en cierto modo aterra pero vaya, creo también que he conocido demasiada poca gente en estos meses, que eso es el motivo de todo, que ella no era tan especial, y desde luego que no era diferente a las demás, también pensaba que se me iba a olvidar de una estación a otra y parece que no. Tampoco tengo problema por tener ocupada la memoria pero es evidente que me hace un flaco favor. En su fase loca de gatos, estuve ahí. Me pidió llamarme todos los domingos. Como en la cárcel, tener opción a llamada. Una llamada semanal. La llamada de los domingos de la ex. Ella estaba llí, poniendo platitos de leche a los gatos, en bata... Es un simil emocional. Su auto estima iba en bata. Y yo estaba allí. Un buen día se perdió, me dejó rodeado de bichos maullando y me echo encima la manta con la que ella se refugiaba del mundo. Y ahí estuve, pasando solico, bueno no, con los gatos, con sus gatos, pasando la fiebre, mi convalecencia, mi enfermedad, mi melancolía... Y ya estoy bien.
Ya estoy bien.
En serio.
Bien.
Cualquiera lo diría.
Pero sí.
Ya estoy bien.
Los gatos ya están por ahí.
Vuelven a ser del todo libres.
Los gatos ya están, los suyos, por ahí, buscándose la vida.

domingo, 20 de julio de 2014

Últimos carteles de Enrique Octavo




El verano aburre, asúmelo

Es un verano bonito en cierto modo. Diferente por lo menos. Todos los veranos aburren, eso es algo que hay que asumir pero de un año para otro, el tedio cambia. Es decir, aburrimiento hay pero siempre es diferente. No ha hecho más que empezar o ya quizá empieza a terminarse, no lo tengo muy claro, o se acaba la ilusión esa veraniega en el horizonte, sea como sea, no es momento de hacer ningún tipo de balance porque estamos en plena ebullición. Yo ebullo y mira que mi salón es fresquito. Poco balance es posible. Tampoco es mi intención. Balancear cero. Me pasa últimamente que los planes van saliendo y salen poco. Pero salen. Los planes, por llamarlo de algún modo. No están previstos y son los mejores. Nunca tengo planes para verano y eso me deprime. Me deprime muchísimo y no me gusta hacer planes, lo reconozco pero me gusta menos no tenerlo. Esto es una dicotomía. Este verano no tengo ni idea de lo que haré. Aburrirme a lo loco, toda la pinta. Pero no hay plan, ni ganas de planear, ni chica a la vista, ni nadie con quien quedar... Por no tener, ni tengo una triste entrada para algún festival,como en años anteriores. No estoy con mucha edad de festivales, me va la salud. Dormir se duerme en cualquier sitio o a las malas, no se duerme. Eso es lo de menos. Lo de dormir, pero es un poco todo el ambiente de alrededor. Los jóvenes. Que me cansa. Si no hay otro motivo que la fiesta o la música, los festivales me resultan un poco empinados. Que estoy en forma, eh. Pero que... No sé. A la hora de la verdad, cuando compré la entrada con antelación me apetece nada tener que ir. Es por eso que no compro con antelación. Hasta el último momento me espero y si hay que pagar en taquilla pues es un lujo al fin y al cabo lo de decidir al final y no estar comprometido por el factor precio. Veo la pantalla amarillenta. Me debería dormir un rato. Me cansa dormir mucho en verano. No es el plan macrofestival el que más me apetece este verano. Me quedaré en la ciudad. La ciudad desierto y yo, desierto. Dos desiertos. Ojo, no os creáis las redes sociales. Ponen fotos. Muchas plazas de parking. Poca gente. La ciudad vacía, que acabo de pensar que es una forma de replicar los clichés de los informativos estivales y su cíclica ausencia de material de última hora, pero no. No es cierto. Pasan cosas. Hay gente. Muchos como nosotros. Aburridos en la ciudad porque no pueden irse de vacaciones. Somo legión. Los que no tienen vacaciones. Nos pasan cosas. Pasan cosas en verano, incluso en las ciudades vacías. Me gusta esa promo de la Ser. Que recoge noticias importantes de la historia que ocurrieron en verano. El otro día la escuché.

Voy a hacerme algo de merienda, ahora vuelvo.
Las guerras empiezan en verano. Curioso, ¿no? El frio no es para buscar pelea, sino refugio. En el sol, o con el sol, nos ponemos más bravos. El sudor viene primero y después, la sangre y por último, claro, las lágrimas. Las guerras, en verano. Las guerras, en vano. Los veranos son guerreros. Los veranos son para soldados. Los últimos míos han sido de desertor que huye, que no es más que otra fase de la guerra, eso es así. Ahora parece que he firmado un armisticio conmigo mismo, pero tampoco me fío, hay guerra de guerrillas en mi interior, cédulas dormidas o durmientes o con insomnio, pero cédulas activas al fin y al caso, agentes dobles.... Guerra sucia. Hay un poco de guerra sucia en mi interior y no es que sea bonito pero os lo cuento, vosotros también sabéis que, por norma, exagero, así que tampoco me lo tengáis muy en cuenta, espero.

Y a veces cuando dejas que pasen las cosas, pasan y otras veces, no. Otras, por más que la persigues, por más que lo intentas, pues no. No sale. No funciona. No terminar de ser lo que uno quiere o espera. Las expectativas... Podría escribir varios libros sobre las expectativas... Echo de menos mi guitarra. Hoy me he vuelto a plantear lo del autostop tour. Si supiera a ciencia cierta que iba a traer algo de billete de vuelta, aunque fueran monedas me iría sin pensármelo dos veces. Pero es tan difícil y en acústico es tan desnudo, suena tan poquito, que no convences con el rollo floritura, de modo que es muy complicado que te paguen acorde a lo que pagan a grupos o solistas, en realidad, con poco dinero se puede tirar, siempre opino eso, que con poco se puede... En el fondo, no lo tengo claro. A veces lo poco es solo poco, es siempre poco, es poco a secas... Por otro lado, me seduce lo de pasar fatigas. Ya me vale. Pero es verdad. Vivir sin nada, solo con la guitarra. Y... No sé. Como si fuera un campo de entrenamiento... No dejar de tocarla...Llevarme una serie de versiones, no sé, de los Beatles... Hace poco hice, o me grabé más bien, mi primera versión y me di cuenta de un montón de cosas. Lo primero, solo me mueve el sentimiento. La hice para una chica. Hace falta una chica para hacer versiones, para que la letra tenga sentido...

Solo es amor. Se nota o seré yo especialmente en verano la ausencia. Los veranos tienen eco en el blog. Es siempre una búsqueda. A veces hay amores especiales. Con sal. No es el caso de este año. No parece que vaya a ir demasiado bien. Me lo tomo con calma en cualquier caso. Abierto a cualquier plan. Me gusta así también cuando viajo. Y perderme sin saber dónde aparece al día siguiente, me gusta eso. No definir la ruta, no el sitio. Elegir caminos. Me gustan varias carreteras y vuelvo a ellas. Las de costa y duermo en parkings o en la arena cuando amanece. Me gusta bordear el mar en mi coche desde el atardecer o desdeque amanece con el cielo rojo de fondo. Me gusta conducir mucho, no me cansa. Si tengo demasiado sueño, aparco en el arcen. No suelo tener buena suerte con los coches. Siempre me ocurre algo, no son cosas graves. Es parte del peaje supongo. No queda otro remedio. Es tan difícil conseguir un pequeño hito, una pequeña parte del viaje, del trayecto, tenerla concluida, tachar la casilla y seguir. Es doloroso y terrible por momentos, una enorme satisfacción y orgullo, en otros. No sabes donde va a torcerse. Lo hace emocionante, es cierto pero también cruel. Me enfada la gente que cree saberlo todo. Soy un obseso del control. Me gusta pisar seguro. A veces quiere decir saber que no lo es. Que es barro. Que es agua. Que es un charco. Que es una cáscara de platano. Que es un chiste. Que es lo que no podemos evitar. Que es el turno del otro. Que se nos escapan porque hay mil cosas que se nos escapan y que, al fin y a la postre, solo es amor. Rápido y eterno. Inmortal y caduco. Somático y trasformador. Hace tanto que no siento la sacudida de un amor de verdad sin miedos ni cepos. Un amor de los que te pega un empujón, sin pedir ni esperar, sin horario ni candados, ni idas ni muerte... Un amor que esquiva balas y vuela. Una bonita historia que contará la abuela que antes harás madre y hoy es solo un culo que te enloquece. Solo es un culo loco. Que te vuelve loco. Culo Loco. Sería buen nombre para una banda de rock. Me gustaría tocar con más gente, en más grupos, aprender con otro instrumento.. Quizá teclado, soy torpe de dedos y lento pero diciéndolo aquí, poco avanzo y nada gano. Ensayar. Tocar. Me gustaría mucho saber tocar el piano como lo hacía Harpo Marx. Con las cabriolitas y los trucos con los dedos. Con ese swing de cabaret. No debe ser tan difícil. En verano estaría bien. Piensas eso en invierno. En otoño se te ocurren mil aficiones a las que dedicarte en el tedio del estío pero luego llega agosto y te pilla desnudo frente al televisor viendo reposiciones o encadenando películas antiguas que ya has visto. Nunca se ve dos veces la misma película, es filosófico pero aburre de todos modos. El verano aburre. Es un hecho. No se  ...   Envidio a los que disfrutan a destajo... En la playa. En el chiringuito. En los viajes.... A mí no me pasa. Me canso, me aburro. Me aburre el verano. Y es terrible que pensé. Que con ella los veranos eran igualmente aburridos pero me gustaban más. Quizá solo por el sexo. Con el tiempo veo que era sexo bueno. Puede aburrido... Sexo aburrido es como forma de aburrimiento, la más escogida y sublime y como sexo, pues tampoco es el peor. Y muchas veces fue súper emocionante. Trepidar piel con piel. Eso es lo que tenía como lapa. Es la verdad. A veces es más fácil resumir con lo simple. Culo loco. Loco de su culo. Delicioso. Deliciosa ella entera. La echo de menos como el sabor de la fruta que solo comes en temporada. La echo de menos. Me mordería la lengua mil millones de veces antes de reconocerlo pero la echo de menos y me pasan cosas que son ridículos, pasé por su pueblo, o el pueblo en el que se crió, donde daba clase su padre... Que es de la sierra de Málaga, Teba se llamaba o se llama mejor dicho... Y me dió un bajón terrible. Bajona. Y recaida cuando voy al apartamento donde quedábamos las últimas veces. Los muebles me recuerdan a ella. Como plomo. Qué bobada pero sí. Lo del pueblo me pegó fuerte. Hay una academia en el Zaidín con ese nombre y pasaba por allí y volvía a invadirme una molesta e inoportuna melancolía. NO sé por qué. No era momento de saudade. Pero pasé cerca. Con la furgoneta... Vaya.... Vaya... Y lo pensé. Me sentí alcanzado por ese cartelillo que ponía Teba 5km o 6 o los que pusiera, que no recuerdo. En el desvío o justo al lado había un campo de girasoles, no tuve tiempo de parar. Tiramos por Campillos, error de ruta. Mucho mejor por Los Palacios. Me quedé con las ganas. Una foto con los girasoles, qué original, ¿no?

El verano aburre.
nuestro aburrimiento era mejor
Con eso voy a hacer una canción

miércoles, 16 de julio de 2014

Perros de Paja en la dehesa extremeña

Después de ver el remake de la película de Sam Peckinpah y seguidamente, ver el original, tengo claro que encajaría en el mismo molde de guión en un entorno netamente ibérico, véase en la dehesa extremeña. Habría que cambiar algunos arquetipos: el viejo bebedor que en la revisión de 2009 es el coach, en nuestra recreación sería el mayoral, sin lugar a dudas, mientras que el retrasado mental podría ser un clásico "tontito" español y el alguacil de la historía americana, el mayor inglés pues para nuestra historia, sería un capitán de la Guardia civil.
El reto es no escribir esto con spoilers, o lo que es lo mismo, no arruinarle ninguna de las dos películas, ni la vieja ni la nueva, a los que no las hayan visto que espero que sean pocos. Lo que me llama la atención es la conquista que supondría hacer los remakes en el sentido inverso, de los colonizadores a los colonizados, dándole la vuelta de tuerca precisa y la ambientación local. Los arquetipos se mantienen y los giros de guión propiciados por las emociones de los personajes también. El esqueleto, que en Perros de Paja es el que es, y podría tener una traducción en cualquier sociedad del mundo. Sin entrar en detalles como dije antes, en todas los países y culturas hay dominadores y dominados, débiles y fuertes, pobres y ricos, etc, etc y funcionan las mismas folias y fibias, cariños y repulsiones, instintos e intuiciones, y ya se me va con la rima poética. El caso es que es aluciante hacer la operación y se podrían elegir otros dos títulos cualquiera, buscar en lo clásico, a poder ser, para comprobar que es lo fundamental de un relato. Uno pensaría que simplemente consiste en trasvasar el argumento. Pero no. hay frases, hay miradas, emociones en suma, que se muestran idénticas porque activan un resorte que es ancestral. Es una lección en ese aspecto de que es lo que realmente importa al escribir y que es lo que realmente le ha importado transmitir a dos personas que se han tomado la molestia de contar la misma historia de su particular punto de vista. Claro, a la gente que le interesa el cine, pues le interesa la imagen y demás, el estilo dle director, donde pone la cámara y todo eso y los clicks de la historia, donde el corazón te da un vuelco, ellos andan en el grado de inclinación de la cámara y no en lo que realmente importa. Si una película está escrita de un modo salvaje, será leída/recibida de igual forma, no importan tanto ni las palabras ni las imágenes, con los mecánismos de la propia historia tiene que retorcerse uno por dentro. En lo relativo al remake, suelen ser peores y es inadmisible. Vale que no tienes la originalidad, la frescura y el momento original pero el esqueleto lo mantiene. Pensar en los Frakenteneins orientales o la serie B tipo Paul naschy, tomándola como modelo, de remake a lo tradición cinematográficamente propia del país que toque y es fácil reinventar la historia o interpretar el salvajismo al modo tradicional.
NOTA: No todos los remakes son iguales. En este caso, tenía sentido porque el imaginario de la campiña inglesa y sus rigores rurales, no tienen mucho que ver con el sur profundo de Estados Unidos pero vaya, que zonas rurales, que campiña, que aldeas, que sitios recónditos y hostiles hay en todas las partes del mundo. Si pasa el tiempo suficiente y puede ser un mito recurrente es interesante, actualizar, que es lo que paso en los sesenta y lo que había pasado antes con la Hammer. En caso de remake no tienes solo eso. Hay frases. Que se marcan.Que funcionan, que son necesarias. Imprescindibles. La vigencia del guión. De las frases. De cómo crecen los ambientes. De cómo se necesita, por otro lado. Es increible ver como hay frases de primera, segunda y tercera categoría, o necesidad, y comprobar cómo se mantienen en uno u otro.



lunes, 7 de julio de 2014

El material del que están hechas las pesadillas

A ver, que me hago cargo que os pongo la cabeza como un bombo con mis cuitas sobre la ausencia total de amor, pero es que es lo que me acontece con más fiereza y frecuencia en estos tiempos y no me queda otra- Escribir aquí es cansado. Hoy particularmente es peor la cosa porque tengo una molesta tendinitis en el brazo izquierdo, que hace más tedioso aún lo de teclear, y no sé si lo digo para aliviarme los arreones o para que disculpéis la dispersión en el discurso, marca de la casa por otro lado. Me he hecho fuerte en mi abandono, lo que es malo pero podría cuadrarme en la jugada del futuro. Todo está relacionado con las expectactivas pero no soporto a la gente que dice que hay que ser realista, como si el mundo lo fuera. Pues claro que no, amigos. Incluso el que se pliega a la más estricta rutina, se ve sorprendido por pensamientos o situaciones que le descuadran, que le desbordan, que simplemente no entiende. Tengo esa enfermedad de querer entenderlo todo, lo mismo por eso se me suelta el venate de diario en el blog, porque quiero que todo pase por el tamiz de mi particular comprensión. Lo que no sé, me lo invento. ¡Toma tamiz! Las realidad son tantas como ojos, de hecho la realidad izquierda y derecha ya va a dos en el cerebro. Piensas el mundo pero eso no lo hace tuyo. Uno se lo cocina a su estilo. Lo hacemos a nuestro gusto. Pero el horno es el mundo. No está en nuestra mano. Eso es más o menos lo que quería decir. Al hacer estas composiciones de lugar o de lo que sea, al hacer las composiciones, pues me invento la mitad y es una búsqueda. Nada de lo que digo lo doy por sentado. Lo dejo de pie. Las ideas las dejo de pie. Por probar. Por ver qué pasa. Que se cansen. Que paseen. Últimamente ya digo mi vida es un descampado. Trato de mantener a raya las malas hierbas que le crecen a uno por los adentros y más mal que bien, lo voy consiguiendo. Pero cuesta. Es un descampado feo. Porque los habrá mejores y peores, en este caso, es un descampado que podría ser ni eso. Solo nada. Sin límites. Una nada sín límites.
¿Qué hay peor que un descampado?
Una nada sin límites.
Mi vida es un descampado o ni eso, es cierto, amigos. Los domingos, especialmente. Un descampado en domingo. Pero también los martes, los viernes a veces.... Un viernes feo sí que es como para preocuparse, ¿o no? Cada día es una aventura, como debe ser y casi siempre pierdo. En las aventuras, digo. No son de héroe. Es una épica de la instrascendencia.  Me empiezo a plantear que quizá no soy yo el bueno de la película, siempre lo he pensado, claro. Igual no llego a héroe, pero está claro que mi bando era el bueno y lo mismo, no. Por eso siempre pierdo. Porque soy el malo. Coño, ahora lo entiendo. Que yo era el malo, acabáramos. Papeles cambiados. Referencias mal tomadas, un clásico. Cálculos correctos, mediciones imprecisas, es la historia de mi vida. No me causa mayor problema ser el malo, me sorprende porque siempre me he sentido rebosante de bondad, en exceso, de bueno, tonto incluso... De tan bueno, malo. O tonto a secas, o ambas pero de tan tonto, pues uno se siento bueno y lo mismo no funciona la ecuación en sentido inverso o ni siquiera es una ecuación, vete a saber. Igual ni soy yo. Igual la nada tiene sus límites. Igual los descampados bonitos no existen.

Guardalo para ti. Aquí no es mal sitio. Es una metáfora, claro. Y qué no. Una cajita. Toda la bondad. Toda la maldad. Especialmente la maldad. En cajitas. La maldad en un container de barco. Debajo de la cama, el container. Guardarnos las cosas en cajitas. En cajones. En infiernos. En rimas. En papeles emborronados y en blogs sin corregir. Fuera de nosotros. Somos cajitas con amor guardado. Es una metáfora que uso últimamente y que me parece muy adecuada para manejar los sentimientos. La mudanza perpetua de sentimientos. Los estados de ánimo y sus trasteros. Ordenarlos. Saber qué hacer con ellos. Como darles uso. Como si fueran botones que se descosieron. Y es mejor tenerlos en el mismo punto, agrupados. Cajita de botones para la bondad, maldad, etc... Pero especialmente, ilusión. La cajita de la ilusión tiene que tener un candado especial, o un par de ellos. A buen recaudo, todo pero en la caja de seguridad, lo más importante: la ilusión. No enseñarle a nadie, no hablar de ello. Que no vean la caja. Que nadie lo sepa. Tampoco guardarla tan bien, que el día que quieras encontrarla, no esté. Lo mejor es irle dando salida rápido. Pero bueno... Me estoy yendo del tema.
A lo que íbamos. Ya escribí sobre ello aquí. Lo de guardarlo. Guardarte de ello. Y que no duela. No demasiado. Bueno pues eso... Guardar la ilusión, menospreciar las expectativas. Es lo que importa. No acaba en el aplauso. No termina en el beso de despedida. Sigue en nuestro corazón. Habita en la memoria y debes recordarlo. Ese amor que fue amor. Lo que nos quisimos. Lo que nos querrían. Lo que no nos van a querer. Doler, duele porque siempre duelo como duele un parto o una muerte. No hay forma de esquivar una lluvia de flechas, solo se puede proteger uno de la peor herida. La peor herida así la debería llamar a ella en mis recuerdos. Eso es lo que no pasa. En un grupo de música las emociones corren raudas como en el amor, por otros rieles pero con las misma combustión de locomotora, porque es así como lo manda la química. Y son los mismos trayectos: de fervor, de salto, de globo, de nube, de picado, de suelo... Uno come suelo. Una y otra vez. La lona es un lujo. Su combate tuvo algo más de glamour, le vieron caer. Se agrandó el círculo, se hizo bien. Algo conseguimos. Uno diría que no es cosa que le compete. Que es de otro. Que es de otros. Que es siempre de otros. Y siempre nos toca de refilón. Se nos ama pero se nos quita. Se nos enseña pero no aprehenderlas. Se evaporan. Se pierden. Se olvidan. Uno lucha porque no. Por combatir ese tedio, ese olvido. La noche parecía gloriosa e interminable. Nos drogamos bien y a gusto. Salió el sol y nos denegó la felicidad. La cama no tuvo visitas y no hay cuento. Solo un fuerte dolor de cabeza, ella no quiso. Tampoco lo propusimos. Hoy estarás solo. Un día más. UN día más como siempre. Igual de mal, de triste, de desolado. De cansino. De cansado. De tedioso rimador. De viejo bebedor. De viejo a secas. De horrible. De abandonado. De solitario. De triste, y triste, y triste y otra vez más triste...
Una vida peor que un descampado, ¿qué es?
Una buena historia quizá tejida del material del que están hechas las pesadillas.

La de un lunes por ejemplo como hoy.
La de alguien como nosotros.

jueves, 3 de julio de 2014

Decíamos ayer

¿Es posible que no pase el tiempo? ¿Para determinadas cosas? ¿Con determinadas personas? A mí desde siempre el tiempo me ha acorralado en círculos concéntricos, le pasará a todo el mundo supongo y me ha devuelto mil veces al mismo punto, pensé o pensaba al principio que tenía que ver con no avanzar o avanzar lo mínimo, cambiar de paisaje y poco más, pero cuando se trata de personas, que vuelven o que aparecen en otro contexto, me suele dejar muy sonao el asunto. La verdad, muy sonao.
Tanto, que es difícil o me lo parece, terriblemente difícil, explicarlo aquí. Y cansado.
Pero oye, más cansado será leerlo y... bueno, qué más dá

miércoles, 2 de julio de 2014

Autostop tour

"Vas a pasar muchas fatigas", me decía un amigo.

La idea: el 1 de agosto con un billete de 10 euros, una sudadera, un bañador, crema solar, una muda, unas chanclas, el cargador del móvil, el móvil mismo y la guitarra (prestada) con su funda, ponerme en una gasolina de un polígono industrial de Granada a esperar al primer camión o trailer que me lleve lejos y una vez allí, donde sea, buscar un concierto, repetir la operación a la mañana siguiente y así, sucesivamente, hasta que pase completo el mes de Agosto: El Autostop tour de Enrique Octavo, que es el nombre de mi grupo y mío cuando voy solo sin grupo también.
.

Los complementos: También llevaría folios en blanco y un rotulador para hacer a mano media decena de carteles en cada sitio, quizá también un mini fanzine en el que se vayan contando las cosas que pasen y el wifi que me permitiría subirlo todo a internet, e ir relatando las aventuras que fueran aconteciendo con la batería suficiente en el teléfono como para que mis compañeros de trayecto (los camioneros) me grabasen también vídeos en estaciones de servicio perdidas, para subirlos a Youtube.

Los requisitos: No tener tarjeta de crédito, llevar solo 10 euros para administrarlos durante los primeros días, básicamente en comida, con lo mínimo, claro, no consiste en fundirlos en el primer bar de menú y ya, serían más bien para costear los tres primeros bocadillos de la primera parte de la gira, y no podría llevar comida, ni una botella de agua, la gracia es reutilizar y encontrar alguna vacia, por ejemplo, llenarla en un baño, etc, etc, y es muy importante el agua, pero aún más no tener ninguna fecha hablada, o a medio cerrar, ni ningún punto de la península señalado previamente en la ruta, quiero decir, si he hablado o le he envíado mi material a una sala, pues ya no entra en juego el azar y la providencia, que es para lo que quiero hacer todo esto.

Bueno, esto me lleva a otra pregunta: ¿Por qué quiero hacer REALMENTE todo esto?
Pues no lo sé.
"Vas a pasar muchas fatigas", que me decía mi amigo que sabe mucho de esto de la música.


Autostop tour.
Los conciertos tendrían que ser de un día para otro, para que me diera tiempo a hacer un cartel, a anunciarlo minimamente para la población a la que llegue, preferentemente sitios de costa, o cercanos, o de montaña pero con población flotante, de esa que va a los conciertos entresemana porque salen a diario y no tener nada previsto, ir de punta a punta, hacer trayectos sin una ruta, sin una planificación y bueno, ¿por qué hacerlo? Es una enriqueoctavada porque últimamente el grupo se me va de las manos, estamos grabando y solo son temazos, a toda caña, muy chulos pero no somos eso, no somos ese tipo de grupo, de temazos, de tocar a lo seguro, de ir sin riesgo, sabiendo que no pierdes, no somos de ir a caché o no ir, somos de ir y no volver y el autopstop tour es muy de ir y de vete a saber cómo o cuándo vuelves. Y por eso lo quiero hacer, me asustan varias cosas:

1.- La soledad
2.- Los camioneros gays que se insinúen
3.- El frío
4.- Las tormentas de verano
5.- Las fatigas, en general


Y bueno, pues en esas ando, cavilando.
Si sí o si no...

(Se agradece vuestra opinión en los comentarios)


¡Saludos, amigos lectores!

Qué nos va a pasar - (versión La Buena Vida)